Liliana Chenlo descubrió muy pronto que existe una forma de viajar sin salir de la habitación: el baile. Inició su romance con el tango en la escuela primaria y hoy es bailarina profesional y profesora. Y no solo eso: se especializa tanto en el tango tradicional como en el tango queer.
“En un acto del colegio, el profesor llevó a una parejita de 8 o 9 años que ya bailaban para que hicieran un show. Yo estaba sentada como espectadora mirándolos cómo bailaban y cómo estaban lookeados. En ese mismo momento, sentí que eso era lo que quería hacer el resto de mi vida, así que continúe las clases fuera del colegio con el profesor y fui sumándoles las de otros grandes maestros/as, que me fueron formando y metiéndome en la vida del tango. Es el día de hoy, con 26 años de carrera, que sigo profesionalizándome y haciendo que mi tango crezca cada día más, ¡tanto para mí como para mis alumnos!”, nos cuenta Liliana.
Según sus propias palabras, Lily se dedica a “llevar nuestro tango cada rinconcito del mundo que pueda, transmitiéndolo mediante la enseñanza y el entretenimiento en cada show”. Sin embargo, como a todos, la cuarentena la obligó a adaptarse a otros métodos para realizar esta tarea: “Al principio fue un poco raro, no fue tan fácil –tanto para el alumno como para mí– dar una clase de tango por Zoom, ya que es una danza donde es fundamental el contacto físico. Pero con el tiempo nos fuimos adaptando, como a todo. Al día de hoy sigo con las clases por Zoom, pero ya arranqué con las clases particulares presenciales, con los protocolos correspondientes. Por suerte, hay muchos alumnos que se están animando, así que ¡feliz de que ya estamos bailando!”.
Si le preguntan qué es lo que más le gusta de bailar, para ella es muy simple la respuesta: “Casualmente eso: ¡el bailar! El tango te invita a un viaje de tres minutos por tema, donde lo más sentido es abrazarse, sentir la música y desplazarse por el salón”.
Tango sin etiquetas
La incursión de Lily en el tango queer se dio de forma casi natural, ya que comenzó a bailar los dos roles al mismo tiempo. “El tango tradicional es tal como todos lo conocemos: se baila hombre/mujer, mujer/hombre, y el hombre es quien lleva, marca o invita a la mujer a ciertos movimientos. Si hablamos de tango queer, hay una libertad importante de expresión al momento de elegir qué rol bailar, cómo o con quién hacerlo, ya sean personas del mismo sexo o no. Hoy el tango queer rompe con lo estipulado del tango tradicional, se denomina simplemente como ‘rol conductor’ y ‘rol conducido’. ¡En otras palabras, sin etiquetas!”, nos cuenta Lily sobre las diferencias entre ambos estilos.
Sin embargo, hay quienes aún tienen algunos prejuicios sobre este tango que rompe las reglas de lo tradicional: “Es un tema muy amplio, ya que estamos en el 2020 y el tango queer ya está más presente, no solo acá en Argentina, sino alrededor del mundo. Pero aún hay personas que no pueden romper con lo estipulado en el tango tradicional, y no digo que esté bien o mal, solo que lo veo desde el lado de tener una apertura mental. Uno es libre de bailar como lo desee, en el rol que desee y con quien lo desee. Al fin y al cabo, es tango: la música y el sentimiento es el mismo”.
Licenciada en Comunicación Social y correctora. Nacida y criada en el oeste del conurbano bonaerense. Sagitariana, vegetariana, crossfitera y viajera. Estoy convencida de que, con las palabras, podemos hacer magia. Pasen y lean.