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¿Kibebe o Quebebe? ¡En la panza es todo igual de exquisito!

Los platos también se disputan y hoy te traemos uno que se divide entre Misiones y Corrientes. Y ni nos hagan arrancar por su nombre.

Kivevé, Kebebe, Quebebe. Si lo tomamos a modo de trabalenguas, podemos ganarle la apuesta a cualquier amigo. De todas formas, estamos hablando de comida, y una muy típica, por cierto. Se trata de una propuesta gastronómica que, como muchas otras, es motivo de controversia. Hay quienes sostienen que es de origen árabe, mientras que otros dicen que es portugués.

Por supuesto, los argentinos nunca queremos quedarnos afuera de nada y nos metemos en la pelea. Entonces, en la zona del noreste le ponen la firma a la receta a raíz de algunos históricos textos que le adjudican su autoría. Más que nada a la región que abarca a las provincias de Misiones y Corrientes, por su cercanía con Paraguay. Es que tendría un legado guaraní que luego fue incorporado por los españoles y los criollos durante el colonialismo. Dicho contexto hizo que se difundiera a lo largo de todo el virreinato del Río de la Plata en el S. XIX.

Una textura súper cremosa. Ni sopa ni puré. Ni de acá ni de allá. Puede ser utilizado para servirse solo o en acompañamiento a otro plato. Cuanto relativismo culinario, ¿no? Mejor dejemos de marearnos. Su sabor es semi-dulce y está hecho a base de un tipo de calabaza o zapallo tradicional. Inclusive, el secreto para lograr el punto justo está en conseguir uno pulposo y del color más anaranjado que se pueda. Cabe destacar que, por la naturaleza de sus componentes, el plato posee un altísimo valor calórico y proteico.

Ingredientes

Preparación

  1. Pelar la calabaza y cortarla en dados pequeños, para luego dejarla en un bol y reservar.Aparte, en una cacerola poner el caldo de verduras que deberá estar caliente. Preferentemente que esté recién preparado. También se reserva.
  2. Picar las cebollas en cubos y dorarlas con unas cinco cucharadas de aceite de girasol en una olla. Cuando esté bien cocinada agregar la calabaza y dejar que se cocine con el fuego bajo. Posteriormente, agregar de a poco el caldo caliente.
  3. Luego, agregar de a un cucharón por vez hasta que se termine el caldo. Observaremos que la calabaza empezará a ponerse cada vez más tierna y se deshaceserá
  4. No dejar de revolver hasta que la preparación empiece a quedar lo más homogénea que se pueda.
  5. Si quedan grumos se puede usar un pisapapas. Y, si se quiere obtener una preparación con más textura, solo será necesario no pisar tanto los trozos y dejarlos más enteros.
  6. Una vez que se logra la forma deseada hay que agregar harina de maíz fresca y revolver constantemente. En caso de no conseguir se puede reemplazar por polenta. Asimismo, la cantidad dependerá de la consistencia que se busque.
  7. Para terminar, se corta el queso cremoso en cubos y se lo incorpora a la preparación revolviendo un poco más. Si se quiere, agregar antes del queso una cucharada de manteca. Ahora sí, a comer.
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