La comida es una parte importante de nuestras tradiciones. Por suerte. Las mejores cosas pasan alrededor de la mesa y, siempre que hay juntada, hay comida. Entre todo eso, los postres son nuestra perdición. Y tenemos la fortuna de contar con un gran aliado: el dulce de leche, que se cuela en casi todas nuestras recetas.
Para los golosos, acá van 5 postres argentinos que todos deberían probar al menos una vez en la vida.
1. Alfajores
En primer lugar, la golosina más consumida por los argentinos. Los alfajores son parte de nuestro día a día. No solo funcionan como postre: también pueden ser una merienda (no muy saludable, pero merienda al fin). Los hay de distintos tipos, tamaños y formas. Cada provincia tiene los propios. Pueden estar rellenos de dulce de leche, pero también de mermelada o mousse de chocolate. Pueden estar bañados de chocolate o cubiertos por azúcar impalpable o merengue. ¿Qué tiene en común? Están todos buenísimos.
2. Panqueques con dulce de leche
Huevo, harina, leche, y un poco de destreza para cocinarlos: solo eso hace falta para disfrutar de esta delicia. En Argentina se comen bien finitos y acompañados –como no podía ser de otra forma– por dulce de leche. Por supuesto que hay otras variantes, pero esta es la que queremos todos.
3. Chocotorta
La preferida de todos, por lejos. La chocotorta es simple, riquísima, y lo mejor de todo es que cualquiera puede hacerla. Surgió como una estrategia promocional y se quedó en nuestros cumpleaños y en nuestros corazones por siempre. Galletitas de chocolate, dulce de leche y queso crema: magia pura.
4. Queso y dulce
También conocido como postre vigilante, es otro clásico argentino. Se trata simplemente de un corte grueso de queso (tipo Pategrás) sobre el que se posa un corte grueso de dulce de membrillo. También existe la versión con dulce de batata. Simple y tradicional.
5. Flan mixto
Otro de nuestros postres estrella y tal vez uno de los más populares. Flan casero con crema y dulce de leche. Una bomba. De sabores, de sensaciones (y de calorías, claro). Imposible no viajar a la infancia en cada bocado.
Licenciada en Comunicación Social y correctora. Nacida y criada en el oeste del conurbano bonaerense. Sagitariana, vegetariana, crossfitera y viajera. Estoy convencida de que, con las palabras, podemos hacer magia. Pasen y lean.