Hay un tema de charla cada vez más común en los cafés porteños: el riesgo país. Pero, ¿qué es exactamente el riesgo país?
En pocas palabras, es un simple algoritmo (cuenta matemática) que compara el nivel de deuda que tiene un país (con su consecuente tasa de interés), con la tasa de retorno más segura que haya en el mercado, generalmente la de la reserva federal de Estados Unidos.
El resultado de esta cuenta expresa cuánto más factible sería maximizar inversiones colocando divisas en países emergentes versus hacerlo en un plazo fijo de una economía poderosa. O sea, el riesgo que corre la inversión en un determinado país (de ahí el nombre).
Ahora les debe sonar lógico que ese número sea tan grande. Entonces pensemos juntos. Si la estrategia del actual gobierno fue volver a los mercados internacionales de crédito para financiar las obras de infraestructura que venían atrasadas, y paralelamente la estrategia de la FED (quien decide la tasa de retorno de los plazos fijos en EEUU) fue aumentar después de casi una década esa tasa, es lógico que el riesgo país haya crecido desmedidamente.
Entonces, ¿nos tenemos que preocupar? Muchos se alarman porque el gobierno no habla sobre esto o no demuestra “preocupación”. Sin embargo, eso es lo que debería darnos calma: es lógico que este haya sido un pronóstico posible para un equipo económico que salió a endeudarse a 100 años sabiendo que la FED estaba analizando la suba hace ya varios meses (salió en la portada de Times, al cual imagino que están suscritos todos los ministros de economía del mundo). Era el resultado más obvio de la estrategia macro.
Lo bueno sería que otros indicadores como la reserva del Banco Central (los ahorros del gobierno), las inversiones extranjeras directas (extranjeros que vengan a invertir en proyectos a largo plazo) o la balanza comercial (lo que importamos versus lo que exportamos) acompañen de manera positiva a este número.
Entonces, habiendo dicho esto, queda desmitificado este riesgo país como una alarma roja sobre Argentina. Es un número que el mundo mira, por supuesto, pero ese mundo bien sabe lo que significa, y no se va a basar solo en eso a la hora de invertir, ni los economistas del equipo nacional van a cambiar el rumbo de su estrategia para revertir este número.
Hay que saber que la economía es un sachet de mayonesa cerrado, se aprieta de un lado y la mayonesa se desplaza de lugar, pero nunca desaparece.
Soy Facundo. Un Licenciado en Comunicación de la UNLP dedicado a sus emprendimientos (entre ellos su primer cafetería en el barrio de Barracas), con ínfulas de artista y con un Magister en Negocios del IAE colgado en la pared.
Una rara mezcla que me llevó a creer que mi rol como comunicador es el de tener la posibilidad de ser un #AgenteDeCambio. Aportando información e ideas para lograr que seamos un poco más conscientes de los efectos que causa nuestra existencia en el planeta tierra. De lo mucho que podemos hacer con tan poco esfuerzo.
También me pueden leer en un tono más serio y hablando de economía en El Cronista Digital; y en mi instagram mostrando un poco de mi vida.