¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónBuenos Aires - - Jueves 01 De Junio
Cuando tenía 5 años, estaba haciendo el preescolar en El Patito, mi jardín de infantes. Al poco tiempo del comienzo de las clases, y de manera sorpresiva, el jardín cerró y todos los alumnitos tuvimos que salir a buscar otro destino con el ciclo lectivo ya empezado. A decir verdad, no recuerdo demasiadas cosas de esa época, pero el motivo por el cual cerró El Patito de forma tan intempestiva me quedó grabado para siempre: la hiperinflación.
Corría el año 1989 y yo no entendía nada de nada (mucho menos de economía). Con el tiempo, sin embargo, entendí que ese no había sido un hecho aislado. Para los argentinos, la inflación es una constante con la que convivimos y a la que nos adaptamos como podemos.
Un informe de la Universidad de Avellaneda (Undav) sostiene que la inflación en Argentina es la sexta más grande del mundo y la segunda de la región. ¿Quiénes están antes que nosotros en esa lista? Venezuela (claro), Sudán, Congo, Libia y Angola.
Entonces, eso que para nosotros es tan de todos los días, de todas las épocas y de todos los gobiernos, para la mayoría de los países de nuestra región (por compararnos con lo más parecido a nosotros), no es así. Pero en Argentina ya estamos entrenados y, como el gato, siempre caemos de pie.
Primero que nada, definamos la inflación. En economía el aumento generalizado y sostenido de los precios de los bienes y servicios existentes en el mercado durante un período de tiempo, es lo que se conoce como inflación. Esto quiere decir que cuando el nivel general de precios sube, con cada unidad de moneda se adquieren menos bienes y servicios. En otras palabras, la inflación refleja la disminución del poder adquisitivo de la moneda: una pérdida del valor real del medio interno de intercambio y unidad de medida de una economía.
Si bien en nuestro país siempre remarcamos los efectos de la inflación como algo negativo – disminución del valor real de la moneda a través del tiempo, el desaliento del ahorro y de la inversión debido a la incertidumbre sobre el valor futuro del dinero, y la escasez de bienes – hay algunas ocasiones en las que puede tener efectos positivos. Por ejemplo, la posibilidad de los bancos centrales de ajustar las tasas de interés nominal con el propósito de mitigar una recesión y de fomentar la inversión en proyectos de capital no monetarios.
Por lo general la inflación se produce como consecuencia de la relación entre oferta y demanda de dinero. Es decir, puede ser provocada ya sea por un aumento excesivo de la oferta de dinero o bien por una súbita disminución en la demanda, lo que provoca una huida del dinero. Esta caída en la demanda puede deberse a la desconfianza de los ciudadanos en la economía y en su moneda local, suena conocido ¿no?
Según algunos economistas la causa de la inflación/deflación se debe a la existencia de un monopolio emisor de moneda (Banco Central). Una posible solución sería descentralizar la emisión monetaria para así eliminar el monopolio.
Fecha de Publicación: 20/04/2018
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