Las mollejas son unas de las achuras favoritas a la hora de iniciar un asado como Dios manda. Ahora bien, no todo el mundo se les anima a asarlas.
Primero, hay que elegir entre mollejas de cuello o del corazón de la vaca. Las segundas son más ricas, pero no despreciemos a las primeras para nada.
Ya en casa, hay que desgrasarlas bien.
Y acá, algo fundamental; el secreto: hay que reahogarlas no menos de dos horas. Algunos lo hacen en agua; otros en leche. La cosa es que así salen más crocantes.
Finalmente, no hay mucho truco. A las brasas, media hora de cada lado, aproximadamente. Et voilá.
Un entusiasta del arte culinario. Creador de sus propios platos, desde hace más de 10 años. Maestro del disco de arado. “El asado, se hace con leña.”