¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónPodés ser creyente, ateo, agnóstico o lo que se te ocurra, pero todos en algún punto sentimos curiosidad por el enigmático San La Muerte. ¿Es bueno? ¿Es malo? ¿Hay que rezarle? ¿Dónde lo puedo encontrar? Las incógnitas son muchas, mezcla de desconocimiento y, seamos sinceros, un poco de temor.
Bueno, empecemos por aclarar algo. La mejor manera de conocer a San La Muerte es cara a cara. Para eso no es necesario viajar a México o salir del país. Subite al auto o comprate un boleto directo a Corrientes.
La tierra del taragui es un lugar especial con toques de payé y esoterismo. En la provincia hay lugar para todos los santos, los canonizados y los populares. San La Muerte no solo no podía faltar, sino que ha encontrado entre muchos de los correntinos sus más fieles devotos.
Dentro del ranking correntino de santos paganos, hay quienes aseguran que San La Muerte es el más poderoso de todos. Más de diez mil seguidores lo visitan todos los 20 de agosto para rendirle culto, en el santuario ubicado a la vera de la ruta 12. En cercanías de la localidad correntina de Empedrado.
En un templo improvisado bajo un tinglado, los peregrinos se acercan a rezarle a San La Muerte. A entregarle ofrendas de whisky y cadenas de oro, y también a pedirle salud, trabajo y protección. No solo son correntinos, sino que vienen de todos lados. Argentinos, peruanos, mexicanos y hasta norteamericanos.
Comencemos por separar los tantos. Generalmente se identifican dos seres sobrenaturales con la misma entidad. Por un lado, está el Señor de la Muerte, cuyo día de culto es el 15 de agosto, y, por otro, San La Muerte, rememorado del 20 al 23 del mismo mes.
“Son diferentes iconografías, el esqueleto parado, con la guadaña, es el Señor de La Muerte, es para el maleficio. Y el que está sentado es Jesucristo, el Señor de la Buena Muerte o San La Muerte”, explicó Humberto Miceli. Él es licenciado en Antropología y titular del Gabinete de Investigaciones Antropológicas (GIA) de la provincia de Corrientes. Miceli, además, explicó que, en el primer caso, se le prenden velas negras y rojas. Mientras que, en el segundo, velas blancas y rojas.
Lo que ha sucedido es que, con el tiempo, esa diferenciación de entidades ha desaparecido y se ha mezclado en una sola. Por lo menos, en el ideario de la “gente corriente”, que sigue viendo al Señor de la guadaña como un santo justiciero.
Fecha de Publicación: 20/08/2020
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