El festival más famoso del mundo en los últimos días dio claras señales de vida. Después de una secuencia de obvias y previsibles suspensiones ocurridas el año pasado, debidas a la pandemia y las respectivas medidas de restricciones tomadas para evitar la ola masiva de contagios en todo el mundo. Durante todo el 2020 y buena parte del calendario en curso, lo habitual fue leer y escuchar la secuencia de cancelaciones o reprogramaciones de estas presentaciones artísticas con asistencia masiva de público, tomando en cuenta que todavía no había respuestas eficaces al problema sanitario, lo que impedía por ese momento hacer cualquier clase de reunión con un volumen de público multitudinario.
Post Malone, Miley Cyrus y los Foo Fighters fueron las principales figuras del grillado de este festival realizado entre el jueves 29 de julio y el domingo1 de agosto en Chicago, un evento que reunió en total casi medio millón de asistentes. El requisito específico para los asistentes al evento era muy claro y simple: vacunación completa o PCR negativo del día previo al evento, lo cual fue cumplido a rajatabla por los organizadores del “Lollapalooza Chicago”, quienes asumieron que la organización del evento en esta época sería analizada desde todas partes del mundo para evaluar resultados y consecuencias. El resultado tras el fin de semana en la localidad norteamericana dejó conclusiones positivas y alentó a todos los que están involucrados en esta clase de realizaciones.
La pregunta lógica que surge ahora en los amantes de la música y esta clase de reuniones masivas en enormes sitios al aire libre, es saber si lo sucedido en los Estados Unidos en el último fin de semana podrá concretarse a futuro en otras partes del mundo. Obviamente la situación sanitaria de Norteamérica es totalmente diferente a la que vive nuestro país en el último año y medio, algo que entienden perfectamente todos los empresarios del rubro y naturalmente el público que brinda su apoyo a esta clase de realizaciones artísticas. Todos entienden que buena parte de la población norteamericana recibió las dos dosis de Pfizer, una vacuna internacional autorizada y avalada en todo el mundo. Aquí en Argentina todo fue manipulado desde la ideología, desde principios de año se aplica una medicina que no fue aceptada ni autorizada tanto en Europa ni en los Estados Unidos, sin saber realmente si esta vacuna de origen soviético recibirá el OK durante la temporada 2022.
Además de estarse aplicando desde enero una serie de vacunas que no tienen validación a nivel internacional y que las mismas ahora tienen graves problemas en el suministro de las segundas dosis, la lenta llegada de Moderna y el impresentable acuerdo firmado casi un año después para que llegue Pfizer de una vez por todas al país, han demorado totalmente el regreso a la actividad cotidiana en escala destacada de personas en lugares cerrados y otros espacios de actividad. Hoy los cines, teatros y lugares culturales están funcionando a un porcentaje de aforo que hasta fin de año no superará jamás el 50 por ciento, por lo que la confianza en una recuperación acelerada en la industria dependerá sobre la cantidad de vacunas que arriben al país, la correcta y organizada aplicación de las mismas, sin olvidar los protocolos para evitar que la variante Delta crezca en dimensión. Esto último resulta a ciencia cierta un drama, porque muchas personas en un vergonzoso acto criminal resisten a hacer un mínimo de días en cuarentena una vez arribados a nuestro territorio, conducta que los convierte en bombas sanitarias transmitiendo la enfermedad de manera veloz.
Con un cuadro sanitario que despierta inquietud, mientras el promedio diario de muertos no baja de las 450 defunciones diarias, en tanto que la cifra de casos, momentáneamente están reflejando una perceptible caída, la idea de un evento masivo que reúna más de 45 mil personas en un espacio al aire libre no es que suene descabellado, pero si inviable en los próximos meses. Los conocidos productores de espectáculos asumieron para su pesar que el 2021 como temporada comercial está totalmente perdido, entendiendo que aún con la evolución sanitaria, los tiempos no darán para revertir en lo más mínimo casi dos años de total desastre en lo estructural. Pensar un espectáculo para 50 mil personas a fines de este año, tomando en cuenta la actual situación sanitaria del territorio argentino, es casi una utopía y aunque se incremente la cantidad de personas vacunadas, nadie considera a esta altura del año que pueda producirse un evento de esa clase, en medio del problema que afectó a este sector de la industria de manera brutal en los últimos 18 meses.
En la actualidad, solo quedan dos espectáculos anunciados para el último bimestre del año y nadie en su sano juicio cree que los mismos finalmente puedan llevarse a cabo, por más que haya cambios sensibles en el actual cuadro sanitario. La edición del “Lollapalooza Argentina”, evento que después de dos reprogramaciones ahora figura prefijado para los días 26, 27 y 28 de noviembre de 2021 en el Hipódromo de San Isidro, difícilmente pueda concretarse en territorio bonaerense, por muchas cuestiones. Por un lado porque muchos artistas internacionales involucrados en esta realización han preferido esperar que pase el problema que afectó al mundo, segundo porque no parece lógico que el actual gobierno de la Provincia de Buenos Aires habilite una reunión con la cifra de público que reúne el evento cada día, y tercero, porque hay un temor potencial en políticos, organizadores y la gente en general que una congregación con este números de asistentes termine siendo una bomba de contagio que luego tenga nefastas consecuencias.