Ser Argentino. Todo sobre Argentina

Gustavo Santaolalla: “Actuar con Soda Stereo era un desafío que no tenía ganas de perderme”

El músico actúa como cantante invitado del grupo argentino en su gira despedida, shows donde interpreta el hit “Cuando pase el temblor”. Después de estos recitales en Capital y su show con “Bajofondo”, el artista habló a solas con “Ser Argentino” de toda su carrera.

No disfruta el calor intenso y menos estas temperaturas agobiantes que atraviesa Buenos Aires en estas semanas previas al cambio de calendario, por lo cual es usual encontrarlo en la comodidad de su buncker ubicado en un lujoso y clásico hotel de la Avenida Alvear en la tradicional zona de Recoleta. En su agitada estadía sin dudas vivió un fin de semana a pura música, pues primero se presentó el pasado jueves 16 con su grupo “Bajofondo” en el Teatro Coliseo, show tras el cual se puso a disposición del enorme espectáculoGracias Totales” realizado en Argentina en el Campo Argentino de Polo de Palermo. Durante las dos fechas en las que tomó parte de manera presencial en la gira despedida del grupo más importante en la historia del rock argentino de todos los tiempos, fue naturalmente uno de los intérpretes más aplaudidos del emotivo espectáculo en la urbe porteña. Acostumbrado a diversificarse en muchísimos proyectos a la vez, su mente y organización neuronal pone en foco varias actividades de manera simultánea, dejando claro que su actitud de sembrar obra es inagotable por cualquier lado que se lo analice. Antes de regresar a Los Ángeles, lugar desde donde coordina la mayoría de sus proyectos internacionales, instaló una muy extensa pausa de dos horas allí en su cómoda habitación de hotel con vista al residencial cementerio porteño, tiempo donde este destacado autor, cantante y guitarrista habló a solas con “Ser Argentino” para contar a esta altura del año su presente profesional y referirse a muchos proyectos artísticos. Estas fueron las apreciaciones de Gustavo Santaolalla a pocas horas de regresar a Los Ángeles, Estados Unidos, donde reside la mayor parte del tiempo preparando sus proyectos artísticos. 

 

 

¿Cómo viviste la última presentación del año con “Bajofondo” tocando en una sala tan bella como la del Teatro Coliseo? Agotaron localidades de manera automática.

Gustavo Santaolalla: Entusiasmado y realmente muy feliz por todo lo que sucedió, a lo largo de estas décadas, “Bajofondo” consiguió seducir a un numeroso público no solo en Argentina sino en muchas partes del mundo donde nos presentamos. Los conciertos que ofrecemos se convierten en una experiencia donde más allá de haber una lista de temas, hay muchas situaciones de factor incierto que proponen las canciones, entonces lo que sucede cada noche arriba del escenario es seductor por donde lo analices, tenemos a lo largo del concierto muchas situaciones muy cautivantes porque cada músico en escena tiene momentos para sumar cosas y así el show se hace muy divertido. La renovación en el concepto que la banda encara cada temporada nos mantiene muy enchufados con todas las cosas que vamos sumando a los espectáculos y la gente lo disfruta muchísimo.                 

 

Más allá que ahora los sellos disfrutan la óptica de sacar singles en vez de discos completos, ustedes siempre prefieren publicar discos enteros. Desde ese punto de trabajo, ¿cómo encaja en la extensa historia creativa de “Bajofondo” el concepto de “Aura”? Fue el disco que lanzaron a finales de 2019 antes de la pandemia.

Gustavo Santaolalla: Sin dudas ese fue un disco notoriamente cargado de un montón de cosas, tal vez simplemente porque nos tomamos un prolongado tiempo para reflexionar, existieron una serie de pautas que mantuvimos inalterables y eso ayudó naturalmente a darle soltura a lo que estábamos buscando en esa etapa de la banda. Cuando finalmente decidimos entrar a grabar, partimos entusiasmados de una premisa bastante diferente a la que tuvo el resto de los discos anteriormente editados. Antes la mecánica era juntarnos todos a tocar, pero ahí las cosas vinieron barajadas de otra manera, entonces cuando nos encontramos en el lugar de trabajo cada uno tiró dos temas sobre la mesa y desde ahí empezamos a componer. Sin dudas todos nos vimos en la inexcusable necesidad de hallar nuevos paradigmas dentro de nuestra música,  porque antes ya habíamos descubierto muchas cosas que estaban buenas, que nos convencían, pero la curiosidad provocó que rompiéramos ese concepto habitual para hacer algo diferente y ponernos a explorar otras cuestiones: Honestamente tenía muchísimas ganas de hacer un proyecto que tuviera que ver con el Río de la Plata, pero específicamente con la música y la estética rioplatense, lo cual alude a nuestra preocupación de la identidad, al igual que en todo lo que suelo llevar a cabo en la música.

 

En tu análisis ¿Qué peso o injerencia pensás que alcanza lo místico dentro del concepto seleccionado a la hora de convertirlo en una canción o un álbum completo?

Gustavo Santaolalla: Percibo que lo psicodélico tiene esa cosa especial que engancha con lo onírico, con lo netamente surrealista, pero al mismo tiempo con lo absurdo y con todo lo que uno percibe mágico, por eso al escucharlo con cierta clase de distancia, siento que indudablemente la música de ese disco deja en evidencia lo que te comentaba antes al responderte. Siempre es prioridad del grupo bucear en otras situaciones más arriesgadas, podemos enfilar hacia el páramo de una cueca o un tema bastante andino como 'Virgen del sol', pero allí te das cuenta que la psicodelia determina realmente todo esto. Tanto Juan Campodónico como Martín Ferrés venían oyendo esas bandas de los’60 muy al estilo de los Beach Boys o llanamente The Byrds para consustanciarnos de la génesis de ese particular espíritu, entonces cuando ponés ese disco, al toque ves que la psicodelia refleja ese momento de la historia en el que empezaron a llegar las filosofías orientales, el gran experimento con todas aquellas sustancias ligadas a lo químico, una indudable etapa en la que notás enseguida que comenzó a haber una  mayor conciencia global en cuanto a cosas como la ecología, marco que al analizarlo te deja advertir que todo eso luego se tradujo musicalmente en esa época. Cuando ensayábamos con algunas maquetas que cada uno trajo, buscábamos en verdad directamente eso, quizá también por la reminiscencia de ese instante tan grosso de toda la humanidad, aunque estéticamente nos propusimos volar musicalmente acá sin ningún tipo de atadura, pero ojo Gabriel, nunca nos desentendimos del típico o tradicional lenguaje “bajofondero”, ya tenemos muy en claro que podemos hacer cualquier cosa y eso obviamente, es muy importante en realidad.

 

Suena muy contundente que lo describas así, tomando en cuenta que esta formación al comenzar el nuevo milenio estuvo enmarcada en esa curiosa fenomenología ligada al “tango electrónico” o sus derivados europeos en una inicial mancomunión estética.

Gustavo Santaolalla: Tenés razón sin dudas, por todo eso que describís, en este concepto del disco “Aura”, admito que queda realmente muy poco de aquella lejana ópera-prima “Tango Club” que lanzamos con un evento en el Abasto allá por 2002. Eran otros tiempos en ese arranque de milenio, en medio de toda esa historia del tango electrónico, pero como vos te acordás muy bien porque me entrevistaste un par de veces en ese momento, en cada nota que hacíamos nosotros remarcábamos que hicimos música “de este lado del mundo”, vos después llamala como se te cante, es un concepto que queda librado a tu parte. Obvio que entiendo a donde vas al preguntarlo, pero lo de “Tango club” fue esa cosa puntual que estaba asociada al primer álbum que publicamos, tampoco me olvido que al principio del arranque con este proyecto estaba mezclado el nombre del disco con el de la banda, pero, como recordarás, a partir del segundo trabajo, quedó obviamente claro que el conjunto es “Bajofondo”. Revisando antropomórficamente la situación, podría aseverar que esto que se concretó específicamente en “Aura”, lo comenzamos a hacer en el CD “Mar dulce” que salió en el 2007 y lo ratificamos con “Presente” seis años más tarde, fuimos poniendo con calma y detenimiento todas las piezas sobre la mesa. Ahora siento que llegamos a lo que estuvimos intentado desde aquel principio, fuimos buscando, buscando, tropezando con potenciales yerros y tomando muchos riesgos, pero con el paso de las temporadas una vez que comenzamos, nos fuimos afianzando y también entusiasmando con los resultados.

 

Ya que lo traes a colación, con más calma y detenimiento, ¿cómo describirías la génesis del álbum “Presente” de “Bajofondo” visto en perspectiva?

Gustavo Santaolalla: Siempre estuvo como esencial parámetro central de lo que significa “Bajofondo” todo aquello que estaba relacionado a la experimentación. Para mí era muy importante otro concepto en aquél momento, en esa época estábamos cumpliendo diez años de vida y la idea fue hacer un disco hecho únicamente por la banda, de hecho en ese álbum no hubo ningún invitado, onda esos discos que adoro-tipo “Pet Sounds” (The Beach Boys), el “Álbum Blanco” (The Beatles) o “Purple Rain” (Prince), donde todo está hecho por la banda. Ahí pasa exactamente lo mismo, para mí eso era muy importante, brindar un discurso claro con toda la gama de recursos que tenemos, de alguna manera hacer como un discurso que diga “esto es Bajofondo”, porque la música de “Bajofondo” no se parece a otra cosa más que a “Bajofondo”, no es ni “tango electrónico” ni rock, ni hip hop, soul, clásica, es sólo “música de Bajofondo”. Es muy difícil de describirla, tiene esto, esto y esto, era muy importante mostrar eso y llevar sónicamente a que el disco reflejara más lo que es la energía de la banda en vivo.

 

 

Si ese álbum no lo hubiesen titulado “Presente”, el título tranquilamente podría haber sido “Memorias de un viejo astronauta tanguero”, ¿no?

Gustavo Santaolalla: (risas) Sí, tal cual. Para mí en el presente coexisten el pasado y el futuro, eso es lo que es. Aparte no es solo lo que teníamos por aquél momento, sin olvidar todas esas connotaciones de Juan Campodónico y Luciano Superville en ese proyecto que se configuró en “Presente”, fue como un regalo, que todos nos hicimos a nosotros, por eso hicimos el disco que se nos cantó el culo, es totalmente flasheado, no hay ningún límite, cuando el álbum llega a “Audiovoces”, decís “no, estos tipos están en cualquiera”, no hay límites, es un disco totalmente desinhibido, pero hay memoria al mismo tiempo.

 

Muchos en aquella época al escuchar el nombre del grupo lo acomodaban dentro de un mundo conservadoramente tanguero, a pesar de su indiscutida diferencia sónica.

Gustavo Santaolalla: Eso de asociarlo con lo del tango en el futuro a mí me da mucho miedo, sencillamente porque no me gusta pensar que hacemos “nuevo tango”, pienso que hacemos música urbana de esta parte del mundo. Una persona que para nosotros es clave a nivel influencia es Rovira, lo admiramos mucho, dejó mucho a pesar que murió muy joven, es el único genio con Astor (Piazzolla) donde se produce un quiebre total, muy fuerte en el tango. Todo lo que pasó antes de Astor quedó como medio caduco en ese momento y todo lo que vino después eran todos tipos que querían hacer modernidades, pero iban cayendo en “piazzolismos” sin caer en el género de Piazzolla. Lo puntual es que la música se dejó de bailar, el tango se convirtió en música de concierto y perdió toda la actualidad del baile. Pero “Presente” fue un disco que tiene mucho dance, exacto, sin dudas que lo que hacemos no es tango pero tiene guiños a eso y tiene el claro perfume de acá, se volvió a hacer, nosotros hacemos música para bailar, indudablemente.

 

¿Sentís que en los últimos 15 años aparecieron algunos clones de “Bajofondo”?

Gustavo Santaolalla: Te soy muy sincero, no he escuchado nada que se arrime a lo que nosotros hacemos, he escuchado muchos proyectos de “tango electrónico” (risas), de esos hay montones, hay montones, pero no lo que hacemos nosotros, no tienen nada que ver, cada vez es más claro y es notorio. Lo que nosotros hacemos me permite decir que no he visto a nadie que se acerque o tenga relación con lo que llevamos a cabo.

 

¿Pensás que el disco “Presente” marcó en esa época un quiebre en la carrera del grupo en muchos aspectos?

Gustavo Santaolalla: Siento que lo marcamos, tuve ese feeling que el disco apenas la gente lo empezó a escuchar y se hizo mucho más notorio, que un montón de músicos se empezaron a acercar para escuchar la música de “Bajofondo”, ¿entendés?, te diría que fueron los músicos de la “inteligencia”, a decir “¡a ver, vamos a ver a estos tipos en vivo!”, “¿a ver cómo es esta música?”, entendés, creo que ocurrió en ese momento. Hoy es muy difícil descalificar, decir “no me gusta este tema”, pero de ahí a descalificar a todo el grupo, todo el disco y toda esa música, está difícil.

 

“Bajofondo” en su momento con el disco “Mar Dulce” supo comulgar armónicamente con artistas invitados de características tan disímiles como Julieta Venegas o Elvis Costello. ¿Te satisfizo esa mancomunión que se logró en su momento?

Gustavo: Totalmente, por eso en algún momento vamos a hacer un disco de covers que haremos con invitados, porque me encanta la idea de trabajar con otra gente, lo que pasa es que ese disco era importante para identificarnos con un discurso, somos esto. Va a ser muy distinto al hacer un disco con invitados, son como tipos que están sueltos. No te olvides que además en esa época publiqué dos discos más, salió un sucesor del álbum “Ronroco”, era algo donde venía trabajando muchos años, fueron trece años de mi vida, eso también eran como diez años más de grabaciones que venía acumulando. Lo otro que se conoció fue “Camino”, me encanta, lo adoro y me gusta mucho. Hay una cosa que me produce una satisfacción enorme, es lo de trabajar en grupo y que eso no sea “Gustavo y sus Bajofondos” (risas).

 

¿Cómo recordás aquella histórica grabación con el músico Elvis Costello, el líder de los “Atraccions”, una gran estrella internacional?

Gustavo Santaolalla: Espectacular, al tipo le gustó el tema “Fairly Right”, se vino a Los Ángeles por su cuenta y no hubo que pagar nada, grabó a la tarde, vino al estudio, porque a la noche se quería ir a San Francisco porque tocaba su esposa Diana Krall, entonces me dijo “lo más importante es que esto quede bien, si tengo que suspender mi viaje a San Francisco lo suspendo y me quedo aquí para terminar”. Pero no, el tipo la reclavó como era y aparte el tema parece escrito para él, lo tenía hace un montón de tiempo, esa “subida de octava súper costeliana” (risas), te juro, el tema en verdad parece escrito para él.