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Ir a la secciónBuenos Aires - - Viernes 02 De Junio
20 de diciembre de 2001
En la historia de todo país existen ciertas fechas que dicen todo con solo nombrarlas. En la historia reciente de la Argentina, una de esas fechas es el 20 de diciembre de 2001. Porque, cuando tu presidente se va –literalmente– volando de la casa de Gobierno, significa que las cosas no están saliendo para nada bien.
Desde la Plaza de Mayo le llegó el grito de “Que se vayan todos”, y Fernando De la Rúa no lo dudó: sobrepasado por la situación, renunció a su cargo, se subió a un helicóptero y se fue. Sin más. Con el país en llamas, el presidente que nunca tuvo lo que había que tener colgó los guantes y dejó que alguien más se hiciera cargo de la situación.
El 20 de diciembre será recordado para siempre como el día en el que la democracia que tanto nos había costado conseguir tambaleó como nunca en la historia. El día en el que la gente salió a la calle a decir “basta” y algunos aprovecharon la oportunidad para desestabilizar, robar, agredir e, incluso, matar. Por eso, vale la pena recordar esta fecha para tener presente que es la cabeza la que maneja el cuerpo, pero es el cuerpo el que sostiene la cabeza.
La Argentina se encontraba en ese momento en medio de una recesión ocasionada por la Ley de convertibilidad. Esta ley, promulgada en 1991 por el entonces ministro de economía Domingo Cavallo determinaba un valor equivalente entre el peso argentino y el dólar estadounidense. En un principio, esto trajo múltiples beneficios ya que logró reducirse la inflación y mantener estabilidad en los precios. Además, la equivalencia entre las divisas permitía a los ciudadanos argentinos viajar al exterior a un muy bajo costo.
Sin embargo, esta “convertibilidad” podía mantenerse únicamente si las reservas de dólares eran iguales a lo pesos en efectivo de circulación. Como gracias a esto los productos importados y los viajes al exterior se volvieron muy accesibles, se produjo una fuga de dólares muy importante que ocasionó una pérdida progresiva de la infraestructura industrial de la Argentina, lo que llevó a un aumento del desempleo.
El gasto público elevado, la corrupción y la fuga de dólares derivaron en un déficit fiscal que fue enmendado con préstamos al FMI que no podían ser pagados.
En este contexto de crisis fue cuando asumió Fernando De la Rúa. La estabilidad económica se convirtió en el estancamiento económico (incluso deflación en algunos casos) y las medidas económicas adoptadas no hicieron nada para impedirlo. De hecho, el gobierno continuó con las políticas de contracción económica de su predecesor. La posible solución (abandono del cambio fijo, con una devaluación voluntaria del peso) se consideró un suicidio político y una receta para el desastre económico. A finales del siglo, un espectro de monedas complementarias había surgido.
De la Rúa ganó las elecciones luego de que la UCR formó una coalición con el Frente País Solidario (FREPASO) bajo el nombre de la Alianza. El objetivo principal de la Alianza era sacar del poder al “menemismo” luego de haber destruido a la industria nacional mediante privatizaciones e importaciones a bajo costo.
Sin embargo, lejos de solucionar los problemas ocasionados por la gestión anterior, este nuevo gobierno profundizó la crisis a tal punto que el presidente tuvo que renunciar a su cargo a la mitad de su mandato.
Como decíamos antes, la deuda externa de Argentina creció tanto que los inversores perdieron la confianza y la fuga de capitales aumentó estrepitosamente. Para frenar las corridas bancarias, el gobierno tomó una medida que fue el desencadenante principal de la crisis posterior: El corralito. Esta medida restringía la extracción de dinero en efectivo de los bancos lo que ocasionó la furia generalizada de millones de ahorristas que no pudieron hacer uso de sus capitales.
A la crisis económica le siguió la social ya que el aumento del desempleo y la pobreza generó el enojo de las clases más bajas y derivó en una serie de saqueos a lo largo de todo el país. El 19 de diciembre de 2001, el presidente De la Rúa declaró estado de sitio con el objetivo de frenar las manifestaciones y disturbios; pero eso solo enojó más a los ciudadanos, quienes se presentaron esa noche frente a la Casa Rosada al grito de “¡Que se vayan todos!”.
Las manifestaciones continuaron durante el 20 de diciembre cuando la situación en la Casa de Gobierno se volvió insostenible. El 20 de diciembre de 2001 a las 19.37 h el presidente presentó su renuncia y se retiró en helicóptero dando lugar a la icónica imagen que se volvió representativa de su gobierno.
Fecha de Publicación: 19/04/2018
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