¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónBuenos Aires - - Martes 21 De Marzo
Agustín Druetta, músico y artesano de las melodías, decidió exponer la situación común en la que se encuentran los artistas que deciden subir su música a las plataformas digitales de consumo vía streaming. El origen de su manifiesto se da porque la agregadora digital Limbo music –con la que publicó su primer disco solista, La mala palabra (2018)- le solicitó la suma de 6 mil pesos “para seguir en Spotify” con el argumento de estar “dando un gran paso”.
Agustín formó parte de distintos proyectos musicales, siempre poniéndole la mejor onda. Con la creatividad que solo un músico cordobés puede llegar a tener. Ole Blando, Los primos de la Bigornia y Los Biorsis son algunos de los nombres que tuvieron sus grupos. Residió en España, cruzó el charco para poder hacer conocer su arte, y vivir de lo que más le apasiona: la música. Pero, desde sus tierras, expresó lo que muchos piensan, sin miedo y con ganas de transformar un poco los manejos de este mundo actual en el que se atropellan las intervenciones culturales y musicales, en pos de ganar más.
En mis humildes 15 años de carrera nunca pagué por tocar, nunca vendí entradas, nunca participé de un concurso de bandas, nunca fui a un certamen de artistas. Por eso no me han visto tocar en festivales como Cosquín Rock, ni telonear a grandes bandas, ni tocar en bares de moda, o en concursos de TV.
Yo elegí otro camino. Que es el camino de la música independiente y del compromiso social. Y ese camino me llevó a vivir historias maravillosas. Por momentos estuve en la gloria y por momentos estuve en la mismísima mierda.
Me acuerdo aquel 2013 tocando en Plaza de Mayo para los 30 años de la democracia, abrimos el show donde luego tocó La Renga, Fito, Santaolalla, Gieco. Y unos días más tarde tocamos en un minúsculo centro cultural donde entraban tres o cuatro personas. Me acuerdo de las marchas del 24 de Marzo en Plaza San Martín cantando frente a los rostros llorosos de las madres y las abuelas de Plaza de Mayo y una columna interminable, realmente interminable de gente. Y unos días después yendo de gira por los pueblitos del interior de la provincia en un corsa reventado.
Me acuerdo que tocamos en la Cárcel de Villa María para las internas del pabellón de mujeres que se volvían locas y nos pedían tocar todos los temas de la Mona Jiménez, y unos días más tarde en un cumpleaños en el patio de una casa.
Toqué en escenarios inmensos con pogos furiosos, y en bares caretas donde todo el mundo hablaba y nadie te prestaba atención. Toqué en hoteles lujosos de Europa y luego en la calle por unas monedas. Toqué en el Sheraton y en el barro del acampe de Malvinas. “De bombas a bombones, todo ví” dice mi madre. Y te juro que no se me cae nada. Ni con lo uno, ni con lo otro. Porque esa historia es mi único tesoro y no lo cambio por nada.
Entonces, este mail no es para limbo música, que se puede ir a la puta que lo parió, sino para contarles que, desde que dejé de perder el tiempo pensando en la difusión y pude concentrarme en la obra, todo ha ido mejor. Que lo importante es perseverar. Perseverar con una buena obra. Encontrar el propio pulso, el estilo propio, tratar de hacerlo bien. Y luego la difusión viene sola. O no, pero entonces ya no te importa.
La canción de autor no da plata. Los mercachifles que andan husmeando por estos lados son, al decir del Indio: listos de centavos, aristócratas de cotillón. No voy a pagar por estar en Spotify. No voy a pagar por tocar. No lo hice nunca y no lo voy a hacer ahora. No pasa nada. No se muere nadie. Los mismos que iban al show siguen yendo, y los que no iban, tampoco iban a ir. Voy a ponerle un valor a mi trabajo, un precio. Y cuando se me antoje, cuando se me cante, cuando la causa lo amerite, con mucho gusto lo voy a regalar.
¡Pegarla es mentira! ¡No se puede agarrar la música, muchachos! Qué tanta mierda de Limbo, de Spoti y de la mar en coche... No se puede tener la música, no se puede guardarla. Son vibraciones en el aire, se te escapa para todos lados, como el tiempo, como la vida, como la libertad.
Quizás no me encuentren más en Spotify. Sigo en mis redes, en mi página web y acá sentado en mi casa, como estuve siempre.
Salú!
En el marco de una pandemia mundial, rebelarse contra las plataformas que absorben y manejan la economía es un acto revolucionario. Pero Agustín sigue componiendo, trabajando y construyendo un mundo más libre a través de sus instrumentos, su voz y su creatividad. Incluso él mismo fue el creador de los hits cordobeses de la cuarentena: “Quiero volver al aula” y “La cuartetena” fueron las canciones que alegraron a miles de corazones y alcanzaron una difusión increíble...
¡A bailar con el músico Agustín Druetta!
Fecha de Publicación: 07/12/2020
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