¿Cómo podríamos definir a Buenos Aires si no es como una ciudad de inmigrantes? Casi todos los que hemos nacido aquí venimos de los barcos. Somos una mezcla de países, costumbres y tradiciones de distintos lugares, que confluyeron en esta hermosa urbe y la convirtieron en lo que es. De ese concepto tan nuestro, tan arraigado en nuestro ser, nació el bar Florería Atlántico. Tal vez por eso se mantiene vigente desde hace años. Tal vez por eso hoy es el tercer mejor bar del mundo.
La idea es disruptiva: instalar un bar en el subsuelo de una florería. Sí, la florería no solo forma parte del nombre, es una tienda real en la que se venden flores de estación y vinos, además de libros y productos seleccionados de gastronomía. Para algún transeúnte desatento que camine por la calle Arroyo, quizás sea solo eso: una florería coqueta. Pero quien tiene el dato (que ya no es secreto) seguramente se animará a tocar timbre en el número 872 y descubrirá el verdadero tesoro de esa dirección. Por una puerta de metal, se accede a una escalera que lleva al bar.
En 2013, cuando Tato Giovannoni tuvo la maravillosa idea de abrir un bar donde durante años funcionó la emblemática discoteca Mau Mau, no eran tan comunes los speakeasy en Buenos Aires, esos bares ocultos que recuerdan los tiempos de la Ley Seca en Estados Unidos. Pero una gran idea, sumada al talento y a los productos de calidad, solo puede tener un resultado: el éxito rotundo. En su barra de 18 metros y en las mesas que la enfrentan, reciben cada noche entre 200 y 400 personas, más de la mitad de las cuales son extranjeras.
El tercer mejor bar del mundo
En el mundo hay muchísimos bares: haber sido seleccionado en el podio es toda una proeza. En 2019, Florería Atlántico quedó en el puesto número 3 del World's 50 Best Bars, el ranking más importante del rubro, elaborado por William Reed Business Media. El bar había ingresado en el ranking en 2016, en el puesto 49; subió al 23 en 2017; y llegó al 14 en 2018. El año pasado, además, fue reconocido como el mejor de Sudamérica.
El concepto de Florería Atlántico es claro y todo en el bar se mantiene fiel a esa perspectiva: Buenos Aires, ciudad de inmigrantes que forjaron su identidad cultural entre los siglos XIX y XX. Tanto la carta de tragos como la de platos y vinos refleja esas influencias. Por ejemplo, la propuesta de cocktails se divide en regiones: Italia, España, Inglaterra y Polonia, con un apartado especial para los criollos. La cocina ofrece desde tapas para acompañar los tragos hasta menús completos para pedir en la barra o en las mesas.
Así define Martín Auzmendi esa esencia desde la propia web del bar:
Desde el ecuador del siglo XIX hasta la segunda década del XX desembarcaron más de cuatro millones de personas de Italia, España, Francia, Rusia, Alemania, Inglaterra, Portugal o Suiza. Llegaron de países que nunca más serían como eran en esos años, de un mundo en el que existía el tiempo en las distancias. Buenos Aires los encontró, los cruzó, los vio irse y volver, perderse y buscarse.
Ellos pasaron a ser Buenos Aires y Buenos Aires nunca más dejó de ser parte de ellos. En esa ciudad frágil y voluptuosa los bares fueron puertos en el puerto, muelles donde saciar la sed, noches donde ponerle palabras a la historia, vasos donde mezclar las bebidas que cruzaban el Atlántico.
Desde las fondas reas de vuelta de Rocha hasta las barrancas de Recoleta pasando por los antros marineros del centro los bares fogonearon la vida nocturna de la ciudad. Llegaron bartenders norteamericanos y cantineros españoles, el gin amado por los ingleses y la ginebra holandesa, los amargos italianos y el Jerez andaluz, el ron de Cuba navegando por el Atlántico y el pisco peruano desde el Pacífico, los maestros cerveceros alemanes y el anís de los turcos, el hada verde y el champagne de los franceses y el vino generoso de los portugueses.
Llegó otra sed, otras historias, otros pasados, otro futuro.
Dónde: Arroyo 872, Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Licenciada en Comunicación Social y correctora. Nacida y criada en el oeste del conurbano bonaerense. Sagitariana, vegetariana, crossfitera y viajera. Estoy convencida de que, con las palabras, podemos hacer magia. Pasen y lean.