Quizás, el denominador común que encontremos entre una foto de los habitantes de nuestra tierra del siglo XVIII, y otra del siglo XXI son los materiales de las vestimentas. En ambos casos habrá lana y cuero, algo que el argentino nunca dejó, ni dejará de usar. Es por eso que estas prendas se han transformado en las más demandadas por locales y turistas, en el Mercado Artesanal Mendocino.
A pocos metros del kilómetro cero de Mendoza, ofrece lana de oveja pura, proveniente del Valle de Uco, hilada en Lavalle. Los motociclistas buscan pellones de ovejas y alforjas mientras que los jinetes consiguen elementos para armar sillas de montar y otros elementos de calidad para sus caballos. Las piezas con más demanda son las de lana para decorar, como peleros (una especie de alfombra), pie de cama y caminos de mesa
Más precisamente en el subsuelo del patrimonial edificio de San Martín 1143, el Mercado Artesanal Mendocino convoca. El motivo: es posible encontrar piezas únicas producidas por artesanos que residen en el campo o en el secano de Mendoza. Además, es un paseo muy atractivo, que hoy los mendocinos pueden disfrutar en estos tiempos de “vacaciones en casa”. Por eso, a este espacio único y con una riqueza infinita en cuanto a nuestra tradición e identidad cultural, llegan entre 20 y 30 personas por día.
Las tejedoras también van seguido. Allí encuentran lana de pura oveja, que fue esquilada en San Carlos e hilada en Lavalle. El Mercado está abierto de lunes a viernes, 8.30 a 13. En el salón de exposición y ventas de artesanías confluyen las tres expresiones folclóricas: tejido en telar, curo crudo y cestería en junquillo. Además, está disponible el pago electrónico.
El espacio combina rasgos de museo y de negocio, porque sus piezas tienen valor patrimonial y hasta certificado de autor. Todas fueron elaboradas con técnicas ancestrales y materiales de nuestra tierra, para resultar en expresiones genuinas en cuero crudo, cestería en junquillo y lana tejida en telar.
Museo
Permite “recorrer” la historia de los pueblos originarios de Mendoza a través de sus creaciones. Desde la perspectiva del consumo, la ventaja es adquirir una pieza original, con un certificado de autenticidad que lleva el nombre de la persona que la produjo y su lugar de origen. Y esta acción en contexto es casi una rareza en una era global y de producción masiva.
De los 900 artesanos folclóricos que existen en la provincia, el Mercado llega a 120 y necesita multiplicar esa cifra para ayudarlos. Además, tiene una modalidad presupuestaria sustentable. Con lo recaudado de las ventas en el centro, el personal del Gobierno llega a comprar a los artesanos hasta cada rincón de la provincia, desde Lavalle hasta Malargüe.
Pagando a precios justos, trasladan sus creaciones hasta el centro de Mendoza, para ofrecerlas al público a valores accesibles. Todas las ganancias se reinvierten en nuevas compras.
Más rasgos de Identidad
El espacio es un atractivo turístico con base cultural y antropológica. Como se trata de un mercado-museo, es un lugar para visitar y descubrir las raíces locales. Alberga unas 2.000 piezas y, al comprarlas, fomentamos el arraigo y las tradiciones. Son producidas con materias primas locales (lana, cuero y junquillo), que tienen, además, costos accesibles. Se destaca la cestería huarpe de Lagunas de Guanacache, el tejido al telar y el trenzado en cuero crudo, de Lavalle. Las técnicas utilizadas han sido transmitidas de generación en generación, manteniendo el estilo típico y los rasgos materiales y espirituales que les otorgan identidad.
El MAM depende de la Dirección de Economía Social del Ministerio de Desarrollo Social y Deportes y su local está ubicado en el edificio del Ministerio de Cultura y Turismo. El desafío es transformar la actividad artesanal folclórica en una fuente de trabajo retributiva y estable, que impulse el desarrollo humano del sector. El Mercado Artesanal Mendocino es la herramienta de que dispone el programa para la comercialización.
Argentino, mendocino. Licenciado en Comunicación Social y Locutor. Emisor de mensajes, en cualquiera de sus formas. Poseedor de uno de los grandes privilegios de la vida: trabajar de lo que me apasiona. Lo que me gusta del mensaje escrito es el arte de la imaginación que genera en el lector. Te invito a mis aventuras.