¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónBuenos Aires - - Jueves 01 De Junio
Sucede en más de una oportunidad que quienes más nos representan como argentinos han tenido relaciones complicadas con el país. Íconos, emblemas, leyendas de distintos ámbitos terminan sus días alejados de la tierra que los vio nacer, exiliados, proscriptos o simplemente desilusionados. Tal vez ese sea el caso de Atahualpa Yupanqui.
Perseguido, torturado, censurado y encarcelado por el peronismo, en 1950 hizo escala en Uruguay antes de partir hacia París, donde llevó el folklore argentino donde nunca había llegado. Logró, incluso, compartir escenario con la mismísima Edith Piaf.
Regresó al país en 1956, y la Revolución Libertadora –que había derrocado a Perón– continuó con la persecución por su afiliación al Partido Comunista. Atahualpa volvió a hacer las valijas y retornó a Francia. Regresó periódicamente a la Argentina, pero ya nunca más de manera definitiva.
Nació el 31 de enero de 1908 en Pergamino, provincia de Buenos Aires, en una familia humilde de trabajadores de campo. Hizo de la guitarra su mejor amiga y del folklore su razón de ser. Vivió en un exilio errante. Deslumbró a París. Amó a la Argentina a la distancia. Murió el 23 de mayo de 1992 en Nimes, Francia. Entonces pudo regresar definitivamente: hoy sus cenizas descansan al pie de un roble en Cerro Colorado, Córdoba, y sus canciones continúan soplando con el viento.
“Hombres y caminos. Yupanqui, afiliado comunista” fue un libro editado por la editorial de la Fundación Ross. De la etapa de la vida del payador vinculada a la militancia política se sabe poco, o lo que se sabe es algo errático. Para los interesados en la historia, pueden encontrar en este libro una mirada más. Transcribimos a continuación, algunos de los datos volcados en el libro.
"El sábado 1 de septiembre de 1945 puede establecerse como la fecha fehaciente del ingreso formal de Atahualpa al Partido Comunista. Ese día se llevó a cabo en el Luna Park un acto para celebrar la legalización de la organización tras quince años de proscripción.
Cinco jornadas después, el 5 de septiembre, el semanario "Orientación" (Num. 302, página 5) bajo el título "El ingreso de los Intelectuales al Partido" expresa:
"Emilio Troise, Jorge Thenon y Julio Luis Peluffo, Bartolomé Mirabelli, Atahualpa Yupanqui y Manuel Cantor se han enrolado en la militancia comunista. Si auspiciosa para el esfuerzo democrático nacional, esta postura de hombres de la inteligencia y el arte argentinos, nacida de la comprensión cabal de su deber frente al hecho social, es signo de una actitud y momento de un proceso.
Exponentes destacados del pensamiento y el arte argentinos consagran así una conducta meritoria, insistentemente empeñada en el afán democrático, ocupando el honroso puesto de vanguardia que otorga la militancia comunista"
El mismo semanario partidario, en su edición del miércoles 14 de julio de 1948, publica:
"Se que el comunismo puede lograr la afirmación del hombre y la conciencia popular para vivir sin mitos, frente a la realidad de la tierra y al porvenir del país, una existencia laboriosa y digna. Lo intelectual y la creación artística deberán responder a un nuevo sentido, de levantada esperanza. Por estas razones, he ingresado al Partido Comunista. Para mejorarme como artista americano y rendir mi esfuerzo en bien de mi Patria". Así fundamentaba hace tres años su ingreso a nuestro partido el camarada Atahualpa Yupanqui. Orientación le cuenta hoy entre sus colaboradores regulares y semanalmente nos irá entregando su recuento de cosas y sucesos en esta sección que Atahualpa tan acertadamente titulara "Hombres y Caminos".
La irrupción de Atahualpa en el comunismo es inédita, diferente, y en este sentido, su aporte es valioso, sustancial, extraordinario. El partido internacionalista, de tono europeizado y urbano, de pronto es vitalizado por una ráfaga telúrica que lo abre al interior argentino y lo relaciona con las masas campesinas de carne y hueso. La América profunda se incorpora a sus páginas, que se ocupaban solamente de la "clase obrera" en general, así como una entelequia sin asidero; y de la Segunda Guerra Mundial, o, antes, de la Guerra Civil Española. El proletariado industrial, objetivo central de las luchas comunistas, no era más que un ente abstracto en nuestra factoría neo-colonial. Ahora tiene la oportunidad de abandonar las "resultancias" europeas que ocuparon a Marx y adquirir significación concreta. Surge su rostro criollo, humano y sufrido.
Fecha de Publicación: 18/04/2018
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