¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónTe contamos cómo se trabaja y cuál es la realidad de las pequeñas bodegas familiares en Mendoza. La particular historia detrás de “Que sea sangre”.
A poco más de 60 kilómetros hacia el este de la Ciudad de Mendoza, se encuentra del departamento de Junín. Hasta allí viajamos para conocer la intimidad de una bodega boutique. Su dueño, Horacio Graffigna, nos abrió gentilmente sus puertas para adentrarnos en el quincho con pileta de su casa. Sí, nada de tanques enormes en serie, cavas ni camiones. Una bodega boutique es eso, algo familiar y que se hace en el seno del hogar. La historia detrás del vino “Que sea sangre”.
Llegamos al quincho “El sueño” que, además de ser la sede de todos los asados con amigos y familiares, también es una bodega artesanal. “Hacemos malbec, bonarda, cabernet franc y malbec reserva con las uvas de la finca que tenemos en Chapanay”, comenta Horacio, quien, previamente, nos hizo una recorrida por sus poco más de 10 hectáreas de viñedos en la localidad de Chapanay, a 10 kilómetros de Junín.
Con unas botellas de “Que sea sangre” de fondo, prosigue: “Lo hago todo solo, aunque a veces ayuda algún hermano, amigo o mi viejo”, confiesa el enólogo, quien luego detalla todo el proceso: “Se muele la uva. Luego se pone a fermentar en tanques y después de 10 o 12 días, ya está hecho el vino. Luego de esa fermentación, lo pasamos a barricas, donde está un año. Posteriormente, lo pasamos a botellas y comenzamos la venta”.
“La historia es graciosa. Los dos primeros años en que yo hice vino, vendí todo sin etiqueta, porque tenía que registrar una marca, diseñar la etiqueta y eso me demandaba tiempo y dinero. Además, uno nunca sabe qué nombre ponerle”. Y la respuesta, finalmente, estaba en el lugar menos pensado: en un asado con amigos.
Es que, una noche, un comensal contó un típico chiste de la zona: “Va un borracho cruzando la calle con una botella de vino debajo del brazo. Pasa uno auto y lo atropella y, al caerse y despertarse del golpe, ve un charco rojo y, esperando que no sea la botella que se ha roto, exclama: ‘¡Que sea sangre!’”. Tras contarnos nuevamente el chiste a nosotros, entre risas, Horacio completó que luego “lo registré y quedó como nuestra marca”.
Aprovechando su condición de enólogo y productor, le consultamos a Graffigna sobre qué opina acerca de las nuevas formas de consumo de vino como la lata o el bag in box.
“Me parecen muy buenas. Si una persona quiere tomar solo una lata de vino, ya no tiene que abrirse una botella de la cual, tal vez, iba a consumir solamente la mitad. O, por ejemplo, en un asado o donde va mucha gente, en lugar de comprar 4 o 5 botellas de vino, se compra un bag in box al mismo precio y de la misma calidad de vino. Con eso pueden tomar 8 o 10 personas. Además, este sistema permite guardar el vino durante mucho tiempo porque es una bolsa que está llena de vino y, a medida que se va consumiendo, la bolsa se va desinflando, en vacío, impidiendo que lo que queda adentro entre en contacto con el oxígeno”.
Te sugerimos continuar leyendo las siguientes notas:
¡Tomate un vino y olvidate!
“Venimos a ver cuál es el mejor vino”
Fecha de Publicación: 22/06/2020
Budín de banana con un toque argentino
Tomaticán: el plato insignia de San Juan
Todo lo que necesitás hoy es un bizcochuelo
¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónNo hay comentarios
Comentarios
Queremos premiar a los lectores que nos transformaron en el sitio de intereses y entretenimiento de...
Uno de los artistas pioneros argentinos, urbanista e arquitecto, Pueyrredón pinta una época de cambi...
Ángel Martín Portillo nació en la provincia de Corrientes y tuvo la oportunidad de mostrar su talent...
La Asociación para la Promoción de la Cultura y el Desarrollo (APCD) realizó un estudio donde detall...
Suscribite a nuestro newsletter y recibí las últimas novedades