Ahora más que nunca aprendimos que la felicidad está en las pequeñas cosas. En los actos cotidianos que nos llenan de amor, ya sea que vengan de otra persona o de nosotros mismos. Una de las grandes fuentes de felicidad es, sin dudas, la comida. Hablo en este caso de la comida real, que nos nutre el cuerpo y el alma, y nos reconforta. Un pequeño ritual en la cocina nos puede cambiar el día. Eso es real. Un ejemplo de esto son los pancakes, un plato que solemos dejar para situaciones especiales, pero que bien puede convertirse en nuestro desayuno o merienda de todos los días.
Bueno, pancake no es más que la traducción de “panqueque” en inglés. Es cierto. Pero es una buena forma de diferenciarlos de los panqueques tradicionales, que son más grandes y finitos. E igual de increíbles. A diferencia de estos, los pancakes son más pequeños y esponjosos. Pueden variar tanto sus ingredientes como los toppings (es decir, lo que le ponemos por encima), lo que nos permite ir incorporando distintos nutrientes y distintos sabores. ¿Querés algunas ideas? ¡Vamos!
Ingredientes (para una porción)
- 1 huevo o 1 huevo + 1 clara
- 2 cucharadas generosas de harina. Acá podés explorar distintas opciones: harina de garbanzos, harina integral, avena, salvado de avena, harina de algarroba, ¡o la combinación de varias!
- Para endulzar: un pedacito de banana madura, una cucharadita de coco rallado, calabaza, pera… ¡Animate a innovar!
- Otros: cacao amargo, semillas de chía, esencia de vainilla
- Toque mágico: una pizca de polvo para hornear o bicarbonato (quedan superesponjosos)
- Toppings: crema de maní, miel, yogur natural, pera, banana, naranja, kiwi, frutos rojos, frutos secos, coco rallado, obvio dulce de leche ¡o lo que quieras!
Preparación
- Licuá o procesá toooodos los ingredientes que hayas elegido, menos los toppings. Tiene que quedar una masa bastante líquida.
- Calentá una sartén chiquita pintada apenas con aceite.
- Cuando esté caliente, volcá un poco de la mezcla (salen unos tres pancakes pequeños).
- Cuando haga burbujitas, dalo vuelta y dejá que se dore del otro lado.
- Repetí el procedimiento hasta quedarte sin masa.
Ahora llega lo mejor: el emplatado. Aunque sea un día cualquiera, aunque estés solo o sola, aunque no haya pasado nada especial, dedicá unos minutos a armar un plato digno de una foto de Instagram. Arma una torre con los pancakes. En cada capa, poné fruta, crema de maní, o lo que prefieras, y dejá el resto de los toppings para última capa. Ponele amor, dedicación y mucho sabor. ¡Vos te lo merecés!
Hacete un café, un mate, un té, y sentate tranquilo a disfrutar de tus pancakes con una linda musiquita de fondo.
Si eso no es felicidad, yo ya no sé.
Licenciada en Comunicación Social y correctora. Nacida y criada en el oeste del conurbano bonaerense. Sagitariana, vegetariana, crossfitera y viajera. Estoy convencida de que, con las palabras, podemos hacer magia. Pasen y lean.