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Ir a la secciónBuenos Aires - - Lunes 23 De Mayo
En Argentina no renegamos de nuestras raíces tanas, mucho menos cuando se trata de gastronomía. Y el tiramisú es un manjar aclamado cuya fama se volvió internacional. Vainillas, crema, cacao, chocolate y capas, muchas capas. Sus antecedentes son tan antiguos que ya es imposible dilucidar la receta original. De hecho, el plato se bancó atravesar cientos de generaciones y costumbres familiares, con diversas variaciones en sus ingredientes y elaboración. Aunque no sabemos exactamente dónde y cuándo se creó, tenemos tres relatos para contarte que lo explican. ¿Andiamo?
Durante el siglo XVII, el Gran Duque de Toscana, Cosimo III de Medici, visitó la ciudad de Siena, Italia. Como se sabía de antemano de sus gustos golosos, decidieron preparar un postre en su honor. A este lo denominaron “Zuppa inglese”, “Zuppa del duca” o “Sopa del Duque”. La cuestión fue que lo enloqueció tanto que se llevó la receta en su regreso a la corte de Florencia, donde la popularizó. Asimismo, el dulce llegó a otras ciudades italianas como Treviso y Venecia, para transformarse en el preferido por los cortesanos. Los cuales le atribuyeron propiedades afrodisíacas y solían comerlo antes de un encuentro amoroso.
La segunda versión sobre los inicios del tiramisú se sitúa en los burdeles de la región italiana de Véneto. Allí, el postre se les servía a los clientes después de sus sesiones. Mientras el objetivo era que recuperaran sus fuerzas y gastaran más dinero. Se dice que al principio estaba hecho exclusivamente con yemas de huevo revueltas y azúcar. La mezcla se servía en tazas de vidrio con una cuchara, asemejándose a una natilla. Luego, se agregaron las galletitas, el mascarpone y el café. Sin embargo, todo llegó a su fin cuando en 1958 el gobierno italiano clausuró dichos espacios.
El tercer relato acerca del tiramisú está protagonizado por un pastelero llamado Roberto Linguanotto y es el que más adhesiones tiene. El hombre trabajaba en el restaurante “Alle Beccherie”, cuya propiedad pertenecía a una mujer de nombre Ada Campeol. Ella fue la que le pidió que elaborara un nuevo dulce basado en una preparación familiar. En este sentido, Ada estaba en el período de lactancia de su hijo y su suegra solía darle café, huevos y bizcochos para reponer energía. Con esos tres ingredientes se le ocurrió crear el postre y le solicitó ayuda al trabajador que aportó los detalles restantes.
Fecha de Publicación: 29/06/2021
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