¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónEl primer trabajo de Laura Sanchez en Miami fue doblar remeras en el sótano de una tienda de ropa. Tardó 15 días para conseguir el empleo.
A veces, algunos dicen, despectivamente, "Te vas a afuera a hacer lo que acá no harías". Quizás se deba a que uno acepta las reglas cuando se sabe foráneo, pero cuando está en su casa espera poder elegir. Además, hay una promesa de desarrollo que bien vale la pena el esfuerzo, cosa que no sucede tanto por nuestros pagos. Tal promesa es la que alienta y motiva a despertar cada mañana y recorrer el trayecto a ese trabajo “que acá no haríamos”. Y, sí. Emigrar es todo un sacrificio. Pero es una relación de costo beneficio. Y nadie se levanta, arma las valijas de un día para otro sin antes sopesar y ver cómo inclina la balanza. Uno debe saber de antemano, antes de irse, cuál es el costo que está dispuesto a pagar por el beneficio que busca. Es cierto que no siempre se tiene el tiempo de reflexión que requiere emigrar. A veces la situación del país te expulsa y no queda otra que dejarse llevar por el impulso.
Pero Laura lo tenía claro: haría mucho sacrificio para no repetir la historia de padres y abuelos y por criar a sus 3 hijitos lejos del caos y la inseguridad que reinaba en Argentina en el famoso 2001. Es muy común tomar decisiones más por no replicar las desventuras de la familia que por los deseos propios. A veces vale meditar sobre lo que no queremos, eso innegociable. En caso de Laura seguramente la calidad de vida que pretendía para sus hijos era de esas cuestiones: no se negocia. También tenía claro que si se esforzaba mucho, lo iba a lograr. Que allá, las posibilidades de progreso son infinitas y que solo dependen de qué tanto uno lo quiera empujar. ¡Increíble! ¿no? Que los logros sean proporcionales al esfuerzo. Algo que parece tan lógico y natural resulta lejano en nuestra querida Argentina.
USA te potencia o te traga... Y Laura estaba decidida a que no la tragara, ella iba a quedar en el primer grupo, de eso no tenía dudas. Al año de haber llegado, ya administraba un supermercado importante en Miami. Años después, lo piensa y se siente poderosa, indestructible. Esa emoción del que conquista territorio, del que triunfa lejos de su tierra. El camino del héroe de las épicas narrativas…parece sobredimencionado, pero así se siente. Ni hablemos de sumar el factor de que Laura es mujer. Si ya la cosa se vuelve difícil y despareja en nuestro país, no olvidemos que a nivel global las estadísticas siguen marcando la desventaja salarial y de oportunidades para las mujeres.
Hoy Miami es su lugar en el mundo. Se ha vuelto una ciudad cosmopolita. El arte creció a pasos agigantados, con muchísimas y buenísimas ofertas. Están la vida nocturna y la diversión puesta por los latinos y los negros. La seguridad económica y jurídica y el progreso tan buscados. Y claro, el sol, el calor, la playa y el mar. El combo cierra por todos lados. Obvio que no todas son rosas. Los amigos son pocos y en su mayoría argentinos, porque nuestro adorable sarcasmo no se encuentra fácil en otras personas. Y porque nuestro espíritu melancólico tanguero nos termina reuniendo siempre, donde sea. A algunos valores de la sociedad hay que pelearlos para criar a los chicos... a la argentina. Hay que comer a las 6 de la tarde y, encima, las milanesas no son como las de mamá. Pero Laura sabía muy bien que "París bien vale una misa".
Fecha de Publicación: 18/05/2018
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Ir a la secciónNo es tan así, no me conforman solo las milanesas, es el fútbol del domingo, las pastas de mamá, los café con los muchachos, los amigos de la infancia, el piropo a las chicas, el olor a tango de mi rioba, las costumbres del cordobés, del mendocino o el tucumano, los cañoncitos con dulce de leche de la panadería a la vuelta de casa. Se muy bien que tenemos mucho que mejorar, no desprecio las ciudades del exterior que también tienen sus problemas, de hecho me encanta viajar y conocer, pero para vivir... déjenme con la humedad de Buenos Aires. Carlos de Colegiales
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