Es una ocasión especial, en la que todo el mundo se junta a disfrutar, bailar y cantar, gira en torno a un plato especial: el cabrito de Quilino. Este plato es una bendición de la región, a la que le hacen el honor por llenar las panzas y alegrar el corazón.
La localidad de Quilino está ubicada al noroeste de la Provincia de Córdoba. Pertenece al departamento Ischilín y cuenta con varios atractivos cerca. Su clima es espectacular, el ideal para celebrar. Los días de verano en Quilino son calurosos y secos, por eso aquí “no mata la humedad”. El sol es el protagonista de estas tierras nordestinas, desde las seis de la mañana alumbra cada rinconcito. Y va despertando a una población que activa temprano con sus actividades. Los abundantes y frondosos árboles nativos se conservan de forma especial, y son clave para la vida en este lugar ya que dejan pasar la cálida luz solar, pero también nos regalan un poco de su sombra para descansar. Sin ellos, sería difícil aguantar la temperatura.
Fiesta al cuadrado
La actividad principal de esta zona es la cría de ganado caprino de alta calidad. Pero también el cultivo de frutas cítricas, vid y olivares. Por eso, también se festeja el Festival Provincial de la Mandarina. Sin embargo, el histórico apogeo de la producción de cabritos coloca a la ciudad en el ranking de las más famosas. Esta ciudad celebra en el mes de enero, todos los años la Fiesta Provincial del Cabrito y la Artesanía. Una combinación explosiva que nos alegra de solo imaginarla.
Un poco de historia
Hace ya casi 50 años que se celebra este evento, y siempre sucede con la misma pasión. Toda la comunidad de Quilino se mueve para la ocasión y se prepara para una pequeña revolución. Los lugareños ofrecen sus espacios, sus productos y su carisma. Mientras que los viajeros y turistas disfrutan de la oferta gastronómica y artística. Es la fecha especial para que Quilino despliegue toda su belleza natural y la hospitalidad de su gente. Y lo logra: los bailes y festejos terminan uniendo a locales y extranjeros. Por eso, es más que un Festival. En general, la fiesta dura 4 o 5 días, eso va variando según la edición. Lo que nunca cambia es la felicidad que despierta esta celebración.
Las opciones de hospedaje son variadas: hoteles, hosterías, residenciales, departamentos y casas de alquiler. La mayoría de ellos disponen de los servicios indispensables y hacen que cada viajero se sienta lo más cómodo posible. Sin embargo, a pesar de la amplia oferta, la demanda es muchísima. Por eso, conviene reservar con un tiempito de anticipación si lo que querés es disfrutar a pleno de tu estadía durante el Festival.
A pasear se ha dicho
Lo maravilloso de este evento es que se celebra en un punto estratégico para el turismo. Ya que las localidades aledañas tienen sus secretos y maravillas naturales para visitar. En la zona de Quilino, se pueden realizar cabalgatas, caminatas por las lomas circundantes o visitar la Gruta de la Laguna. El atractivo estrella es el “desierto blanco” de las Salinas Grandes. Se trata de uno de los lugares menos explotados y más singulares de los paisajes argentinos. Es la estrella no solo de Quilino, sino de todo el norte cordobés. Otros parajes cercanos son San Francisco del Chañar, en el borde de las Salinas de Ambargasta y Sumampa, al límite con la provincia de Santiago del Estero. Las bellezas limítrofes de la provincia que nos regalan una experiencia extraordinaria.
Eso sí: para probar el cabrito, la única especializada es Quilino. Y te conviene hacerlo durante el Festival, ya que es donde se despliega la más amplia oferta y variedad. Acompañadas de los espectáculos más maravillosos de destacados músicos provinciales y nacionales. Una vez que tengas la panza llena, centenares de puestos de artesanías te esperan para que te deleites con un paseo especial.
Venite a Quilino, venite a disfrutar.
Argentina, nacida en Córdoba. Investigadora en el área de lingüística. En formación constante sobre las Letras y sobre la vida, gracias a la Universidad Nacional de Córdoba. Mis experiencias en viajes me llevaron a aprender cada vez más idiomas y querer conocer diversas culturas desde adentro. Pienso en la escritura como una herramienta para transformar el mundo y volverlo un espacio justo y equilibrado.