¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónTardó bastante pero llegó. Gonzalo Palacios, más conocido como “El Gonzo”, es uno de los músicos más importante que tuvo aquella década dorada del rock argentino, un artista que por esas cosas del destino colaboró con todas las estrellas de los ‘80s, pero que jamás grabó un disco propio. Ese fuerte maleficio se rompió hace poco más de un año cuando el saxofonista viajó a Buenos Aires para grabar un show en el Teatro San Martín. Con algo de ese material y otras cosas registradas posteriormente en un estudio, nació la esperada ópera-prima “Alivio”, título que resume la sensación de haber alcanzado ese objetivo en el arte a nivel personal, luego de sus infinitas colaboraciones con grandes leyendas de la órbita rockera en nuestra nación. Residiendo hace varios décadas en España, Gonzalo Palacios brindó una video-entrevista a Ser Argentino para hablar de su trabajo y también recordar aquellas épocas doradas al servicio de los popes del pop nacional.
Gonzalo Palacios: No había ningún disco mío “solista”, no existía algo así, posiblemente porque no tenía alguien que lo produjera. Enfrentado al momento de componer, por un lado me trababa, era extrema exigencia, ciertamente no fui prolífico a la hora de componer, siempre tenía la oportunidad de participar en otros proyectos. Además, durante los tiempos donde podía hacer algo para mí, tal vez existió alguna traba de índole psicológica y también me fuí alejando del público mainstream. Es una sensación muy rara lo que te genera la gente en Europa, por la forma de escuchar música. A principios de este milenio, sentía que estaba conectado con el público y luego sucedió una cosa de cambio generacional. Ahora después de mucho tiempo, pude darme el gusto de grabar las cosas que yo quería y proponer temas propios, este disco es un punto de partida en ese camino que estaba pendiente.
GP: La música es un poco así pero hay que buscar una nueva manera para encontrar nuevos caminos. Creo que hay pibes que tal vez hagan algo y eso estalle, pero desgraciadamente no podés tener acceso a todo y de alguna manera todo se encapsula. También está el ejercicio que implica estar conociendo, se me hace complicado, se me escapa la parte de innovación pero no porque no la reconozca. Además en realidad no sé si tengo ganas. Mi disco “Alivio” salió editado en vinilo. En cuanto a los que veneran los formatos, te puedo asegurar que los CDs fueron la estafa más grande de la música, se deshacen. No son tan resistentes como los vinilos, nos vendieron todo de vuelta con un soporte que es muy inestable.
GP: Había tomado una decisión en ese momento, fue la irme en 1991, dejé de trabajar con Soda Stereo, tenía la sensación de que acá iba va a seguir siendo lo mismo, además me desilusionó mucho la separación de Fricción, había pasado lo mismo con Los Twist y Fricción. Me ponía la camiseta en cada grupo, pero era siempre hacer la segunda en el proyecto del otro y cuando le agarra la crisis emocional al otro, tira todo el proyecto por la ventana, perdón Richard.
En el caso de Soda Stereo, también fue cometer el error de trabajar a las órdenes de amigos y eso no resultó bien, al final me quedé con cierta desazón, mis perspectivas eran más de lo mismo, con suerte iba a encontrar otro grupo. No iba a aprender mucho, tampoco tener experiencias nuevas, hubiera fracasado como cualquier arte en tiempos del menemismo. Luego de lo que no cobré en la época de Alfonsín, al recordarlo te querés cortar las venas, ahí nadie se compraba un auto, era una tontería lo que metíamos de público y lo que finalmente ganábamos, la economía estaba hecha mierda y vivías al día, zafaba el que tenía más Sadaic, o el que hizo el contrato o el que no tenía al enemigo en casa y era más amigo del manager.
GP: Los Twist fueron mi primer experiencia mainstream, era la chance de salir en el suple cultural, fue algo fantástico, fue un momentazo, un orgullo ser parte de eso. Eso me genera montones de cosas, porque “La dicha en movimiento” es uno de los discos más importantes de la música argentina, es el disco que empezó la historia del pop y abrió la puerta para todo lo que vino después, nos pasaba ser un nuevo grupo argentino y hablar de las cosas que nos pasan de la misma manera que habla uno, ese vinilo es un álbum que abrió muchas puertas, era eso de “cualquiera puede tocar”, lo grabamos en 72 horas, fue un viernes, sábado y domingo metidos en el estudio.
GP: No. Alguna vez leí que Charly se adjudicaba cosas más allá de lo que hizo y dejaba minimizado el resto, no fue así, creo que su acierto fue la decisión de sacar una “foto fija” del grupo, nos decía “no traten de mejorarlo, toquen como si fuera un show”. Pero en el estudio, luego de esas tomas iniciales hubo mínimas regrabaciones, incluso muchas menos que las indispensables, en mi caso hay un par de desafinaciones mínimas importantes. Tengo gran autocrítica con el paso del tiempo, me acuerdo que Charly lo iba mezclando mientras íbamos grabando, iba poniendo en el stereo la toma y acomodando todo hacia un lugar mientras lo iba haciendo, en ese momento buscamos un stéreo muy radical, muy principios de los ‘60s.
GP: En los Redondos me tocaba rellenar una parte vital que ellos no habían resuelto, era una paleta de color que había que llenar, pero de cualquier manera. Mi época trabajando con ellos fue antes que empezaran a grabar, por eso fue la decisión de llamarme a tocar en las grabaciones, porque a pesar que tenían un musicazo como Willy Crook, querían que participara de esos temas en los que había puesto los arreglos.
GP: Para mí eso fue como la universidad, después de haber terminado la primaria (risas), la secundaria me la perdí, no había uno solo en ese grupo que no fuera un absoluto capo, desde el último plomo hasta Daniel Grinbank que estaba en su mejor momento, viajábamos todos juntos en micro, comiendo todos juntos, yo era un nene de estos que había que tragárselos, pero en la banda algunos eran gente que había estado con el principio del rock, Alfredo Toth tocó en “La balsa” y yo la escuchaba desde chiquito, lo mismo un grosso como Willy Iturri, un baterista moderno, con experiencia. Todos se sabían los temas de primera, ensayábamos a fondo en Fonalex, que era un estudio de cine, eso estaba vacío y ahí se hacían películas, en ese sitio se reproducía el escenario del Luna Park. Todos eran genios y me trataban muy bien, pero bueno, lo puntual es que no grabé ningún disco con Charly, son esas cosas que pasan.
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Imágenes: Andy Cherniavsky / Prensa y Redes Gonzalo Palacios
Fecha de Publicación: 01/06/2023
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