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El aguaribay: médico natural cordobés

Te contamos todo sobre esta especie del monte nativo cordobés que cuenta con propiedades sorprendentes y únicas.

El llamado aguaribay en el centro de la Argentina (Schinus areira) es un árbol del género conocido como molles. Es nativo de América del Sur, donde crece de forma silvestre en el centro y norte de la República Argentina, desde la provincia de Córdoba hasta Jujuy. Por su valor como ornamental se ha introducido en zonas templadas y cálidas de todo el mundo. En Perú era árbol sagrado para los incas, oriundo de los valles interandinos del centro del Perú, especialmente de las regiones áridas y semiáridas de la serranía esteparia y el bosque montano bajo. 

Para conocerlo mejor

Otros nombres comunes que recibe son molle (Chile), molle del Perú (Catamarca), molle de Bolivia (Jujuy), molle de Castilla (Jujuy y Bolivia), gualeguay, pimiento, pimentero, árbol de la pimienta, terebinto, pimiento del diablo, bálsamo, curanguay y mulli. Tantos nombres como propiedades medicinales… Es un árbol de porte mediano, aunque puede alcanzar los 20 metros. El tronco llega hasta un metro de diámetro o 1,50 m, con corteza áspera y rojiza. El follaje es persistente. Es una especie dioica, es decir, que los géneros masculino y femenino están en ejemplares separados, sus frutos y semillas casi esféricas, rojas al madurar, son muy decorativas y muy buscadas por los pájaros.

La copa del árbol es amplia y densa, con ramas jóvenes colgantes, hojas de hasta 20 centímetros de largo compuestas por numerosas pares de folíolos agudos, color verde brillante que emiten un olor fuertemente aromático, lo que revela su condición de planta medicinal.

Historia del aguaribay

En la plaza del pueblo turístico de Capilla del Monte vemos plantados varios ejemplares de aguaribáis que datan de la época de la urbanización del pueblo. Este ejemplar nace en lugares que le son favorables de forma espontánea. 

En la época de los Incas se plantaron alrededor de todo el Cusco. La resina que se obtenía de su tronco era utilizada para embalsamar cadáveres, para curar heridas, y tratar afecciones de los pulmones disolviendo en agua hirviente. Actualmente se estudian las propiedades antimicrobianas del aceite. En algunas poblaciones norteñas aconsejan para ahuyentar las malas ondas quemando azúcar sobre una lata con brasas y tirando sobre ellas un puñado de hojas verdes de este árbol especial. También fue usado por el ejército inca para combatir a sus enemigos hacían grandes fogatas y tiraban hojas verdes al fuego produciendo humo con efectos similares al gas pimienta.

Beneficios y modos de consumir aguaribay

Se suele usar su fruto como un sucedáneo de la pimienta, en embutidos y empanadas, por ser levemente picante. Las hojas frescas se emplean para ciáticas y dolores reumáticos. Con hojas frescas hervidas se alivian las  inflamaciones de los miembros inferiores. Las cenizas se utilizan como ingrediente en la preparación de jabones y como cicatrizante. La infusión de sus hojas sirve para combatir el resfriado. Al cocer las hojas y la corteza de este árbol se obtiene un líquido de color amarillo intenso, que es utilizado como insumo para teñir diversos tejidos. Y la infusión de la corteza sola alivia los dolores menstruales, ya que posee principios que licúan la sangre. Las ramas y frutos del aguaribay, al ser mezclados en agua, junto con las semillas de maíz, permiten la obtención de un abono.

También con los frutos se prepara una bebida similar a la chicha de maíz. Se estrujan con las manos en agua caliente los frutos maduros, luego se filtra el líquido que se deja fermentar durante 3 o 4 días. Las virtudes medicinales usadas por los incas detallan el uso en infusiones para males de los riñones y vejiga. La resina fragante era empleada para cicatrizar heridas y úlceras, además servía para obturar muelas. Las hojas tiernas aliviaban afecciones hepáticas y cólicos estomacales. Los andinos mezclaban el zumo de las hojas con leche y lo aplicaban como colirio en las conjuntivitis. Los frutos cocidos servían como diuréticos.

¡A comer aguaribay!

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