La despiadada interna en Juntos por el cambio

Los periodistas están muy desorientados últimamente. Es que un magnífico combinado les estalló en la cara sin que lo vieran venir. Creo que ni siquiera lo intuyeron. Tuvieron primero un problemita de tiempo: se cruzaron a convivir con la explosión de las redes sociales. Un meme es más rápido que el reguero de pólvora con que el Coyote trataba de matar al Correcaminos. Y más dañino. No descubro nada al hablar de la velocidad con que las cosas se propalan en Instagram, Facebook, Tik Tok y Twitter. El temita lo tuvieron los periodistas que tampoco lo descubrieron hasta que fue tarde para ellos.

A la velocidad warp con la que corren las noticias vía internet, se les sumaron dos cosas fatales para los descendientes de Mariano Moreno. Una no tan protagonista, sino más bien colateral: la debacle de calidad de la televisión. Una cosa lleva a la otra, claramente. Imaginate si los programas son espantosos, si vas a tener ganas de ver un noticiero.

Maldito periodismo

Se degradó también la calidad de los periodistas y de sus programas. Como todo. Pero ellos se creían superiores. Claro: hasta ese momento eran los 'influencers' de la vida. La gente respetaba a unos cuantos y repetía ciegamente lo que ellos y otros papanatas decían. "Ganó Scioli", dijo Roberto Navarro sabiendo que "El pichichi" había ya perdido por escándalo. Un escándalo que 'mágicamente' a última hora del escrutinio se convirtió en unos pocos puntos. No fue muy clara esa elección. Imagino que alguien del Frente de todos pactó con alguien de (en ese momento) Cambiemos: "Ok. ganaron, pero dibujamos la diferencia para que no sea tanta o les salimos a quemar el país mañana". No sé. Digo yo. Fue todo demasiado sospechoso en un país demasiado sospechoso. Otra memorable fue el "Alberto moderado" de Nelson Castro. Y no olvidemos los elogios de Tenembaum, González Oro (que nos vendió el pescado podrido y se rajó a vivir al Uruguay, Longobardi, Geuna y Duffard). No olvidemos que por hacerles caso nos quedamos sin asado (que había y a 300 pesos en 2019), sin heladera llena (que estaba llena para muchos que los votaron) y con las jubilaciones con una pérdida abismal.

Yo voy a hacer un ejercicio de imaginación y a creerme que varios de éstos son los pioneros del 'ensobrado'. Si no, la explicación de tanta adulación se pone borrosa. Entonces al degradeé natural y orgánico le sumamos el tremendo degradeé por coima y el respeto que les teníamos se fue al carajo. O más precisamente, a la gente y su activa participación en redes. Las personas son los nuevos corresponsales, los nuevos noteros de la calle. Y vaya que lo hacen mucho mejor. Los hay partidarios, pero es más honesto militar que cobrar una coima por decir cualquier burrada. Un militante se la creyó y a lo sumo será un 'idiota útil' como los bautizara El General. Bendito General. ¿Podremos soltarlo alguna vez? Y vivir el presente.

Los periodistas perdieron la batalla del prestigio que no van a recuperar en el corto plazo por su propia maldición. Porque los renombrados se vendieron a un postor muy parecido al diablo.

Yo no les creo ni el pronóstico del tiempo

Algún día revisaremos el tema de los pronosticadores que pifian todo el tiempo, aun hoy en el siglo 21 en donde hasta hay particulares que mandan (intentan) cohetes más allá de nuestra atmósfera.

Bien. Yo creo que los periodistas todo el tiempo están buscando 'el título'. Desesperadamente necesitan meter una primicia antes que la gente. Entonces se meten en terrenos embarrados. Antes se le llamaba 'amarillismo' o 'prensa amarilla'. Hacen como en los programas deportivos de la semana, que no tienen mucho para decir entonces pelean entre ellos, tiran cualquier cosa al aire esperando que haga algo de ruido. Cualquiera es literalmente cualquiera.

Creo que eso están haciendo mucho con Juntos por el cambio. Inventan peleas, aumentan discusiones, quieren generar candidatos. 

Revisemos. Todos creemos que Juntos tiene grandes posibilidades de ganar las elecciones presidenciales y muchas provinciales y municipales. Entonces la carne está ahí. Ahí hay que inventar, tergiversar, difundir. Ahí está la guita. Vean el silenzio stampa de varios de los periodistas que les mencioné antes. En el país de la sospecha...

En Juntos se creen ganadores. Entonces ¿no es lógico que charlen, se peleen, disputen terrenos, negocien alianzas entre sí? Es obvio que sí. Natural. Y hasta sano. Prefiero que pongan los patitos en fila antes de llegar al Gobierno; que sepan lo que van a hacer por lo menos en los cien primeros días. A que lleguen en bolas y a los tiros entre ellos. Que discutan ahora todo lo que tienen que discutir y que después se alineen y arranquen a gobernar ordenaditos, con un horizonte único. Lo vamos a necesitar. Los primos tontos (o hdrmp, como prefieras verlos) nos están dejando un país hecho percha y aun no vimos todo. Faltan meses que serán para agarrarse de la silla hasta con los dientes.

Después de todo es lo que ha hecho el peronismo desde 1970 a esta parte. Solo que a ellos no se los critica por hacerlo. Nadie vaya a escribir una nota contra alguno de los barones del conurba porque lo excolmulgan (¡oh! me encontré con la Iglesia, hablando de encubrir al peronismo; debe ser casualidad). Repito: para mí no está mal discutir antes y alinearse después. Lo que está mal es juzgar a unos por hacerlo y a los otros no. Sobre todo, viendo el pequeño detalle de que el peronismo suele discutir a los tiros (literal) y encolumnarse chito la boca aunque el país se vaya al quinto carajo.

Hablando de Roma, el Papa se asoma

Es el dicho, nada más. Pero hablás de peronismo y siempre atrás de las cortinas está Pancho. Igual la idea general era 'hablando del peronismo veamos en qué andan los muchachos'.

Yo no se si ya empezaron a esconderse, imitando al nunca olvidado compañero sindicalista Casildo Herrera en oportunidad de rajarse del país circa golpe del '76 ("No sé; yo me borré", SIC) o si están quietitos esperando que no los veamos, que pase el invierno. Quizá sea porque, al revés de lo que sucede en Juntos por el cambio, los presidenciables no miden más de cinco puntos cada uno. Salvo la Reina Batata, a quien esas encuestas que aciertan menos que los pronosticadores del clima le dan un piso de catorce y un techo de veinte. Todo muy lógico por otro lado. No tienen ni gente para pelearse. Y 'La jefa' está más callada que nadie. Acaso desorientada porque se presiente en cana en el 2024. Acaso tejiendo la telaraña para zafar de nuevo. Acaso planeando otra jugada maestra como la de poner al país a cargo de un remisero (o chanta, como prefieras verlo), digna apuesta del mejor cuadro político de los últimos cuarenta años... Meu Deus las cosas que hemos escuchado en este tragicómico pedazo de tierra en donde convivimos.

Si lo pensamos es todo superlógico, como dijo 'El indio' Solari. Y la invitación es esa: pensemos; no hagamos caso a los periodistas y tampoco tanto a la gente. Pensemos por nosotros. Siempre. Todo. Total, más de lo que nos equivocamos al votar en 2019 no nos vamos a equivocar. The only way is up, baby.

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