¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónFranco Alaniz es un músico mendocino de quien el tiempo ha demostrado ser un pionero y precursor. Cuando nadie en Mendoza conocía o había escuchado rap en español y freestyle, él se paraba en la vereda de la calle San Martín y entretenía a los transeúntes, improvisando con cualquier elemento que tenía en frente. Un rapero de pura cepa, que hoy juega en las grandes ligas.
Franco acaba de cumplir 23 años y, desde los 15, compite en batallas de freestyle. Pero durante mucho tiempo no se animó a enfrentar a otros. Comenzó a improvisar a los 13 años, en un contexto donde sus amigos no rapeaban ni sabían lo que era el freestyle. Fue a través de Facebook que el rapero se enteró de que otras tantas personas como él se juntaban en la plaza San Martín a tirar rimas. Así pasó más de dos años. Escuchando, pero sin participar, rapeando solo en su casa. Consideraba que los pibes que competían eran muy buenos en comparación a lo que él podía lograr. Fue a los 15 años cuando se decidió y se anotó en una competencia, y así se le fue el miedo de tirar rimas delante de la gente.
Pero, una vez que entró en el ambiente de la competencia, no paró. El mendocino acumula una enorme cantidad de títulos. A partir de 2017, su nombre se volvió recurrente en Batalla de los Gallos, tanto en regionales como nacionales. En 2018 salió campeón de BDM nacional, participó en competencias como Rapublik, llegó a semifinales de Gold Battle, consiguiendo el tercer lugar en BDLG de ese mismo año. En 2019 logró el ascenso a la FMS. Además, se consagró campeón de Kingdom 2vs2 en Perú junto a Stuart.
Los shows callejeros enamoraron a los mendocinos. Concentraron sus presentaciones en la galería Caracol, para poder sobrevivir. Muchas personas los ayudaron y eso les permitió independizarse económicamente. Ahora viven del rap y tienen, en épocas normales, muchas contrataciones. Sin embargo, las actuaciones a la gorra no se acaban. Las siguen haciendo porque les gusta, los mantiene entrenados y es donde se prueban cosas nuevas, que después se implementarán en las competencias.
Pero, además, entre tanta improvisación, el rapero mendocino lleva adelante una "open school" financiada por la Municipalidad de Capital. Dando clases a los pibes del barrio Olivares, en el San Martín, en la calle 9 de Julio, cerca del sanjón de los Ciruelos. Aseguran que han descubierto mucho talento. Los chicos se prenden mucho y, ahora, en los recreos en las escuelas no solo arman picaditos de fútbol, sino además batallas de rap.
El rap se ha convertido en una actividad que obliga al rapero a estar informado y culturizado. Para improvisar, tener vocabulario y darles sentido a las rimas, es necesario conocer sobre muchos y diferentes temas. Los raperos mendocinos confiesan ser lectores asiduos de historia, geografía, deportes, política y cualquier otro tema.
Fecha de Publicación: 04/12/2020
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