"El vino es la bebida más noble que hay, invita al encuentro, a la charla, a tener una larga sobremesa tomando tranquilo con amigos, viendo como baja el sol, contando lindas historias, compartiendo la música, la poesía…es un poco poesía líquida” (Pedro Aznar)
Hace unos años, Pedro Aznar, tuvo un encuentro cuasi fortuito con Marcelo Pelleriti y un camino de aventura, amistad y placer llamado Abremundos se abrió para ellos.
Es a partir de 2012 que dan forma al diseño de la bodega en el Valle de Uco, en Mendoza, en el que Pedro no es un invitado al banquete. Cursó la carrera de Sommelier y participa activamente en todos los procesos.
En Abremundos la música está muy presente y el fiel reflejo de esto son las octavas presentes en sus botellas. Octava Bassa es representada como “8vb” y sirve en el pentagrama, para decirle a un músico que interprete un pasaje una octava más baja.
Octava Bassa, también, es el comienzo de las líneas de la Bodega y es un 100% Malbec de viñedos del Valle de Uco. Se elabora con un sistema de microvinificación en barricas roble francés de 225 lts puestas de manera vertical y quitando alguna de las tapas. Esto sirve, entre otras cosas, para tener bajo control todas las variables que inciden en la fermentación en un volumen manejable y lograr un ensamble único con la madera.
El proceso de crianza se realiza durante 16 meses en barricas, también del mismo tipo de roble y luego pasa por un merecido reposo en botellas durante 6 meses más.
Esta melodía en el proceso permite que podamos beber un vino muy armonioso y robusto, con fruta madura bien marcada y presente. Sin aristas que desafinen su composición es dueño de un color púrpura con ribetes claros. Paladar de taninos leves, acidez homogénea, algo goloso y un largo final concluyen la sinfonía de sabores y aromas.
“El pilar de cualquier arte es la poesía. Creo que hay una mirada poética que la aplicás a cualquier disciplina artística a la cual te dediques. Hacer vino es un arte…además de una ciencia” dice Pedro y continúa “…entonces se aplica lo mismo para el vino, tenés que tener una mirada poética y el hecho de que Marcelo sea músico por supuesto que le aporta, porque la música también tiene algo de arquitectura, de proporciones. El vino también tiene mucho de arquitectura, de proporciones, de contrapuntos, de notas, de sonoridades, de texturas, de detalle…y el hecho de que los dos seamos músicos y amantes del vino por supuesto nos une”.
Y quizás es por ello que vino y música vayan de la mano.