Rolando Chaves es un ícono del tango, nacido en la ciudad Presidencia Roque Sáenz Peña, Provincia del Chaco. Su éxito radicó en su voz compadre con tono aguardentoso. Siempre con la temática central tanguera de desamores y desarraigos. Con su estilo de hombre recio y su voz caracterizada por ser bien nasal, fue conquistando los escenarios locales. E inmiscuyéndose en todos los medios del momento. Su imagen trabajada con aires clásicos como buen tanguero, que le otorgaban el aspecto equilibrado entre un porteño del suburbio o un gángster empedernido.
Primeros acordes
Su nombre real era Dagoberto Cochia, y el apellido de su madre era Parpinelli, pero nunca los utilizó para su vida y obra artística. Rolando inició su trabajo en la radio junto con su hermano Orlando Cochia (1915-1967) y se fue acercando poco a poco al género musical argentino. Fue a sus 18 años que ganó el concurso de cantores en Radio La Voz del Aire. El concurso era dirigido por el dueño de la radio, Emilio Karstulovic, también creador de la Revista Sintonía. Emilio, su casi mentor, era además corredor de autos de Turismo de Carretera y galán de la época.
Sintonía popular
Mientras Chaves hacía su trayectoria en sintonía radiofónica, su vida llegó a cambiar por completo. Siguió con el canto, pero como una función en segundo plano. Otorgando todo su talento al radioteatro de tono popular. Para la época, ese arte se encontraba marcado por el éxito reciente de Chispazos de tradición, temas gauchescos o de los suburbios de la ciudad. Y contaba con un completo repertorio de grandes dramones y frases grandilocuentes que encandiló por muchos años a los oyentes de Radio Porteña (hoy Continental).
Composiciones destacadas
En 1949, comenzó a escribir junto a su hermano Orlando, y llegaron a formar uno de los dúos autorales más prolíficos de la década del 50. Luego, Rolando decidió continuar solo. Algunos de sus títulos fueron: Yo soy un fugitivo, El tango soy yo, Barrio de tango, Yo soy Rosendo Vidal, El romance de un salvaje, Nazareno Luna, el último pampa. Era tan notable el éxito de estas obras que a muchas de ellas las adaptó para ser representadas en teatros y cines de barrio de la ciudad y zonas suburbanas.
En 1968, tuvo su último éxito, en colaboración con Juan Carlos Chiappe, Santos Cruz, el último payador argentino. Para la televisión colaboró con Abel Santa Cruz en los libros de las telenovelas Carmiña y Señorita maestra. También fue actor, entre otras, en Malevo junto a Rodolfo Bebán, actuando de villano.
Tango en todas sus formas
Su protagonismo en la película El Morocho del Abasto (La vida de Carlos Gardel), fue un hito que impulsó su carrera artística, marcándola a fuego. El largometraje fue estrenado el 22 de marzo de 1950 en el cine Normandie, dirigida por el casi ignoto Julio Rossi, con libro del escritor de radioteatro Roberto Valenti y del poeta Nicolás Olivari. En el elenco estuvieron, Tito Lusiardo, Laura Hidalgo, Diana Maggi, Analía Gadé y otros. En esa producción, Chaves tenía el papel principal, con el que cantó doce temas del repertorio gardeliano. Entre los más destacados: “Cantar eterno”, “De vuelta al bulín”, “El pangaré”, “El tirador plateado” y “Hay una virgen”. En algunas de estas performances, estuvo acompañado por un conjunto de guitarras y en otros, por la orquesta de Domingo Federico.
Seguir en la pantalla grande
También fue parte de Vida nocturna, con la presencia de Aníbal Troilo, junto a Edmundo Zaldívar en guitarra, tocando “Palomita blanca”. Chaves actúa en uno de los varios episodios que ocurren en el film. Además, participó de Embrujo en Cerros Blancos con música de Domingo Federico y, también, con la dirección de Julio Rossi. A mediados de la década del 60, registró por su cuenta algunas piezas, entre ellas “En la vía” y “El morocho Barrientos”.
Otra de sus icónicas apariciones es en Sangre y acero, de Lucas Demare, junto a Carlos Cores y Virginia Luque. La música es de Lucio Demare, que lo acompaña en: “Malena” y “Solamente ella”. Y en el film La potranca (1960), junto a la morocha Maruja Montes.
Tango del adiós
Falleció el 11 de abril de 1995. Dos días después un matutino publicó su necrológica. En el copete de la nota decía:
«Figura clave de los radioteatros. Responsable de puestas radiales importantes como La zapatera y el millonario, fue también actor, autor y cantante, desde hace varios años formaba parte de la junta directiva de Argentores. El hecho acaeció anteayer, en el Hospital Italiano donde estaba internado afectado de un cáncer».
Y continúa:
«A los 19 años comenzó a trabajar en Radio Belgrano y, en poco tiempo, se convirtió en galán y cantor de esas obras que, por lo general, se extendían día a día durante un mes».
Reconocimiento
En abril de 2008, la legislatura de la Ciudad de Buenos Aires decidió homenajearlo emplazando una placa que lleva su nombre. Este símbolo de inmortalidad se encuentra en la esquina de las calles Pedro Ignacio Rivera y Romulo S. Naón, en el barrio de Coghlan, como también en cada una de sus melodías.
Argentina, nacida en Córdoba. Investigadora en el área de lingüística. En formación constante sobre las Letras y sobre la vida, gracias a la Universidad Nacional de Córdoba. Mis experiencias en viajes me llevaron a aprender cada vez más idiomas y querer conocer diversas culturas desde adentro. Pienso en la escritura como una herramienta para transformar el mundo y volverlo un espacio justo y equilibrado.