Eduardo Arolas nació en Barracas (Buenos Aires), un 24 de febrero de 1892, bajo el nombre de Lorenzo Arola. Sus inicios en la música fueron de la mano de la guitarra, pero pronto descubrió el bandoneón y, con él, se convirtió en una leyenda de nuestro tango, al punto de que fue conocido como “El tigre del bandoneón”.
Fue un verdadero autodidacta: comenzó a componer de oído, y Francisco Canaro transcribía sus tarareos a un pentagrama. Fue así como escribió su primer tema, “Una noche de garufa” (1909). Luego estudió música en el conservatorio del maestro José Bombig y, en solo tres años, aprendió teoría, solfeo y armonía.
En 1911, Eduardo Arolas integró su primer trío, con el guitarrista Leopoldo Thompson y el violinista Eduardo Ponzio. Luego formó otro con el pianista Agustín Bardi y el violinista Tito Roccatagliata. Finalmente, en 1912 formó un cuarteto con este último, el flautista José Gregorio Astudillo y el guitarrista Emilio Fernández. En 1913, Roberto Firpo lo contrató para tocar el bandoneón en su orquesta en el cabaré Armenonville.
Sin embargo, su vida personal frenó una carrera profesional. En 1916, dejó Buenos Aires con el corazón roto: su mujer lo engañó con su hermano mayor y decidió irse a Montevideo. Allí, se volvió alcohólico. Posteriormente se mudó a París, donde murió en el hospital municipal con solo 32 años.
A pesar de su breve paso por la tierra, Eduardo Arolas es considerado uno de los mejores autores del tango, ya que sus creaciones son consideradas de una modernidad asombrosa para la época.
Licenciada en Comunicación Social y correctora. Nacida y criada en el oeste del conurbano bonaerense. Sagitariana, vegetariana, crossfitera y viajera. Estoy convencida de que, con las palabras, podemos hacer magia. Pasen y lean.