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27 de marzo de 1991: Ley de Convertibilidad
Había una vez un país en el que todos creíamos que nuestra moneda valía un montón. Que podíamos ir a Miami y sentirnos locales, porque nuestro peso valía lo mismo que el dólar. Un país que vivió dentro de una burbuja por más de 10 años, con gente de fiesta, comiendo pizza con champagne.
El comienzo de esa gran mentira que fue el “uno a uno” tuvo una fecha exacta: el 27 de marzo de 1991. Ese día se sancionó la Ley de Convertibilidad, de la mano del ministro Domingo Cavallo, que estableció una relación cambiaria fija entre la moneda nacional y la estadounidense, y trajo una multitud de problemas que terminarían explotando una década después.
Nadie lo vio venir: nadie lo quiso ver venir. Todos estábamos despreocupados y satisfechos estrujando los últimos restos de la “estabilidad económica” que tanto bien nos había hecho luego de la hiperinflación del gobierno alfonsinista. Pero la burbuja un día se pinchó.
¿Y qué pasó? Corralito, devaluación, inflación (otra vez), crisis, saqueos, helicóptero y la dura realidad: nos habían mentido durante más de 10 años y los efectos de esa mentira durarían muchos más. ¿Qué hubiese pasado si los Carlitos del 90 hubiesen sabido que hoy tendríamos un dólar rondando los 20 pesos? Seguramente –y con más razón– hubiesen confirmado la reserva del avión.
Los economistas encontraron cinco razones principales por las que falló la convertibilidad: la culpa fue del neoliberalismo, de las expectativas, de los shocks externos, del equilibrio fiscal y del tipo de cambio. Todos acuerdan que se debió a uno de estos factores o la combinación de varios de ellos. Veamos uno por uno.
Culpar al neoliberalismo es una teoría que ganó adeptos durante los últimos años. Aldo Ferrer, economista y ex ministro de Economía, explica que nuestro país fue campo de prueba del Estado neoliberal durante la década del noventa. Pero en exceso, aclara. "No hubo ningún país donde el modelo neoliberal provocara la calamidad que trajo aquí. Ningún país vendió la explotación de su petróleo como lo hizo la Argentina. Llegamos a un nivel de endeudamiento inmanejable, que provocó una crisis económica y una fractura institucional. En ese sentido, los países de Asia, como Corea, Taiwan o Singapur, nunca se sometieron a los criterios de los mercados. Tuvieron fuertes políticas de desarrollo e industrialización."
Pero no todos suscriben a esta hipótesis. Queda la duda, más que fundamentada, de que si la culpa del fracaso del 1 a 1 realmente fue del neoliberalismo, ¿por qué, entonces, la economía creció en los primeros años de los noventa cuando recibió capitales y abrió sus fronteras? "El neoliberalismo no es una variable explicativa", señala Nicolás Cherny, politólogo y autor de una tesis doctoral sobre el final de la convertibilidad.
Como vimos, el neoliberalismo queda fuera de la ecuación. Es por eso que la mayoría de los economistas que analizó las fallas de la convertibilidad prefiere centrarse en las otras cuatro explicaciones. Una de las teorías más arraigadas se enfoca en las “expectativas erróneas” de los argentinos. Debido a las reformas de los noventa nos pensamos más ricos de lo que en realidad éramos y consumimos por encima de nuestras posibilidades.
El tercer factor que los economistas utilizan para explicar la caída del 1 a 1 son los shocks externos. La Argentina tiene una economía pequeña pero abierta. Por eso cualquier cambio en los precios internacionales produce un impacto irreversible en los costos de la producción. Según Cherny: "Hoy todos nos preguntamos por qué la convertibilidad cayó en 2001, pero más interesante es por qué no desapareció antes".
"La convertibilidad se mantiene a rajatabla" Dijo Menem en 1992 corrigiendo a Cavallo cuando expresó que este sistema era “una canasta de monedas”. Esta fue la primera crisis del sistema, en la que se fugaron US$6000 millones, pero no sería la última. Pero la negativa del presidente derogar la convertibilidad llevó a la Argentina a una situación insostenible ya que el dólar continuaba apreciándose a nivel mundial y la economía local no aguantó el hecho de tener que funcionar con una moneda tan cara.
Michael Mussa, un ex economista del FMI, se inclina por la cuestión fiscal para explicar el fin del 1 a 1. El crecimiento de la deuda y el gasto de las provincias ahogaron el crecimiento de la economía. Sin embargo, esta explicación es poco satisfactoria ya que el problema no era el funcionamiento del Estado, si no del sistema financiero: los precios altos en dólares inflan automáticamente el gasto público.
Está probado que anclar el valor de la moneda resulta bien para frenar la hiperinflación, pero también afecta el sector real y financiero de la economía. Aquí se genera un debate: mientras algunos economistas creen que la apreciación cambiaria estancó las exportaciones y generó la recesión, es una realidad que las ventas al exterior se duplicaron entre 1991 y 1998. Entonces, ¿cómo afectó el tipo de cambio en nuestra economía? El canal financiero es el que se vio más afectado con la convertibilidad: bajo un sistema de tipo de cambio fijo cualquier expectativa futura de devaluación se traduce en un aumento de la tasa de interés, y eso ralentiza la economía.
Fecha de Publicación: 20/04/2018
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