¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónBuenos Aires - - Sábado 28 De Enero
Seguramente habrán visto alguno, en cualquier pared de cualquier ciudad. Fondo blanco, letras negras, y una frase que nos sacude las preocupaciones por un momento. Porque hay algo que todas tienen en común: palabras que inspiran, que refrescan, que nos traen una bocanada de aire entre tanta locura. Luego de leer al pasar algún mural de Acción Poética, de seguro nos vamos con una sonrisa.
La semilla de este movimiento que hoy se expande por toda Latinoamérica fue plantada en Monterrey, México, pero la enredadera que cruza el continente comenzó a crecer desde la provincia más pequeña de la Argentina. Fue un tucumano, Fernando Ríos Kissner, quien hizo suya la causa y, desde el Jardín de la República, inició la ola expansiva que llegaría a cada ciudad y a cada pueblo de nuestra región.
Todo comenzó hace 10 años, cuando Fernando se puso en contacto con el poeta mexicano Armando Alanís Pulido, quien se había planteado como meta “poner la poesía donde merece estar, en la calle”. Con eso en mente, en 1996, había impulsado esta aventura artística con reglas muy claras: letras negras, fondo blanco y nada de política ni de religión.
Fue así como, con esas directrices –y sin haber pintado nunca–, Fernando creó su primer mural en un paredón de su propia casa: “Duermo poco, sueño mucho”, escribió. Luego, comenzó a salir en las madrugadas a pintar paredes anónimas de la capital tucumana. Se le fueron sumando amigos, conocidos y, con el tiempo, extraños que se enteraban del movimiento y querían participar.
Acción Poética comenzó en Tucumán ligada a la contracultura: pintaban de noche, sin pedir autorización a los dueños de las paredes, como si se tratara de un acto vandálico. Cuando, en realidad, no lo era. Fue entonces cuando Fernando sumó algunas reglas propias a las propuestas por Armando en México. A partir de entonces, no se pintarían paredes sin permiso: lo más importante siempre sería el vecino.
De esta manera, el movimiento comenzó a trabajar a plena luz del día y se sumaron otros actores sociales. Abuelos, chicos, mujeres y hombres se animaron a regalarles sus palabras a las paredes tucumanas. Arte hecho por personas que no eran artistas, que les permitió apropiarse del espacio público y resignificarlo.
Las redes sociales jugaron un papel importante para que esta ola artística se extendiera y, así, Fernando se puso al frente del movimiento de Acción Poética en Argentina y en toda Sudamérica.
Si bien Acción Poética nació como un movimiento artístico-literario, con el tiempo –y de forma casi natural–, se convirtió en un proyecto social que ayuda a que las comunidades plasmen sus realidades en el espacio que habitan. La experiencia se ha realizado en cárceles, hospitales y escuelas, entre otros lugares.
En estos casos, el proceso que lleva a pintar el mural es más importante que el mural en sí. Tiene que ver con darles voz a aquellos que no la tienen; con permitirles indagar en sus sentimientos, en sus deseos, en sus anhelos, y sacar algo bello incluso de las circunstancias más difíciles.
En Acción Poética no se pintan graffitis; tampoco murales en el sentido estricto. Es un ejercicio que tiene que ver más con la literatura que con las artes plásticas. El foco está puesto en las palabras, en las frases amables, positivas, esperanzadoras. En “sacar belleza de este caos”, como diría Cerati. Y, también, en llevar el arte a la persona común, para que pase a ser algo que se hace para toda la sociedad, y no solo para los artistas. Que la cultura sea de todos, y para todos.
Una acción que parta de la poesía. Cambiar los barrios a través de las palabras. Que el arte sea de todos y no solo de los artistas. Puede que no sea una gran revolución, pero, si sirve para que alguien se lleve al menos una sonrisa, ya es suficiente.
Fecha de Publicación: 21/04/2021
Te sugerimos continuar leyendo las siguientes notas:
Una artista que embellece su ciudad pintando murales
¿Por qué debés enamorarte de los murales?
Un corto argentino, protagonista del Paris Fashion Week
Titanes en el Ring, el poder de su fuerza sin igual
Miguel Bárzola y Daiana Ocampo, campeones bajo un temporal
Pablo Tosco, ganador del Word Press Photo
Córdoba, la ciudad de los murales
Belem Bilavacqua: arbitrar como mujer
¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónNo hay comentarios
Comentarios
Hace medio siglo la Ciudad Feliz mostraba una singular vida turística, tiempos donde gran parte de l...
El escritor y abogado Francisco Javier de Antueno presentó un extenso trabajo, obra donde figuran la...
A principios de los ‘70s, la “Ciudad Feliz” ofrecía una impactante cartelera de lugares para comer d...
Un artículo sobre la salud mental de quién marcó un antes y después en la pediatría argentina. Fecha...
Suscribite a nuestro newsletter y recibí las últimas novedades