Este trago lo dediqué a mi abuelo Enrique Balestrini. Si bien mi legado gastronómico viene de los Giovannoni, fue “Lelo”, como yo lo llamé desde niño, quien me hizo probar mi primer trago. Quise hacerle un pequeño homenaje a una persona que me mostró el camino del trabajo y de la persecución de los sueños.
- Método: ahumado, refrescado
- Hielo: no
- Vaso: botellita pequeña o vaso old fashioned
- Decoración: rama de eucaliptos y piñones
Ingredientes
- 30 ml de gin Príncipe de los Apóstoles
- 25 ml de Campari
- 20 ml de amaro Averna
- 100 ml y un golpe de agua del océano Atlántico
- 2 ramitas de eucalipto
Preparación
- En un recipiente metálico colocar el gin, el Campari y el Averna, junto con el golpe de agua de mar. Y, en otro de metal, también poner 100 ml de agua de mar, 300 ml de agua común y dos ramas de eucalipto.
- En una parrilla con tapa hacer fuego. Tirar unas ramas de eucalipto y poner el recipiente metálico con el agua y el eucalipto sobre la parrilla, cerca del fuego (pero no sobre él). Colocar el Negroni, cerrar la parrilla y dejar ahumar por quince minutos. Retirarlo, agregar hielo y revolver para aguar el líquido.
- Dentro de una botella pequeña, preferentemente de 100 ml, colocar una ramita de eucalipto junto con cinco piñones, llenar con el Negroni, tapar y dejar en heladera hasta que esté bien frío.
- Disfrutar escuchando a Fausto Papetti.
Sobre el autor
Me crié en Pinamar, en la costa de Buenos Aires, frente al Mar Argentino, acunado por las mareas, ese movimiento de ascenso y descenso de las aguas causado por el Sol y la Luna. El océano Atlántico y su horizonte me recordaban el lugar desde el que llegaron mis abuelos. El mar es una metáfora de mi vida. Soy Renato Giovannoni, fui mozo, jardinero y albañil. Estudié cine en Los Ángeles, también me gusta dibujar y me recibí de director de arte publicitario. Pero elegí ser bartender, y todo lo que aprendí de los lugares y de la gente que conocí lo aplico en mis tragos. Vivir es también navegar, y hay una bebida para acompañar cada momento. Me conocen como Tato. Bienvenidos a mi mar.
Me crié en Pinamar, en la costa de Buenos Aires, frente al Mar Argentino, acunado por las mareas, ese movimiento de ascenso y descenso de las aguas causado por el Sol y la Luna. El océano Atlántico y su horizonte me recordaban el lugar desde el que llegaron mis abuelos. El mar es una metáfora de mi vida. Soy Renato Giovannoni, fui mozo, jardinero y albañil. Estudié cine en Los Ángeles, también me gusta dibujar y me recibí de director de arte publicitario. Pero elegí ser bartender, y todo lo que aprendí de los lugares y de la gente que conocí lo aplico en mis tragos, que comparto en este sitio. Vivir es también navegar, y hay una bebida para acompañar cada momento. Me conocen como Tato.
Bienvenidos a mi mar.