En tiempos en los que parece que ya nada es como era, existen ciertas tradiciones que nos dejan en claro que algunas cosas nunca cambian. Por ejemplo, la hermosa costumbre de compartir en familia, sentarnos alrededor de una mesa grande –o no tan grande– y disfrutar de una comida rica. La comida, por su parte, también está llena de sentido. Raramente un plato es solo una mezcla de ingredientes dispuestos de determinada forma. Cada comida trae consigo una historia, un bagaje, un camino que la trajo hasta nuestra mesa. Hoy vamos a hablar de los ñoquis, legado de nuestra inmigración italiana, que tienen reservado un día especial en el calendario en el que nos reunimos a comerlos.
Los ñoquis –o gnocchis, en italiano– son una de las pastas preferidas de los argentinos. Si bien tienen muchas variantes, la receta de ñoquis de papa es la más tradicional de todas. Con pocos ingredientes, se puede preparar un plato delicioso, llenador y que nos trae recuerdos de infancia y de pan mojado en el tuco.
En todas las casas argentinas, hay una fecha marcada en el calendario del mes para disfrutar esta delicia: el día 29. Además, existe otra parte que completa el rito: se dice que colocar dinero debajo del plato trae buenos augurios. Entonces, por las dudas, todos lo hacemos. Pero ¿de dónde viene esta costumbre?
Dos teorías
La costumbre llegó hasta la Argentina –por supuesto– de la mano de la inmigración italiana. Pero existen dos teorías que explican el comienzo de esa tradición. La primera data del siglo VIII y tiene origen en la región de Veneto, en el noreste de Italia. Según cuentan, San Pantaleón era un joven médico que, luego de convertirse al cristianismo, comenzó a peregrinar y curar enfermos en esa zona. Allí practicó milagrosas curaciones por las que fue posteriormente canonizado.
Una noche, se acercó a una familia de campesinos y les pidió un poco de pan. Ellos lo invitaron a comer y le sirvieron ñoquis, a pesar de que no contaban con muchos recursos. Agradecido por la noble acción, San Pantaleón predijo un año de pesca y cosechas excelentes. Ese episodio ocurrió un día 29. Y el augurio se cumplió. Por lo tanto, a partir de entonces, se conmemora en esa fecha la visita de San Pantaleón, para asegurarse que los buenos augurios continúen.
La segunda teoría sobre el motivo por el cual el 29 es el día de los ñoquis es mucho más terrenal. Cerca de fin de mes, las personas de pocos recursos llegan con el dinero justo. Por eso, eligen platos que puedan preparar con las materias primas más baratas, como la papa y la harina. Como costumbre, se coloca algún billete o moneda debajo del plato como símbolo de buenos deseos, para atraer suerte y prosperidad para el comensal.
Receta de ñoquis de papa
Si te dio hambre con estas historias, pasamos a dejar la receta de ñoquis de papa para que este 29 no te agarre desprevenido.
Ingredientes
- 1 kg de papa
- 300 g de harina 0000
- 1 huevo
- Sal y pimienta
Preparación
- Lavamos bien las papas y las ponemos a hervir con cáscara. La idea es que absorban la menor cantidad de agua posible. Una vez que estén blandas, las retiramos y les sacamos la cáscara.
- Hacemos un puré con las papas, y le agregamos sal y pimienta. Al puré, le sumamos el huevo y la harina, pero no toda junta. La idea es ir agregándola de a poco, para no pasarnos en cantidad y que nos queden hechos una piedra.
- Unimos con las manos y luego pasamos a la mesada, donde la amasamos un poco hasta lograr una masa unida y uniforme.
- Ahora viene la parte más divertida. Cortamos la masa en tiras y hacemos cilindros. Los cortamos en trozos de 2 o 3 cm. Luego, les damos forma con un tenedor (si es que no tenés el utensilio creado específicamente para este fin). O los dejamos así como vienen, que van a estar igual de ricos.
- Finalmente, en una olla con agua hirviendo y sal, los vamos llevando de a tandas para cocinarlos. Cuando suben a la superficie, en un minutito ya están listos.
Agregales tu salsa preferida y no te olvides del billetito debajo del plato. ¡Feliz día de los ñoquis para todos!
Licenciada en Comunicación Social y correctora. Nacida y criada en el oeste del conurbano bonaerense. Sagitariana, vegetariana, crossfitera y viajera. Estoy convencida de que, con las palabras, podemos hacer magia. Pasen y lean.