¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónLa frescura en su máximo esplendor y el sabor del verano en nuestras bocas. El clericó es un trago solicitado para festejar la navidad o el año nuevo en Argentina. Es imposible dar una receta exacta de su composición porque el secreto está en las preferencias personales de cada uno. Sin embargo, hay tres ingredientes básicos que no pueden faltar: frutas cortadas en cubos, azúcar y alcohol. A partir de ahí, el abanico de opciones se vuelve infinito y eso lo hace más divertido. Podemos usar vino blanco rosado, sidra, champagne, frutillas, cerezas, arándanos, manzana y todo lo que se nos ocurra para hacerlo más rico. Luego, activamos la jarra y compartimos con nuestros seres queridos.
El origen del Clericot se remonta a la época en la que el Imperio Romano se apoderó de Francia y Gran Bretaña. Allí, dominaban los celtas, quienes cada 31 de octubre festejaban a Samhain, el caballero de la muerte. ¿Y cómo lo honraban?, disfrutando de un tradicional vino tinto con frutas remojadas. Paralelamente, en ese mismo tiempo los romanos celebraban a la diosa de los frutos y los árboles con una receta similar. Más tarde, estas creencias y culturas se fusionaron y, gracias a ello, nació este brebaje tipo cóctel. Inclusive, se creía que quien bebía de él sería poseído por algún tipo de espíritu. Pero en realidad era que embriagaba a la gente y, por consiguiente, modificaba su conducta.
Después, avanzamos en la historia y llegamos a la instancia donde el vino era uno de los productos más consumidos. Sin importar la sociedad o el estrato al cual se perteneciera. Entonces, la reinvención del trago se dio de la mano de los expatriados británicos que vivían en la región de Punjab en la India. Sucede que al no estar acostumbrados a las altas temperaturas, buscaron una manera de refrescarse y el clericó surgió para salvarlos. De esta forma, la exquisita combinación de frutas y alcohol dio lugar a la creación de la copa clarete. La cual conservaba el frío, brindaba mayor sabor a la mezcla y evitaba que el líquido se volcara.
Del término clarete se arribó al nombre clericot, más que nada cuando los británicos llegaron a América, principalmente a regiones de Argentina y Uruguay. Es que comenzó a generarse un juego de palabras donde los hispanohablantes cambiaron de la primera denominación a la segunda. No obstante, en nuestro país y otros lugares sudamericanos lo personalizamos aún más y lo re-bautizamos como clericó.
Lavar bien las frutillas y cortarlas en dos. Pelar el resto de las frutas y cortarlas en cubos. Colocar toda la fruta dentro de una jarra o bol, y añadir el azúcar, el vino y el ron. Mezclar bien y llevar a la heladera hasta el momento de servir.
Pelar y cortar la fruta en cubos del mismo tamaño y colocarlas dentro de una jarra. Colocar el espumante o champagne, el almíbar y el azúcar, y mezclar. Llevar a la heladera y servir bien frío.
Fecha de Publicación: 09/01/2021
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