¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónBuenos Aires - - Martes 31 De Enero
El nuevo cierre de actividades para la industria artística fue un mazazo en la demorada vuelta a la “vieja normalidad”, pero no es que exista sorpresa en aquellos que integran la industria del espectáculo, sabido es que para esta época se aguardaba el desembarco de la segunda ola de contagios masivos, algo que efectivamente aconteció. Los involucrados en este contexto profesional todavía no se habían recompuesto de la catástrofe que significó la ausencia de eventos con la presencia de público, y ahora con la paulatina vuelta de los recitales, proyecciones cinematográficas y funciones teatrales con aforo estaban lidiando en cámara lenta con una recuperación fragmentada de enorme limitación.
El desencanto que produce mencionar la palabra “streaming” entre los artistas, es un punto no menor en todo lo que viene sucediendo durante los últimos días. Comprendiendo que la situación sanitaria es muy grave, mientras la llegada de vacunas atraviesa una caótica y angustiante situación que incluye funcionarios despedidos, vacunatorios vip, conflictos políticos por los porcentajes de dosis que corresponden a cada región y una desmadrada manipulación partidaria de aquellas utilizadas a la fecha, la industria del espectáculo y la cultura general admite que han llegando meses muy angustiantes para sus protagonistas, algo que la nueva cancelación de la Feria del Libro desnudó sin atenuantes.
Los músicos entienden que la vuelta de los recitales bajo techo con limitación por aforo no ocurrirá tan rápido como algunos suponen en estas semanas, entendiendo que, ante el crecimiento de contagios y defunciones, esos lugares de reunión pública están prohibidos de manera terminante hasta pasado el invierno. Si bien la concreción de eventos sigue en algunos espacios al aire libre, pero con un límite muy asfixiante de gente reunida, todos coinciden que la ayuda estatal será imprescindible para que el sector pueda sostenerse en este segundo cuatrimestre del año. El problema es que este reclamo se suma a la de otros sectores del país y pocos guardan esperanza de encontrar respuesta en estos meses.
Asumido el principal problema sobre la ausencia de conciertos presenciales, la mayoría de los músicos consultados por Ser Argentino durante las últimas horas admitieron que por lo menos hasta principios de invierno no contemplan desarrollar ninguna actividad con la utilización de plataformas digitales. La posición asumida guarda relación con una serie de situaciones donde muchos intérpretes descreen de los beneficios que esta nueva prestación pueda brindar, habida cuenta que durante el 2020 fueron más los conflictos que provocó este tipo de servicio, que las ventajas acaecidas por esta prestación, sistema que a poco de implementado pareció vivir un furor y luego el mismo se fue decantando.
El escándalo de tono continental que provocó hace pocas semanas la fallida transmisión del concierto del grupo soporte Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, un recital que ante ciertos problemas de la plataforma de emisión terminó siendo transmitido desde la página oficial de YouTube del conjunto que acompañaba a Carlos “El Indio” Solari, fue el detonante para que muchos músicos por el momento eviten la utilización de este servicio a la hora de mostrar sus novedades artísticas. Todavía sobrevuelan las quejas, denuncias y otra gama de acciones que los usuarios del sistema hacen público para demostrar rápida y contundentemente la pobreza estructural de la estructura para estas transmisiones en vivo.
Los intérpretes que tenían previsto una serie de presentaciones en lugares cerrados con la limitación de aforo establecida a un 30 por ciento del lugar, han optado en su mayoría por aguardar un cambio de situación y no han apelado al uso del streaming, comprendiendo que hasta que no haya una mejora tecnológica en la infraestructura de las plataformas, los eventos son más un dolor de cabeza que una circunstancia positiva. Aquellos que sobre la fecha de cierre de los conciertos presenciales quedaron con actuaciones suspendidas, en la mayoría de los casos optaron por cancelar esos espectáculos, devolver el importe de las entradas comercializadas y esperar con calma hasta que regrese la presencialidad.
El sistema de streaming, es decir la transmisión de un evento en vivo o la reproducción de algo grabado que se emite como si fuera un evento en tiempo real, asomó en Argentina durante las últimas semanas de marzo, poco después que el presidente argentino Alberto Fernández firmara un DNU confinando al país al modo ASPO en fase 1, tras el esperado y triste desembarco de la pandemia en nuestra nación. Luego de aquella noche del jueves 19 de marzo de 2020, los empresarios de la industria del espectáculo hallaron como una nueva posibilidad de trabajo, la concreción de eventos por streaming, modalidad que en esos primeros días pareció una solución aceptable ante el grave desmadre sanitario.
Las primeras semanas de aquella situación denotaron curiosidad por la novedad y enorme atracción del público para emplearla, seducido por la posibilidad de ver a sus estrellas en sus hogares hasta tanto se recuperase la presencialidad. Lo cierto es que a medida que las personas decidieron unirse al servicio, el mismo comenzó a mostrar las inconmensurables
fallas que ostenta el sistema digital en esta parte del continente. Si antes de la pandemia la estructura era deficitaria por múltiples motivos, después con las limitaciones y poderosas crisis de las empresas, la cosa empeoró, agravado por la restricción de aumentar el valor de los servicios por razones de complejidad nacional en medio de una crisis de esta clase.
Con un sistema de transmisión que oscila entre los 3 y 4 GB de servicio en la actualidad, sumado a más de 60 millones de celulares funcionando en la red digital, sin olvidar todos los equipos que utilizan Internet para diferentes prestaciones, la llegada del streaming al país como mecanismo de compensación, fue como pretender que un astronauta llegue a la Luna apenas impulsado por una catapulta de un parque de diversiones vikingo ubicado en la región más cercana al satélite terrestre a la hora de impulsarlo. La sobrecarga de todas estas unidades mancomunadas a un servicio deficitario, como era de esperar, provocó un colapso de dimensiones muy poco fáciles de describir a los neófitos de esta temática.
En las últimas semanas y cuando ya se presagiaba el absoluto cierre de los lugares donde se desarrollaba actividad en sitios cerrados con limitación de aforo, los empresarios de las principales estructuras aceptaron dar su punto de vista sobre la experiencia del streaming aplicado a la música durante el año pasado, conclusiones totalmente desalentadoras en las que muchos explicaron que no solo no dio ganancia sino también provocó pérdidas y otra gama de inconvenientes. Este núcleo de productores que adaptaron sus estructuras con la finalidad de seguir trabajando, aun bajo estas limitaciones, confesaron sin titubeos que el principal inconveniente que afronta esta aplicación digital es su infraestructura técnica.
Aquellos músicos de primera línea que habían realizado escasas apariciones mediante las plataformas de streaming, hoy advierten que la gente está muy cansada de esta clase de aplicaciones, optando por aguardar la vuelta de los conciertos presenciales, algo que por el momento se torna naturalmente imposible. Más allá de los buenos resultados que cierta clase de eventos con menor concurrencia lograron en todo este período, los principales referentes de cada sector señalan que la saturación de este servicio, como también aquel que permite escuchar canciones o listas de las mismas en ciertas plataformas, provocó un desgaste que, sumado a las nuevas tarifas, desalentó un consumo de mayor importancia.
El año pasado, el streaming surgió como un singular “bote salvavidas” para mantener en funcionamiento algunos escalones de la industria, especialmente el personal que trabaja en los espectáculos, aunque con dotaciones limitadas, pero, aunque con el correr de los meses creció su utilización, el surgimiento de gravísimos problemas técnicos conspiró de pleno para que el sistema no lograse una aceptación total. Con la vuelta de algunos shows en formato presencial, como los de autocine, al aire libre con aforo limitado y unos pocos en salas cerradas con enorme restricción de personas, la experiencia del streaming quedó en un segundo plano, situación que podría cambiar ahora con las actuales restricciones.
Fecha de Publicación: 08/05/2021
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