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Cantar ópera por el mundo

Elías Ongay es misionero y cantante lírico. Hace más de un año vive en Barcelona y canta ópera en los escenarios más importantes del mundo.

Cuando pensamos en la ópera, imaginariamente nos trasladamos lejos en el tiempo y en el espacio. Una de las primeras imágenes que vienen a la mente es un pomposo escenario teatral en alguna lejana ciudad italiana. ¿Quién no vio o escuchó, aunque sea de oídas, La Traviata o Rigoletto de Giusseppe Verdi? ¿Y Las Bodas de Fígaro?

El gusto por la ópera ha llegado a todos los rincones del mundo. Naturalmente, también a la tierra colorada, específicamente a oídos de Elías Ongay, un misionero y cantante lírico. La historia de Elías y la ópera comienza en Misiones y hoy continúa por los centros de música lírica más importantes del mundo. Asentado hace apenas un año y medio en Barcelona, Ongay participa en obras y elencos de prestigio mundial. Estuvo en óperas como Cosí fan Tutte, Las Bodas de Fígaro, La Finta Giardiniera, La Canterina, Die Fledermaus, entre otras.

Primeros pasos

Elías nació en Posadas. A los 3 años se asentó con su familia en El Soberbio y allí vivió toda su infancia y adolescencia. “Descubrí que mi futuro era cantar música lírica a partir de que, en casa, siempre se escuchó mucha ópera. Mi padre tocaba el piano, como amateur, y mi tía era cantante también. Eso me hizo sentir que la música siempre venía a mí por varios caminos”, expresó el tenor misionero.

“Empecé en la música estudiando piano, a los 12 años. Y al poco tiempo me di cuenta de que el canto era lo que más me apasionaba”, recordó Ongay. Sus estudios secundarios, en un colegio alemán, le ayudaron a descubrir su fascinación por las obras líricas en alemán. Un idioma en el que actualmente continúa destacándose, además del italiano y el francés.

Mucho más que talento

Elías deja en claro que no llegó al lugar en el que está solo debido a su talento. “Es dedicación, trabajo arduo y constancia”, confesó el artista. “A veces, cuando te escuchan cantar dicen: ‘Ay, qué voz, qué talento’. Pero, en realidad, ese talento no se desarrolla sin formación y trabajo. No es algo que se compra o algo con lo que se nace. Sino que tiene que ver, además, con mucho trabajo, dedicación y cuidado”, explicó Ongay. “Es una disciplina. Porque hay que tener cuidado con la comida, la bebida, el estudio, el descanso. Son muchos factores los que intervienen”, concluyó.

El misionero reside en Barcelona, donde trabaja y sigue tomando clases con especialistas líricos. Reconoce que todavía no domina el idioma catalán, pero que está aprendiendo. En la actualidad, se encuentra estudiando para el rol de evangelista en La pasión según San Mateo. Además, prepara para este 2020 varias piezas musicales. Le Cantatrici Villane de Fioravanti, L’occasione fa il ladro, y La Scala di Seta de G. Rossini, entre otras.


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