La parábola del DJ rockero

“Lo importante es la apertura. Desde que existe el sampler, las cosas cambiaron y muchos grupos de rock ya lo adoptaron como instrumento.

A los Divididos me los encontré en Londres y los llevé a conocer discotecas y DJ. Vieron que yo podía agregarle a la banda colores nuevos. Al principio, su público no me aceptaba, pero, cuando vieron que yo pasaba voces grabadas, cítaras y loops, terminaron aplaudiéndome”: esta simple anécdota define a Javier Zuker mejor de lo que podría hacerlo cualquier explicación.

Quienes conocen de música electrónica, dicen que Zuker es el más rockero de los DJ. Y, cuando digo “quienes conocen” me refiero, entre otros a Hernán Cattáneo: “Siempre supe que él iba a ser el gran DJ argentino: porque tiene ese toque rockero que a la gente le encanta", dice de quien es su amigo desde hace unos 30 años.

En pocas palabras, Javier Zuker es un bajista que encontró su lugar en el mundo de la música detrás de una bandeja de discos; es el que se anima a poner Metallica y AC/DC en la Creamfields; es el que lleva al más rockero de los rockeros al electro, y le da vuelta su universo, incluso cuando se trató de figuras de la talla de Ricardo Mollo o de Gustavo Cerati. Porque en un mundo lleno de posiciones extremas, siempre viene bien un poco de armonía.