Aunque la historia fue extensa y traumática en algún tramo, finalmente puede admitirse a primera observación –o, en este caso, “audición”– que tuvo un desenlace muy feliz, acorde al prestigio artístico de sus protagonistas. Desde el jueves 18 de marzo ya está disponible el nuevo vinilo doble importado bajo el título Pettinato Plays García, un material que debió generarse en los Estados Unidos, ante los inconvenientes de tono local existentes para dar respuesta a una edición con la mejor definición posible. La cuidada edición numerada que apareció por NYC Records, encargada del proceso para convertirlo en clásico vinilo de 180 gramos, se vende como pan caliente con un precio final de 8500 pesos y los fanáticos exteriorizan en las redes su agradecimiento ante esta publicación tan esperada.
Utilizando ocasionalmente su visitada red de Instagram, en la que muchas veces publica fotos junto a su perrito Drive, para promocionar la llegada del disco en formato físico, el músico que hizo historia en los 80 con el histórico grupo Sumo, hoy transita los meses de DISPO conduciendo el ciclo semanal de radio Genio o Idiota. Entusiasmado por una desbordante respuesta que sacudió la modorra de la radio FM POP 101.5 en agosto del año pasado con sus emisiones los sábados y domingos, la añeja emisora de la calle Uriarte debió colocarlo en formato diario de lunes a viernes, apariciones en vivo donde cautiva con las canciones elegidas para cada jornada o los desopilantes cruces que mantiene con Tamara y Homero, dos de los cinco hijos que constituyen su descendencia en el cruce de milenios.
Con el cabello largísimo y cargando los vinilos de los cuales escogerá temas para pasar en alguna de las emisiones, admite las razones de su vuelta al éter, muy celebrada por todos sus seguidores en la primavera del descontracturado 2020. “Este es un regreso motivado por la gente, me pedían todos los años que volviera a la radio. No me hablaban de la TV, sino específicamente de la radio, vivo entusiasmado la situación porque es un formato de neto impacto popular y sale muy natural”, explica honesto y humilde, ignorando que hace una década revolucionaba muy silencioso las madrugadas de la FM 100, convertido en el programa de mayor rating de las frecuencias moduladas. El reconocido saxofonista, que habitualmente sostiene el concepto de “libera tu mente que tu culo te va a seguir”, ahora recibe los mimos de sus oyentes que no escatiman piropos o agradecimientos para dejarle en claro el verdadero significado de esta fulgurante reaparición en los medios.
Convertido en el cautivante showman que sobresalió en Duro de domar, Indomables o La hormiga imperial por diversas pantallas catódicas, ahora prefirió focalizarse de lleno en su ciclo radial, donde arranca carcajadas inevitables con sus entrevistas a personajes de tono social poco enfocado por otros animadores. No lo afecta la actual pandemia, esa que sí tuvo a maltraer a su hija Tamara, y advierte que el confinamiento en sus distintas fases no es garantía de rating radial bajo ninguna razón. “No es que ponés cualquier cosa allí en la radio y la gente por lo que sucede sanitariamente te escucha, en estos meses difíciles las personas apagan todos sus aparatos y los prenden en ciertos momentos, pero no porque se trate de una pandemia, no te olvides que, en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, podías escuchar en una emisora al primer ministro Churchill, pero también había radios que solo pasaban a jazzeros o tipos del swing como Benny Goodman”.
Muy feliz y satisfecho ante la novedad de esta edición en vinilo del proyecto con el líder de Serú Girán que vino promocionando en sus redes durante las últimas semanas, expone que este fue una decisión de ambos, surgida de un error. El vientista de la banda que comandaba Luca Prodan, ignorando la genial perla sónica de Tango 4, le preguntó por el tema “Happy and Real”, canción que también había tenido una emotiva segunda relectura dentro del disco Influencia. “Creía que era un clásico de Broadway y Charly me indicó que era un tema suyo, que incluso Tony Bennet le había comentado que era la balada más poderosa de las últimas tres décadas”, sostiene descriptivo, descubriendo que esa charla fue detonadora para que ambos gestaran lo que quedó en el álbum, material que primero vio la luz el año pasado en las plataformas a través del sello El Club del Disco. Dando a sus recuerdos vívidos testimonios, el saxofonista a finales del 2019 deambuló ansioso con el álbum terminado junto a su manager de por entonces, Frank Di Pasquale. Profunda fue su tristeza cuando comprobó de manera veloz que el sello Sony Music Argentina le indicó que no podía publicarlo, argumentando simplemente razones de presupuesto después de las últimas elecciones nacionales.
Las once canciones que integran esta especial publicación incluyen clásicos como “Tango en segunda” o “Say No More”, temas que aparecen en versiones cantadas e instrumentales, compilación de reversiones que tuvo apenas dos conciertos sorpresa de oficialización en el mágico club Borges 1975 en diciembre de 2019. Argentina, por esas semanas, ya tenía nuevo presidente y el absoluto desconocimiento sobre una pandemia que golpearía todas sus actividades meses más tarde. Fue acompañado por el aceitado trío que lo secundaba en la secuencia de shows con formato de free-jazz, integrado por el pianista Andrés Marino, el contrabajista Hernán Cassiba y el batero Omar Menéndez. Meses más tarde, mientras las ciudades de nuestro país recién ingresaban al DISPO, llegó por fin la buena noticia con la publicación en plataformas digitales de este sensual y seductor encuentro artístico, tarea donde el sello independiente (Club del Disco) tuvo incidencia central. A pocos días de una nueva fase del álbum –ahora en formato físico–, que reunió al fundador de Sui Géneris en esta especial etapa con el creador del añejo grupo Pachuco Cadáver, el talentoso músico, periodista, standapero y escritor Roberto Pettinato analizó con Ser Argentino este disco y numerosos temas de su intensa y adrenalínica profesión.
En su momento se comentó que el disco con temas reversionados de Charly García en contexto de “free-jazz” lo habías grabado en aquella estadía por Estados Unidos, cuando estuviste tocando en un parque público.
Roberto Pettinato: No, el álbum lo grabé acá, estuvimos hablando con Charly García, habíamos coincidido en un lugar y estábamos escuchando Triplícate, el álbum triple vinilo-CD de Bob Dylan, que es un proyecto publicado por Sony Music donde toca con una orquesta normal. Entonces Charly me miró y me dijo: “Vos tenés que hacer esto”, pero como yo no tengo una orquesta lo hice con un cuarteto de jazz. La idea era hacer una serie de baladas al estilo John Coltrane, recuerdo entonces que ahí le dije: “Dame los temas pocos conocidos”, pero Charly no solo me pasó los temas poco conocidos, sino que me dio un tema inédito oculto en un I-Pad. Mecha (Iñigo, pareja del rockero) me contó que García tenía como doce I-Pads, la mayoría rotos, después me acuerdo que, en el estudio, cuando vino a grabar, me decía: “Qué buen tema, muy bueno, ¿es tuyo?”, y yo le decía: “No, es tuyo” (risas). Encima esa canción no tenía nombre, realmente estaba tan oculto dentro del I-Pad que ni siquiera tenía título, muy fuerte, después le quedó “I Pad Church Number Nine”, medio como un juego de palabras con un título de George Harrison.
¿Cómo era el proyecto de edición a fines de 2019 cuando lo terminaron?
Roberto Pettinato: El disco iba a salir por Sony Music, pero cuando fuimos a verlos con mi manager (Frank Di Pasquale) nos dijeron que no tenían presupuesto para eso, estuvimos varios meses sumidos en incertidumbre, hasta que llegó lo del Club del Disco y apareció en las plataformas digitales. Desde el inicio el título estaba confirmado, era Pettinato Plays García. Lo titulamos así, un poco en chiste como esos nombres de discos tipo “Coltrane plays the blues”, “Fulano plays Mengano”. La buena noticia del proyecto surgió cuando, luego de varias charlas y cosas enviadas por celular, en un momento Charly dijo: “Bueno, voy a tocar un tema”, así que al disco encima se le sumó una versión con él de “Happy And Real”, que no me acordaba que cerraba el vinilo Tango 4 de 1991. En esa versión él cantó como un crooner de los años 50, ahí le dio toda una onda Frank Sinatra al tema al estar acompañado por un cuarteto de jazz. En este disco vas a encontrar todos temas muy lentos, porque ahí descubrimos las melodías ENORMES que tiene Charly. Por ejemplo, te cruzás con cosas como “Total Interferencia”. que en su momento fue la última canción del recordado vinilo Piano Bar, monstruosas, otros tracks como “Trasatlántico Art Decó”, que está dentro de la banda de sonido de Pubis Angelical, es impresionante. Estoy muy feliz por como quedó todo, más allá del extenso tiempo que demandó.
Otra de las cosas con las que coincidís con Charly es la pasión por el “rock sinfónico” o “progresivo” como se lo denominó en los 70. ¿Que relación tenés específicamente con ese tipo de rock?
Roberto Pettinato: Yo amo el rock progresivo, como diría al respecto Charly García: “El rock progresivo va a volver, va a ser rock progresivo” (risas). A mí el rock progresivo me parece la cosa más interesante, que no le guste a tu chica es otra cosa. Hay novias que te dicen: “No pongas Yes, que es insoportable”, es difícil, porque es una música compleja, muy varonil, es de hombres, aclaro porque sigue existiendo el mundo de mujeres y el mundo de hombres. Hay cosas que son del mundo de los hombres, la música progresiva, el fútbol, el asado, fumando y charlando a los gritos, porque el mundo de hombres sigue existiendo. Me acuerdo que, en los monólogos de stand up, decía que, en un momento que iba en el auto y ponía música clásica, ellas creían que era la banda de sonido de la película Star Wars (risas), porque no les interesa, no es que no sepan de música contemporánea, pero hay cosas que interesan más a los tipos y otras más a las mujeres, simplemente eso.
Otro de los momentos que compartiste con Charly transcurrió en un cumpleaños que García celebró en un local de Palermo, parte de las charlas en el backstage aparecieron en la película Juan Sebastián de Diego Levy que se presentó en la edición 21 del festival BAFICI en un complejo de cine en Belgrano. ¿Estabas al tanto de todo eso que pudo verse en la última edición normal de la muestra fílmica?
Roberto Pettinato: ¿Me estás jodiendo?... No tenía idea, supongo que será esa filmación en el camarín de lo que era el Velma Café y que ahora se llama Lucille, fue en el 2018, en el cumpleaños de Charly, recuerdo que había una cámara de video filmando y todos estábamos bromeando con él, poco antes que Charly subiera a tocar. En un momento me acerqué a Juanse y dije: “Qué olor a Biblia” (chiste por la versión del CD sobre Vox Dei), ahí Charly dijo: “Cambiemos de tema”. Me parece un gran honor estar en la película sobre la vida de Juan Sebastián Gutiérrez, Juanse, ¿viste cuando la gente empezó a redescubrir a Pappo?... Juanse es un monstruo componiendo, no hay un estilo “rolling stone”, así como en un momento Thelonius Monk agarra “Monk And Soul”, y ahí con los mismos acordes escribe “Round Midnight”. No es que lo superó, lo amplió y elastizó, hizo algo superior, entonces lo que han hecho Juanse y los Ratones es elastizar los Rolling Stones y darles otra lectura más amplia, recuperando el pop-cancionero de los Rolling Stones. Cuando los veo, siempre le digo a Juanse: “Tu mejor tema es La guerra del ácido”, y él asiente con su cabeza muy satisfecho.
Otro aspecto en el que coincidís con García es sobre el audio final de los discos. En los 80 Charly pasaba el audio final de la mezcla de sus discos por un pequeño radiograbador y, si ese equipito se lo bancaba, después en cualquier equipo sonaba espectacular. Ustedes hacían lo propio con Sumo, ¿no?
Roberto Pettinato: No había que estar bien o mal de la cabeza para comprender aquel mecanismo, nosotros estábamos como estábamos y teníamos el auto estacionado en la esquina y todo el tiempo salíamos del estudio Panda al auto, del auto a los estudios Panda, de Panda al auto para poner el cassette. La cuestión es que tenías que sonar bien en el auto… porque la gente en aquel momento tenía cassettes y auto. Pero la gente hoy tiene teléfonos, ya está, no tienen equipos de audio, la gente en la casa no tiene equipos de audio, ponen música en la computadora, lo cual hizo que también eso se minimice como un electrodoméstico más. Te diría que la música hoy es… “poné un poco de música”, tipo como “poné la pava”, antes la gente se tomaba su tiempo, ponía y escuchaba música, pero hoy la gente es “poné… poné… música” (risas).
Charly siempre se mostró muy interesado en la literatura y vos, hasta antes de las cosas que ocurrieron, eras de escribir y publicar muy seguido. ¿Tuviste la necesidad de recuperar en estos tiempos pandémicos al cautivante escritor de libros que habita dentro tuyo?
Roberto Pettinato: Siempre tengo varios proyectos, pero hay un libro que le debo a mucha gente. Muchas personas me dicen: “Dale, ¡hacelo, hacelo!”, el proyecto de libro es el “Horroróscopo”, lo hacía en televisión y lo hago ahora en la radio, el año pasado durante los domingos la gente llamaba y dejaba sus consultas. La gente me dice: “¡Dale, dale, por favor, escribí eso!”, o sea, hacer un libro super hijo de puta en temas de astrología, donde salga hablando de todas las malas noticias, de todo lo feo de cada signo, y ese libro hoy lo tengo ahí en deuda. También me quedó en deuda la especial novela policial Me dejaría asesinar por vos. Hay muchas cosas, también hay gente que me habla del libro de música, y yo les digo: “Bueno, ya lo voy a hacer, pero no se olviden que ustedes están ante un vago profesional”. Yo toda la vida fui un tipo dejándome llevar por el talento instantáneo, pero que, en el fondo, se esconde un vago que se toma todo su tiempo, toda la vida me tomé un tiempo a mi manera. ¿Vos sabés a qué edad entré en Sumo?... 27 años, yo estaba ahí de los 30, ¿entendés? Los músicos tenían 17 años cuando tocaban, 18, ¿los de Led Zeppelín qué edad tenían? 20 años, 21, acordate que los Beatles terminaron a los 27, los músicos eran muy tempraneros, yo definitivamente no.
Antes de lanzar este trabajo con Charly García, habías publicado el álbum Sumo por Pettinato, lanzado por Sony Music hace casi cinco años. ¿Es verdad que, para ese registro, tenías todo listo y lo grabaste en apenas dos días?
Roberto Pettinato: En realidad fue un solo día (risas), me acuerdo que una tarde a las 18 horas arrancamos en los Estudios ION la grabación, después se mezcló en otro día. Ya en esa segunda jornada no fueron los músicos, es verdad, teníamos realmente muy claro lo que queríamos hacer, ya habíamos ensayado. Yo copié la idea de los Grateful Dead, que grababan en redondo sobre una alfombra, que se cagaban en la idea de “si yo toco fuerte de este lado mi instrumento entra por el micrófono de la batería” o “el golpe de la batería entra por el micrófono sobre el amplificador de guitarra”. Todo eso dicho desde lo meramente técnico me pareció toda la vida una estupidez más grande que una casa. Basta escuchar lo que hicimos y lo demostré en ese disco SPP, es lejos uno de los que mejor suena de todo el rock nacional. Suena y lo dicen aquellos de la música a los que los discos le suenan. Simplemente la idea que tuve fue esa y se lo transmití al técnico, que fue la persona que lo mezcló y grabó. Me acuerdo que, en un momento, le comenté: “Tomé los auriculares del I-Phone y mezclalo con estos, si todo suena bien en el I-Phone, después lo ponemos en los baffles grandes”. Al principio el técnico no me creyó, pero después lo hizo y luego cuando recién lo puso en las cajas grandes se quería morir. Sonaba espectacular.
¿Hay algún integrante de Sumo que pueda sentirse incómodo porque hayas escrito otro libro sobre Luca o haber grabado un atractivo álbum doble tocando los temas de esa banda que fundaste?
Roberto Pettinato: No, creo que no porque si no me lo hubiesen dicho, ¿no?, pero en ese sentido no. Ricardo (Mollo) menos que menos y con Germán (Daffunchio) hablé hace muy poco, pero sí se corrió esa versión en su momento, ratifica todo lo que te decía antes del chisme mediático por sobre lo importante, algunos después dicen: “Fulano y Mengano están peleados”. Con Germán hablo seguido, incluso salió al aire en el programa de radio el año pasado un domingo. Con él siempre estamos en contacto y recuerdo que estuve en el wine bar de la calle Nicaragua cuando ellos presentaron a principios del 2020 su último disco a los medios. Antes de ese lanzamiento, nos manteníamos en contacto y me acuerdo que una vez lo llamé, porque tenía que tomar un micro, él me iba a esperar en la parada allá en la localidad de Traslasierras. Sinceramente no hubo nada de eso, porque yo tengo un concepto familiar, nunca hablé en contra de Sumo y tampoco de ningún integrante del grupo, a todos les encontré algo bueno, algo copado. Los libros tienen el respeto del recuerdo de cada uno, además, si los demás supieran escribir o se sentaran tranquilos a escribir, seguramente cada uno contaría su parte de todo aquello. Aclaremos que también a mí me gusta escribir, también, yo tengo eso, me gusta escribir y me encanta muchísimo escribir de rock. Entonces los demás me dicen siempre: “¿Cómo es que vos no hacés un libro de rock?”, “aunque sea uno que se llame ‘mis discos favoritos’” (risas).
Los shows que hiciste en su momento de Sumo por Pettinato anduvieron muy bien y llenaban en todos lados, me imagino tu satisfacción al respecto.
Roberto Pettinato: ¡Ves cómo las cosas vuelven!... uno va y vuelve, uno está mitad en el arte, mitad en los medios. El 90 por ciento de la gente de los medios está en los medios, pero yo estoy mitad en el lado del arte y otro lado en los medios. Yo siempre decía: “Si el día de mañana me quedo sin laburo o no tengo nada que hacer, siempre voy a tener lo que siempre fui, pues soy un periodista de rock, ¡ojo!”. Más allá de un periodista de rock, era un músico que tocaba la batería y recién tocaba el saxofón, bueno, pero no gané millones con eso, entonces me empecé a dedicar a otra cosa. Empecé como conductor de televisión y no como la mayoría que arranca de notero, de entrada, nomás fui conductor, el programa que dejó en su momento Vicentico, me acuerdo que se llamaba Rebelde sin pausa, iba por lo que hoy es la TV Pública, Canal 7 antes o, mucho más atrás, ATC. Lo único que me acuerdo de esos shows de SPP es que se había corrido la bola de los mismos y todos mis colegas querían venir a tocar, vinieron todos, Ricardo Mollo, el Zorrito Quintero, Willy Crook, Wallas, todos venían y no se querían bajar del escenario (risas), porque a todos los músicos nos gusta estar en una banda que suena de la puta madre, el músico se pregunta y le gusta eso, sin dudas.
Mucha gente que no estuvo en la despedida de Nito y Charly allá por el 75 en el Luna Park cuenta que estuvo. De haber sido cierto aquello, en el show “Adiós Sui Géneris” hubiesen estado 80 mil personas dentro del Luna Park, algo imposible en cualquier análisis. El otro mito que hay es que, en la última actuación de Sumo, había una gran multitud en ese estadio de fútbol donde tocaron por última vez, como si los hubiesen visto no menos de 250 mil personas, ¿no?
Roberto Pettinato: Es una gran mentira… yo me acuerdo caminando por el pasto con un vasito de plástico que tenía whisky, yendo así muerto de frío diciéndoles a los demás en ese momento: “¿Por qué estamos tocando acá?”. Recuerdo que miro así muy serio y me paro en escenario, mirando a las tribunas de la cancha de Los Andes, ¿no? Entonces miro la tribuna y había apenas cien personas, encima era en la loma del orto y ni se escuchaba, los aplausos ni se sentían. Yo dije: “Cómo puede ser que haya durado tan rápido el ascenso, desarrollo y caída” (risas). Pero en verdad yo dije: “Caímos, ya terminamos”, tampoco hay que olvidarse de cuando hicimos en 1986 el Estadio Obras con los Paralamas de número de apertura. Me acuerdo que hicimos el evento mitad y mitad, porque ninguno de los dos grupos podía llenar Obras, esa fue la verdad. Es totalmente verdad lo que digo “ninguno de los dos podemos llenar un Obras, ¿por qué no nos juntamos?”, entonces fue realmente así, pusimos adentro el escenario más adelante, de esa forma quedaba más chico Obras.
¿Qué te ocurrió emocionalmente cuando hiciste el libro Luca es mío?
Roberto Pettinato: Este libro tuvo un tono más catártico en mí, creo que fue mucho más aflojarme y hablar de lo que se me cantara el orto, pero igual hay algo que la gente no entiende. Si vamos a pasar el libro por lo mediático, estás frito, no se puede, eso es como pasar a Bucowsky por lo mediático, a cualquiera. Hoy es tan careta la sociedad porque puede llegar a ser ofensivo y no se qué, con el cuento de lo ofensivo se corre el riesgo de que lo artístico entre en peligro, si vos mañana decís: “Es un negro super celoso”, estos tipos dicen que son racistas y xenófobos, pero yo te digo: “Estamos hablando de Otelo, de Shakespeare”. Vos me decís: “Sí, pero esta obra hay que levantarla, porque están haciendo quedar a los negros para el orto y nosotros no lo podemos tolerar”, entonces, flaco, llega un momento en que no te permiten hablar absolutamente de nada. O sea, los libros de rock son libros de rock, son libros de música, de locura, de “sex, drugs and rock and roll”, no sabés si hubo de eso, pero, después de ver la miniserie de Luismi, “sex and drugs” hubo en todos lados. Es algo que no se puede reprimir, es como decirle al batero Keith Moon: “No, estos son otros tiempos, las generaciones cambiaron y todo el mundo evolucionó, no podés romper la batería en público”. Entonces, si evolucionamos solo para un caretaje insoportable, mejor no hagamos nada. Por eso digo, cada cosa tiene su lugar, entonces hay una parte de los libros de rock, donde uno puede decir cualquier cosa, es más, pasa en toda la literatura. De hecho, los autores escriben cualquier barbaridad, verdaderamente no da para que uno diga: “Ah, vos no podès escribir eso, eso es impublicable”… What!!!!!
Si Luca Prodan estuviese en este momento vivo hubiese sorprendido a muchísima gente, porque son bastantes las personas que creen que no tenías una buena relación con él, ¿no?
Roberto Pettinato: Bueno, hubo gente que me crucificó por lo mediático de estar en la tele y ser una “estrella” en otro lugar, ¿entendés?