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Ir a la secciónBuenos Aires - - Domingo 28 De Mayo
Cuando contaba apenas con 3 años, los Cobián se trasladaron a Bahía Blanca. Afectiva y sentimentalmente ligado a esta ciudad donde su familia residió por muchos años, y donde existió la casa paterna que inspiró el tango “La Casita de Mis Viejos”, estudió en el Conservatorio Williams teniendo como profesor a Numa Rossotti.
En 1913, ya recibido, Cobián llega a Buenos Aires. Dormía en hoteles de $1 la cama y se ganaba sus primeros pesitos como pianista en una cervecería alemana y varios cines, en los que ponía la cuota de música al silencio de las películas.
Conforma trío con uno de los más cotizados bandoneonistas del momento, Genaro Espósito, y el violinista Ernesto Zambonini, hombre de facón al cinto. Juan Carlos estaba en la vereda opuesta de este músico. Él era un típico "cajetilla" al que le bastaban sus certeras trompadas, generalmente por cuestiones de polleras.
En esos años, Cobián ya es reconocido por su gran calidad musical y su refinada elegancia en el vestir. Un verdadero dandy de cuerpo atlético, con el que hacía estragos entre las mujeres, que eran su debilidad. Junto con el whisky y el champagne. Vive cinco años en Estados Unidos llegando a trabajar junto al gran Rodolfo Valentino.
Compuso "Los dopados" (retitulado "Los mareados"), "La casita de mis viejos", "El cantor de Buenos Aires", "Shusheta", "Niebla del Riachuelo", "Hambre", "Rubí", "Nostalgias" y "A pan y agua" (con letra de Cadícamo), "Es preciso que te vayas" (C. Flores), "Volvé a mi lado", "No me cortes las alas", "Has cambiado por completo" (con E. Dizeo), “Mi refugio" (P. Numa Córdoba) y "El motivo" (P. Contursi), "La noche de los dos", "Monedita de plomo" (ambos con letra propia) y muchos otros.
Cobián contribuyó a gestar toda una tendencia en la cual se rindió culto al melodismo y en la que inscribieron luego sus tangos los hermanos De Caro, Lucio Demare, Pedro Laurenz, Aníbal Troilo, Antonio Rodio, Alfredo Malerba y otros.
El actor Juan Carlos Thorry siempre relataba que Cobián, en épocas de malaria económica, cuando andaba de gira por el interior del país, siempre viajaba con una vieja valija y un estuche de guitarra. ¿Para que un pianista quiere un estuche de guitarra? Allí ponía su ropa y enseres personales. La valija la dejaba en los hoteles y se iba sin pagar con la excusa de ir a tocar.
El 10 de diciembre de 1953 murió en el Hospital Fernández. Solo. Había perdido el conocimiento y hasta le habían robado su eterna pulsera de oro sin cierre (que había hecho soldar para hacerla “imperdible” en sus asiduas peleas a puño limpio). Tenía 57 años de vida intensa.
¿Había algo más que hacer en la tierra después de haberlo hecho todo? Juan Carlos Cobián había elegido vivir de primera y morir de segunda. Se fue de este mundo sin dinero. Dejó 50 obras publicadas en Buenos Aires y valiosos manuscritos de tangos inéditos.
Fuente: La Nueva (Por José Valle)
Fecha de Publicación: 31/05/2019
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