La sopa paraguaya no es realmente una sopa, es una especie de bizcochuelo salado hecho con harina de maíz. Su origen se remonta a la influencia de los jesuitas en la comida del pueblo guaraní. Por eso, es un plato tradicional que trasciende fronteras y pertenece tanto a la gastronomía paraguaya como a la misionera.
Los guaraníes acostumbraban a consumir comidas pastosas elaboradas con harina de maíz o mandioca. Las envolvían en hojas de güembé o banana y las cocinaban entre ceniza caliente. Con el tiempo se introdujo el queso, los huevos y la leche, dentro de la receta original.
La sopa paraguaya se come de varias formas: caliente, como almuerzo o guarnición. También, es muy rica fría. Es ideal para cortar en cuadraditos pequeños y servir como picada cuando el hambre ataca.
Ingredientes (para una fuente grande)
- 300 g de harina de maíz (la amarilla fina, no polenta)
- 1/2 l de leche
- 3 cebollas grandes
- 4 huevos
- 400 g de queso que se derrita (cremoso, mozzarella, etc.)
- 1 cdita. de orégano
- Sal, pimienta, aceite
Preparación
- Cortar las cebollas en tiras finas y rehogarlas en un poco de aceite. Que no lleguen a ponerse transparentes del todo, sino desaparecerán dentro de la sopa.
- Batir en un bol los huevos. Una vez que estén unidos, agregar la leche. Seguir batiendo.
- Incorporar la harina de maíz, unir con batidor hasta que esté completamente integrada. Es fácil y no quedarán grumos.
- Incorporar las cebollas rehogadas y salpimentar.
- Agregar el queso, cortado en cubitos, y unir bien sin que se rompa (quizás es mejor hacerla con cuchara en esta parte).
- Colocar la preparación en una fuente apta para horno apenas untada con aceite.
- Llevar a horno moderado unos 30 minutos o hasta que veas la sopa paraguaya dorada por arriba.
- Dejar entibiar y cortar en cuadrados.
Misionero y argentino por elección. Profesor de Historia (UBA), aficionado a la astronomía y a la ciencia ficción. Soy docente en el nivel medio y superior, pero antes fui maestro heladero, librero, administrativo, encuestador, mozo y hasta repartidor de películas de VHS. Mi pasión es escribir. Tengo unos cuantos cuentos y unas cuantas historias para contar. Como dicen por mi zona, solo “entre, pase y pregunte”.