¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónBuenos Aires - - Jueves 01 De Junio
Un artista de dimensión latinoamericana regresaba a Buenos Aires en 1970 después de rechazar la oferta de Hollywood. Raúl Lavié había pasado del muchacho canchero del Club del Clan, y su voz arrabalera privilegiada, a la estrella de la comedia musical, en México, y con Libertad Lamarque. Pero este santafesino “autoconvencido de su destino” quería dar vuelta de página, un nuevo rumbo como cuando decidió el micrófono en vez del lápiz, o actor de carácter más que una cara bonita, y depositó su talento en el monstruo musical que con “María de Buenos Aires” y “Balada para un loco” estaba rompiendo barreras en la música popular argentina desde el tango. La alianza con Astor Piazzolla duró desde ese encuentro feliz y Lavié fue uno de sus mayores intérpretes del bandoneonista y compositor. En el Centenario del genio marplatense, con miles de homenajes en el mundo entero, “Piazzolla inmortal” es el espectáculo del Negro Lavié que brilla con luz propia porque es parte de la banda de sonido de los argentinos. El Negro que cantó con las tres generaciones de los Piazzolla, padre, hijo y nieto. Astor y Raúl, un solo corazón tanguero.
Raúl Lavié: Mi idea es un show que mejor represente el deseo de Astor de que su música siga en el 2000, y en el 3000, también. Tomaré las mejores canciones de su Quinteto y Octeto, sumado al trabajo con grupos electrónicos, a fin de llevar su mensaje a los más jóvenes. Quería sumar otras cosas, tal vez haya una coreografía especial en Rosario, pero el presupuesto estaba acotado al dinero que obtuvimos por mecenazgo del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Además convoqué al pianista y arreglador Juan Carlos Cirigliano, que trabajó con Piazzolla en el Octeto, así que vamos a escuchar los arreglos originales. Y mi voz pasará por varias etapas del músico. Una será con mi hijo Gastón e Isidro Satragno, mi nieto, hijo de Leo, que conformarán Ultratango, un grupo electrónico que fueron de los primeros en hacer el repertorio de Astor para la juventud. Después en la formación del Quinteto presento las voces de Franco Zacarías, que creo tiene una gran voz, y Ce Suárez Paz, hija de Fernando Suárez Paz, el violinista que acompañó a Piazzolla en sus últimos años. Finalmente cierro en formato Octeto con Cirigliano y todos los clásicos del Maestro.
Raúl Lavié: Aclaremos antes que era parte de una generación, junto a Rubén Juárez y Julio Sosa, que revitalizó en los sesentas un género en retirada. Aunque sentía que había que cambiar el Tango o se moría. Y lo que pasó es que al relacionarme con Piazzolla encontré la manera de seguir cantando tangos. Una vez Astor me dijo, “yo te tengo que agradecer que vos Negro fuiste el primero que se prendió a mi ola”, admitía en esos años que los exitosos Rubén, Julio o –Roberto- Goyeneche seguían cantando a los tangos inoxidables, aunque reconozcamos que el Polaco Goyeneche se había acercado también a Piazzolla.
Cuando vuelvo de México en 1970, Piazzolla acababa de salir segundo polémico en el Festival de la Música de Buenos Aires “Con balada para un loco” Escucho ese tema, enloquezco, y digo que eso era lo mío. En este momento me convoca un directivo de la compañía discográfica CBS para grabar en el mismo estilo que venía haciendo Juárez. Me parecía que restaba en vez de sumar. Y rechacé una oferta tentadora. Entonces consulta qué quería hacer y respondo “grabar música de Piazzolla” Se pone a discutir, que Piazzolla no vende discos, que el negocio es vender discos. Entonces yo tranquilo confirmo mi decisión de grabar Astor. O nada. Reculó y sacó una contrapropuesta: daría los recursos para registrar la música de Piazzolla pero si fracasaba, el disco siguiente, me iban a imponer un repertorio clásico. Acepté. La única condición fue pedir que no me boicotee el disco. Y el directivo serio dijo qué nunca iría contra su propia compañía –algo que pasó tantas veces…-y, es más, confiaba en mí como productor. Y fueron tres discos que anduvieron fenómeno con temas del Gato Piazzolla, uno con Walter Ríos, y los otros dos con Cirigliano - "...el Negro Lavié Tango", 1971, "La ciudad de todos", junto a Cacho Tirao que también había tocado con Piazzolla, 1972, y "Raúl Lavié", 1973.
RL: Yo venía de varias grandes orquestas, entre ellas Héctor Stamponi y Osvaldo Fresedo, pero lo que agregó Astor fue un cambio radical de estructura musical. Imagínese que tenía todo un back de música de tango de los cuarenta, que escuchaba de pibe en la radio, y que había arrancado con el tango a los quince, en 1953. Mis influencias de cantores eran los de orquestas de –Aníbal-Troilo y –Osvaldo- Pugliese, que eran las verdaderas estrellas del género. De todos modos desde chico quise innovar y no parecerme a ninguno, empezando por Gardel. La experiencia de Piazzolla me dio libertad y trabajar como yo quería en el canto de Buenos Aires sin prejuicios, sin límites.
RL: Yo no lo elegí el canto sino que se me cruzó el profesor Serafino y dijo que tenía muy linda voz, y que tenía que probar con el canto. Sinceramente en ese momento lo que quería era dibujar. Por suerte mi mamá me guardó varios de esos cuadernos que empecé en la primaria. Mi vida siempre fue signada por el autoconvencimiento de que podía hacerlo. Ahí pensaba que mi vida iba a estar regida por el arte pictórico. Pero la vida me tenía preparado otro camino. Y Serafino se aparece a mi casa y dice a mi mamá que me mande estudiar música, que era una pena que no estudiara canto. No teníamos plata. Y el profesor responde que no nos cobraba nada. Me acuerdo que mi mamá me siguió hasta la puerta del conservatorio, y se quedó esperando el primer día, por si me escapaba. Pasó que me gustó tanto cantar, y me enganché con los otros jóvenes del coro, que de poco me fui metiendo en la orquesta y terminé como solista. Fue autoconvencerme que también podía cantar. Y canté.
Así me escuchó cantar una de las Orquestas Características de Álvarez, mi pueblo cerca de Rosario, y me contrataron con menos de quince. Allí desgranaba pasodobles, baladas, boleros, tango y un montón de estilos en el repertorio de esas orquestas, y que hicieran famoso a Feliciano Brunelli. Sería una experiencia que me dio una versatilidad bárbara. Después canté en otro grupo Rosario y entré a la Orquesta Típica de Julio Conti. Y a las 16 debuté cantando tangos en la radio con un par de temporadas en salones y clubes de pueblo.
RL: Uno de los primeros otorrinolaringólogos que me revisó las cuerdas vocales confesó que yo no tenía cuerdas sino que venía con sogas (carcajadas) Eso podría explicar lo lozanas, y potentes, que son mis cuerdas vocales. También mi estructura de un paladar muy alto, y que forma una cámara de sonido, como una cúpula de iglesia donde la voz sube. Eso ayuda mucho al volumen que sostengo. De todos modos trabajé mucho la voz de manera autodidacta. Y encontré la forma de mejorar la emisión a través de la respiración, en especial estudiando libros sobre técnicas vocales.
RL: (Carcajada marca Lavié) Mi vida está con mi casa. Siempre he intentado defender a la familia, me encuentre dónde me encuentre. Y si hubo separaciones no fueron fracasos sino el saldo de una decisión mutua, entre dos. No existe además ningún fracaso en mi vida familiar desde el principio. Tengo una hija de mi primer mujer, ella siempre estuvo cerca, y ligada a sus hermanos. Y cuando me separé de Pinky también seguimos unidos porque considero lo más importante tener una familia, tal vez por la carencia que tuve de chico (pausa) Y defenderla y seguir adelante.
Con Laura tenemos cuarenta años que pareja y nos hemos recasado. Primera nos casamos en Paraguay, después en Argentina con el divorcio legal, y finalmente cuando fallece mi primer mujer, por iglesia. Me siento feliz de ser la cabeza del Clan Lavié, que es un árbol con cinco hijos y seis nietos. Y que el legado musical siga a través de mis hijos, que arrancaron en la música electrónica, El Signo, y que después formaron Ultratango, con fuertes bases en la música de Piazzolla. Tanto influyeron que Gustavo Santaolalla reconoció que armó Bajofondo, el suceso mundial del tango electrónico en los dos mil, después de escuchar que ellos estaban marcando el camino de la renovación del género. Mis hijos, como su padre, quisimos darle nuevos aires al Tango para que nunca muera. Como Astor.
RL: Estoy muy orgulloso de lo que concretó mi hijo. Y yo me sentí muy feliz que haya logrado sus sueños. El destino quiso otra cosa (Leonardo falleció en 2019). Pero estoy convencido de que uno se define por sus logros. Leo es amado por sus amigos, recordado por la música que hizo, y eso para mí es la mayor satisfacción. Lo recuerdo constantemente, con amor y alegría, pero no dramatizo. Siento su ausencia y sigo en contacto con su recuerdo y su amor. Y la música de Piazzolla me conectará nuevamente con su arte. Gracias, Astor.
Fecha de Publicación: 11/03/2021
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