Una tierra cultural con tanto para ofrecer. Música, danza, gastronomía y un sinfín de espacios de encuentros e identificación. Rara vez los entrerrianos no nos sentimos cercanos con al menos una de las tantas tradiciones que nuestro territorio esconde. De hecho, la gran mayoría compartimos muchas a la vez. Ir a la costanera los domingos, pasear por los artesanos, buscar pescado en Puerto Sánchez o comer asados al mediodía. Sí, es verdad que a un par de ellas las podemos encontrar en otros lugares. Aunque es la insignia que cada uno le aporta y la transmisión a generaciones las que hacen la diferencia. Por lo que hoy quiero hablar de dos escenarios particularmente especiales que nos unen.
No me toques la siesta
En Argentina hay ciudades que viven durante todo el día de corrido y otras que tienen más actividad por las noches. Cuando hablamos del pueFblo entrerriano, el horario de la siesta es considerado como crucial para sobrevivir durante la jornada. No tenemos el aguante de las grandes metrópolis y eso parece molestarles solo a unos pocos lugareños. Es que no se puede entender hasta que se lo vive de cerca: llega ese momento del día y la vida se frena. Las calles se vuelven desiertas, el clima se torna silencioso y el flujo de personas desciende notablemente. Forma parte de la lista de tradiciones que la gente del interior sabemos hablar a la perfección y con mucha honra.
Nunca faltan los porteños que se rían de nosotros, o bien, que nos tilden de aburridos. Pero aquello no nos frena, esos minutos posteriores al almuerzo dan lugar a un ritual noble de descanso. Inclusive, tenemos una antigua leyenda llamada La Solapa, que se le suele contar a los niños. Esta se utiliza para que obedezcan a sus padres y no se escapen de los hogares en ese breve rato de paz. El relato cuenta que una vieja fea, mala, alta y con un vestido color blanco aparece sorpresivamente para raptarlos si se portan mal. El mito proviene de las zonas rurales y les permite a los trabajadores del campo reponer energías.
Vengan esos verdes
Tiene una fiesta propia, un museo donde abundan ejemplares, tragos en su honor y hasta los fieles reciben la denominación “panza verde”. Obvio que no nos puede faltar el mate en este repaso. Perdón por sonar reiterativa con el tema, pero hay que dimensionar el grado de importancia que tiene para nosotros. Es el rey de las tradiciones y el resto directamente tienen que inclinarse hacia él. Su origen se remonta a la cultura gauchesca y está fusionado a la esencia litoraleña. Incluso, hay ciudadanos que te miran mal si alguien llegase a decir que no consume la infusión del bien.
Como acostumbro a hacer y para tornarlo más participativo, me dediqué a indagar entre nativos específicamente de Entre Ríos. Así, recopilé los testimonios más llamativos sobre sus sensaciones acerca del mate. Me hablaron de ritual, de una soledad hermosa, de compañía y de un instante característico de la mañana. También, se refirieron a su existencia como una ceremonia, el compartir, vida, energía, cotidianeidad y el que todo lo embellece. ¿Vieron?, los comentarios no mienten. Cualquier duda, hay que llamar al teléfono entrerriano y van a estar todas las respuestas.
Por las que vendrán
En el camino nos vamos a encontrar con tradiciones milenarias, otras centenarias y algunas más actuales. Lo importante es que sigan llegando y enriqueciendo a nuestras costumbres. Siempre como una constante construcción en movimiento que incluya a la mayor cantidad de personas posibles. Además, con la conciencia de que ninguna práctica desplaza, ni es más importante que el resto. Como dije al principio, Entre Ríos es una tierra exquisita que esconde historias en los elementos, palabras y aspectos más insólitos. Aún nos quedan muchos legados por mostrarles a los que vengan y en esa tarea estamos.
Argentina, más específicamente de tierras litoraleñas. Nací en Entre Ríos y soy Comunicadora Social. Me especializo en la redacción en todas sus formas e intento crear imágenes mentales a través de las palabras. Melómana y apasionada de la semiótica por las miradas que nos aportan del mundo. La curiosidad siempre me mantiene en movimiento.