Por trabajo o por turismo, son muchos los argentinos varados en el exterior. Allí en donde la soledad de la cuarentena y la lejanía de familia o amigos se hacen sentir, muchos grupos se arman para luchar y volver a su Argentina natal.
Se calcula que, cuando el gobierno nacional decretó el aislamiento social obligatorio y el cierre de fronteras –lo que llevó a la cancelación de muchos vuelos–, había alrededor de 30.000 argentinos en diferentes países del mundo. Si bien al comienzo Aerolíneas Argentinas se encargó de repatriar a algunos, muchos otros no pudieron volver. A partir de allí se inició un proceso de mucha angustia para gran parte de ellos que no tenían, y siguen sin tener, certeza de cuándo podrán retornar a su país.
Grupos solidarios
El dinero se termina, el alojamiento también, pero la solidaridad que nos caracteriza no. Es por eso que se crearon cientos de grupos en distintas redes sociales en donde se ofrecía desde alojamiento y comida hasta dinero y productos necesarios. Los que lo ofrecían también eran argentinos, pero que viven en distintas partes del mundo y no tuvieron problema en abrir sus casas para alojar a un compatriota.
Otros tantos se hicieron compañía entre ellos, en aeropuertos, hostels y departamentos. Por ejemplo, Santiago Sequeira, un tucumano que se fue a trabajar a Miami: “Se creó un grupo de Instagram y WhatsApp que se llama ‘Argentinos varados en Miami’, donde se pone toda la información. Además, por la cuarentena cerraron la mayoría de comercios y casi todos estamos sin trabajo, el grupo sirve también para darnos una mano”, comentó.
Federico Demelchiorre es otro argentino que se encontraba varado en Cusco. El viaje soñado de su luna de miel cambió rotundamente por la pandemia y se quedó sin poder volver a su casa. “En Cusco había muchos argentinos y nos dimos una gran ayuda, desde comprar comida para algunos hasta poner dinero para pagar gastos que surgían. A muchos se les acabó el dinero, no es una situación fácil y estar lejos pesa”, aseguró en dialogo con Ser Argentino.
El mundo llegó a él en un invierno tucumano de 1998, cree que por eso es su estación favorita. Tiene una máxima: toda historia se basa en hecho reales. Supo que quería ser periodista después de escuchar una entrevista a Pepe Mujica y lo reafirmó cuando leyó una crónica de Martín Caparrós. En 2016 empezó a estudiar Comunicación Social y en 2019 se diplomó en Fotografía Documental. Si le preguntan si el periodismo es el mejor oficio de todos, prefiere dudar. Aunque de lo que no duda es de que la fotografía y las letras son una de las opciones más lindas para conocer y entender el mundo. Amante de la naturaleza y de los paisajes que el norte argentino regala, es hincha de San Martín de Tucumán y le gusta ver documentales. Pocos lo conocen como Leopoldo, quienes son cercanos a él suelen decirle “Pety” o “Sope”, apodos en referencia a su baja estatura. Tiene una cuenta en Instagram donde publica sus fotos, y anhela que algún día se hagan libro; mientras tanto, y sobre todo, sueña.