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Los juegos de la Santa Fe colonial

Desde tiempos remotos, las actividades lúdicas están presentes en la historia humana. Los juegos fueron una actividad compleja y creativa en la Colonia.

En Santa Fe, durante la época colonial, se practicaron diversos juegos que eran muy ampulosos y lujosos en España y Perú, y que se democratizaron y aplebeyaron en el Río de la Plata. Como el juego de cañas, la corrida de sortijas, las riñas de gallos, la taba, las corridas de toros, bochas y palo enjabonado, entre otros.

Algunos de estos juegos, resultaban muy peligrosos, como el de cañas, que estuvo prohibido entre 1698 hasta 1708; o las corridas de toros, que en Santa Fe se realizaban a campo abierto para celebrar el día de San Jerónimo, patrono de la ciudad.

Otros, como las riñas de gallos, creaban un ambiente donde se mezclaban los funcionarios del gobierno con comerciantes, pulperos, frailes y criollos que hacían sus apuestas mientras los gallos se desangraban a golpes de espuelas y picotazos.

Juego de trucos

El juego de trucos fue una especie de billar que se jugaba en mesas de paño con tacos y bolas. Por extensión se llamó casas de trucos a los lugares donde se hacían juegos de salón como el ajedrez, damas y chaquete. El chaquete fue un juego de la colonia que tuvo suerte variada en cuanto a su tolerancia. Es un juego muy antiguo, parecido a las tablas reales con dos o tres dados, fichas y un tablero de dos campos, dividido cada uno en dos secciones con seis casas. No fue de difusión popular por el costo de los materiales y su difícil adquisición.

La taba

Fuera de la casa de truco, en la huerta o algún terreno baldío se jugaba a la taba. Los naipes utilizados eran los españoles y los franceses que tienen cuatro palos o colores que representaban los cuatro estados o clases sociales de la época: los eclesiásticos, simbolizados por las copas o cálices y en los franceses por corazones; la nobleza por las espadas, o lanzas o picas en los franceses; los comerciantes o burgueses, por los oros y sus equivalentes franceses los diamantes; y los cazadores y labradores por los bastos y en Francia con la hoja de trébol.

Fuente: El Litoral

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