¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónBuenos Aires - - Miércoles 31 De Mayo
Su vida es una mezcla de cuento de hadas, muchísimo trabajo y la convicción de sumar a su talento artístico la articulación de un estilo que cautivó a millones de fans. En febrero de 1981, cuando la historia le tenía reservado un sitio privilegiado en la música cantada en español (castellano), su vida cambió cuando el demo que enviaron a una productora fue elegido por el empresario que trajo a Queen a la Argentina. Esa decisión significó que en cuestión de horas tuviese que armar una formación para tocar antes de la banda inglesa, a esa altura el grupo rockero top en la consideración mundial. La visita de los ingleses a suelo patrio marcó un antes y después en la industria de los espectáculos masivos. En ese momento Miguel Mateos convocó de urgencia al bajista Fernando Lupano y al guitarrista Ricardo Pegnotti que, junto a su hermano Alejandro Mateos en batería y él en teclados, se convertirían en los primeros músicos en tocar para una multitud en un estadio de fútbol.
Alfredo Capalbo fue el legendario empresario que trajo a Queen para tocar en Argentina, cuatro conciertos que finalmente sumaron un quinto recital en Buenos Aires. Los días 28 de febrero y 1 de marzo los músicos ingleses desembarcaron en el estadio de Vélez, gira que los trajo al país para presentar los discos “The Game” y “Flash:Original Soundtrack”, ocasión en la que “Miguel Mateos Zas” tuvo la difícil misión de abrirles a los extranjeros cada noche en el barrio de Liniers. Lo que no imaginaba el joven artista a sus 27 años es que se convertiría, obviamente por circunstancias del destino, en el primer músico en dar un recital delante de casi sesenta mil espectadores en una cancha de fútbol. Durante esas noches, la gente obviamente no quería saber nada de “opening acts” (teloneros), postura que le hizo saber a la banda argentina con incómodos silbidos y monedazos el sábado 28 de febrero de 1981, tiempos donde el presidente de Argentina era Jorge Rafael Videla.
Recordando aquellas noches ocurridas hace cuatro décadas, Miguel Mateos no evita ser sincero anulando cualquier filtro a sus expresiones. “¿Cómo lo recuerdo?... en esos días con mi hermano estábamos cagados en las patas, tocábamos en pubs chiquitos para 20 sordos y de golpe tuvimos que actuar delante de 50 mil personas. Era un desafío muy importante, teníamos bastante pánico, la primera noche la gente nos ignoró olímpicamente, mientras a un costado Juan Alberto Badía nos alentaba sin parar”, cuenta el cantautor rockero, fechas donde volaron algunos monedazos por los impacientes para ver a la banda británica. De los cinco shows que dio Queen en Argentina (tres en Capital Federal, uno en Mar de Plata y otro en Rosario), Mateos y Zas solo participaron en los tres realizados en Vélez, historia que cambió algo con el segundo y tercero, cuando algunos tibios aplausos asomaron.
De aquella semana con las estrellas británicas en Argentina provocando una verdadera e inusual conmoción en los seguidores del grupo y la prensa en general, Miguel Mateos en esos días mucho más prefiere no recordar, entendiendo que el foco estaba puesto en este super grupo inglés que llegaba al país en su mejor momento musical. La gran banda del Reino Unido se manejaba con mucha seguridad, guardaespaldas privados y únicamente el guitarrista Brian May decidió romper el protocolo, acercándose a los músicos locales en un aislado bache operativo. “Tuve un breve contacto con May, intercambiamos pocas palabras y me regaló una moneda de diez centavos (penny) que usaba como púa, estuvo a pesar de la brevedad muy educado y cortes, rompiendo cierta distancia”, indica Mateos.
La historia después de aquellas noches es archiconocida. Un año después de los recitales, la guerra del Atlántico Sur entre Argentina e Inglaterra por el archipiélago de islas deparó la rotura de relaciones, una sangrienta guerra con miles de muertos y la imposibilidad del regreso soñado por los fans de la “reina musical”. Lo más cerca que pasó Queen después de aquella icónica semana de 1981 fue su visita al Festival “Rock in Rio 1985”, actuación que marcó un antes y después en suelo carioca en la gira de “The Works”. En noviembre de 1991, Freddie Mercury falleció por un cuadro de neumonía agravado por su cuadro de AIDS, enfermedad que por aquellos años no tenía medicamentos para combatirla. Queen volvió a Buenos Aires dos veces, con Paul Rodgers y Adam Lambert en el nuevo milenio, pero sin Mercury y también sin John Deacon, esa banda fue un fantasma de sí misma.
Miguel Mateos y las distintas formaciones del grupo Zas fueron, hasta 1987, de menor a mayor con dos trabajos inolvidables. Desde el álbum debut en 1982 con la nomenclatura de esta banda sumado a su nombre, llegaron después “Huevos” (1983) y “Tengo que parar” (1984), discos que esgrimieron grandes hits como “Tirá para arriba”, “Huevos” y “Un poco de satisfacción”. El excelente show de aquel momento quedó genialmente testimoniado en “Rockas vivas” (1985) grabado en el Teatro Coliseo, registro que, entre las diferentes y constantes reediciones y formatos, superó los 2 millones de unidades vendidas, superando por gran diferencia al disco de Fito Páez “El amor después del amor”, que consiguió en su momento la atractiva cifra de 600 mil compacts vendidos por el sello Warner Argentina.
El disco más importante en la carrera de Miguel Mateos con su grupo y como solista es “Solos en América” (1986) grabado en los Estados Unidos, álbum que lo catapulta en toda Latinoamérica con grandes canciones como “Cuando seas grande”, “Es tan fácil romper un corazón” y “Llamame”. En aquel momento el músico pasó de tocar en Obras a lugares como el Velódromo, donde reunió casi 30 mil seguidores y América Latina se rindió a sus pies con la edición de ese trabajo en todo el continente. Aquel proyecto producido junto al realizador Kim Bullard, fue y sigue siendo clave en la carrera del gran músico argentino.
El último disco con la formación “Zas”, que por esos momentos reunía a grandes estrellas musicales como el “Negro “Carlos García López, Ulises Butrón y Cachorro López, fue el álbum “Atado a un sentimiento” (1987). Después de la gira de este trabajo, Miguel Mateos fijó residencia en Los Ángeles mientras los medios especializados y el público de todo el continente lo declaraban el “jefe del rock en español”. Más allá de la buena respuesta que conseguía en Argentina con sus fans, los medios y cierta parte de la industria destrataban al músico por residir en los Estados Unidos, tiempos donde Miguel concreto muy pocas actuaciones en territorio argentino.
Residiendo en suelo norteamericano, el artista lanza “Obsesión” (1990) como puntapié de su nueva fase como solista y la gran fenomenología aumenta todavía más su dimensión. Tras este disco llega su nuevo trabajo “Cóctel” (1993), grabado en vivo con un par de canciones de estudio, “Kryptonita” (1991) y el controvertido àlbum “Pisanlov” (1995). Increíblemente, este álbum se publica en todo el continente… menos en Argentina, por un áspero conflicto con su sello editor, obligando a sus fieles seguidores a adquirirlo como disco extranjero en países como Chile o Perú. Después de romper con Mercury-Warner, el músico firma con Universal Argentina y lanza “Bar Imperio” (1998), uno de sus grandes trabajos de estudio.
Después de la caída de las Torres Gemelas en EE. UU., la renuncia de De La Rúa a fines de 2001 y la crisis con cinco presidentes en una semana, Miguel publica “Salir Vivo” (2002), un proyecto que reunía muchos temas de un fantástico recital en el Teatro Astros y varias canciones inéditas. Llegan después “Uno” (2005), “Fidelidad” (2008) y un nuevo trabajo en vivo llamado “Primera fila” (2011), el primero con Sony Music grabado en la Universidad de la Música en San Telmo, con la presencia de la española Malú y los mexicanos REIK como invitados especiales.
Conviene detenerse un segundo en este trabajo en vivo. Así como en su momento el mega boom del disco “Rockas Vivas" había derivado en la publicación del primer Video Home hogareño, VHS registrado en el Luna Park, la edición de “Primera Fila" tuvo el honor de ser el primer trabajo filmado en vivo que además de aparecer en DVD también fue lanzado en Blu-Ray, otro de los formatos estrellas de aquel momento.
Antes de divorciarse del sello Sony Music Argentina, el músico lanzó "La alegría ha vuelto a la ciudad" (2013) y “Electropop” (2016), no sin antes reeditar en vinilo de alta calidad ese clásico de “Solos en América”, presentado en Obras durante 2017. La última obra del gran cantautor argentino es "Undotrecua” (2019), material que primero apareció en plataformas digitales, pero que, por gestiones de la agencia Booking & Management, también tuvo su edición en formato físico con un CD lanzado por DBN. Mientras coordina sus primeras actuaciones presenciales, el músico elabora nuevos temas para un trabajo de estudio, etapa en la que el afiatado periodista Gustavo Bove ultima detalles de lo que será la biografía oficial del artista, libro que aparecería en primavera a través de Editorial Planeta a todo el continente.
A 40 años de aquellos conciertos abriéndole a Queen, Miguel Mateos no solo se convirtió en el “jefe del rock en español”, sino en uno de los músicos claves en nuestra historia con sus grandes discos y canciones.
Fecha de Publicación: 04/03/2021
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