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“Dynamo” de Soda Stereo cumplió 30 años y sigue deslumbrando a nuevos oyentes

El disco grabado en los estudios Supersónico mostró una actitud de riesgo artístico que no fue comprendida en su momento, un trabajo que exhibe una valiosa experimentación.

La temporada 1992 fue recordada por los seguidores del músico Gustavo Cerati, como una de las de mayor riesgo artístico, solo comparable a lo que sucedería en 1999, cuando el líder de la banda publicó “Bocanada”, otro trabajo teñido de innovación, modernidad y mucho factor incierto. Las cosas dentro del grupo Soda Stereo a fines de 1991 estaban teñidas por el “gigantismo”, expresión de su líder y guitarrista cuando debió calificar o definir lo que vivía el conjunto tras la salida de “Canción Animal”, el álbum más popular del grupo, que los llevó por América Latina batiendo récords.

Luego de editar ese álbum cargado de mucho rock más visceral y menos funk como los anteriores “Doble Vida” o “Mundo de quimeras”, la banda que integraron Charly Alberti, Zeta Bosio y Gustavo Cerati había adquirido un alcance internacional descontrolado, algo que la banda disfrutó por un lado, pero al mismo tiempo no pudo ocultar el cansancio que significó esa masividad incontrolable dentro y fuera del país. Actuando en Vélez, solos o como teloneros de los extranjeros “Tears for Fears”, la formación argentina marcó a fin de 1991 un record inesperado para los seguidores del rock argentino, convocando en una presentación gratuita en la Avenida 9 de Julio nada menos que 350 mil personas, recital que fue televisado en directo por Canal 13 ante la conmoción generada en ese momento.

Los colores santos de un cambio que provocó sorpresa

El guitarrista y cantante de este grupo decidió arrancar la temporada 1992 volcado a otro tipo de proyecto, buscando oxígeno en medio de tanto descontrol y desgaste psicofísico con ese disco tan popular para la audiencia argentina.Su unión con el tecladista, cantante y productor Daniel Melero rendiría sus frutos al conocerse “Colores Santos”, un proyecto que unía el rock-pop avasallante del autor de “Dietético” con la estética tecnológica del fundador del conjunto “Los Encargados”. Influenciado por aquél disco, Gustavo Cerati tras retomar su obra con Soda Stereo propuso un álbum totalmente contrario al anterior, tiempos donde la presencia del tecladista y productor hizo un poco de ruido a Charly y Zeta en la previa del nuevo álbum de estudio.      

                

Lo puntual es que Gustavo, Charly y Zeta se encerraron en los estudios Supersónico tras la publicación de “Colores Santos” sin demasiado material previo, buscando que el nuevo trabajo se desprendiese de esa pátina tan clásica que exhibía “Canción Animal”, propósito que al principio obligó a modificar costumbres artísticas en la banda. Por aquellos años, la movida “sónica” tomaba el espacio protagónico de la escena internacional, etapa donde Primal Scream y distintos artistas buscaban un camino no convencional en la ruta rockera de la nueva década, con proyectos menos tradicionales. Ese perfil fue lo que llevó a Gustavo Cerati y sus colegas a encarar la nueva producción.        

Una fricción consciente sosteniendo la energía grupal

Al analizar en perspectiva aquél disco, el líder y fundador del trío sodero destacaba con su elocuencia el perfil de dicho álbum y porqué finalmente esta grabación se denominaría en ese momento con el título “Dynamo”. Al respecto, Gustavo fue directo y puntual con esta metodología de creación y lo ocurrido en el estudio de grabación en Belgrano R. “Este disco es más real que cualquier otro, porque no es producto de la inercia, sino del hecho de juntarnos después de un tiempo y darnos cuenta de que producíamos música. Fue tanto lo que produjimos en esos meses, que casi tuvimos que parar el disco. En aquél momento teníamos casi 30 canciones, nunca nos había pasado tal cosa. Decidimos darle punto final y llamarlo “Dynamo”, con ese formato tradicional de doce canciones”, sostuvo Cerati al analizar la placa posterior al EP “Rex Mix” ante un diario porteño.

Según admitió Gustavo al matutino El Mercurio en Chile, “Dynamo consistió en tomar lo hecho en “Canción animal” y destruir ese espíritu, como meterlo debajo del agua y ver que sucedía. A nivel sonoro lo que surgió tenía más que ver con algo hipnótico. La idea era remixarlo, mezclarlo con algo más dance y sumar algo más trance en nuestra música, como una postura de refundación. Comprendo que quienes adoptaron ese disco lo quieren mucho y a mí me pasa lo mismo”, sostuvo el guitarrista, incómodo porque la respuesta de ese planteo artístico tal vez rompió con las ilusiones de ciertos fans con lo hecho antes.

Un estudio que debutaba como usina de grabación

El álbum tuvo mucha experimentación y sobre todo, decenas y decenas de guitarras a las que el propio Cerati se encargó de grabarlas en distintos canales, buscando armar así gran cantidad de paredes “sónicas” para ambientar cada tema compuesto con sus compañeros en la sala de ensayo y grabación. Esa sala de la calle Rómulo Naón se llenó de incienso, sesiones de yoga, cámaras de video comandadas por el actor y cineasta Boy Olmi para un documental, época en la que “Supersónico” debutaba como el primer proyecto grabado en ese lugar por los músicos, después de registrar su anterior discografía en diversos estudios del continente con buen resultado. La influencia de Daniel Melero en aquél disco se mantuvo dentro de la obra creada con Gustavo Cerati, pero la banda abrió el espectro y para aquél tiempo el proyecto sumó a Tweety González y Flavio Etcheto con especiales interpretaciones, que hicieron sus aportes en una grabación muy distendida pero sin pausas durante 90 días. Para la presentación en público se eligió el mítico Obras Sanitarias. 

Noches de bandas casi famosas, insultos desde River y tocar para un cumple de 15 en una panadería de Texas

Fue así que en esos conciertos en el “templo del rock”, grupos como Martes Menta, Los Brujos, Babasónicos o Tía Newton entre otros, pudieron mostrar sus incipientes temas como apertura del legendario conjunto argentino, jornadas que coincidieron con la vuelta de Serú Girán, banda icónica que tocó en River un par de fechas. Un Charly García desorbitado, corrido de modales y con muy mala educación, durante el primer recital de esa banda, anoticiado que el sonido en el Monumental no estaba bien, no tuvo mejor idea que criticar al grupo liderado por Cerati, diciendo “así que no se escucha. Jódanse. Ustedes van a escuchar a Soda Stereo a pocas cuadras. Nada personal”. En Obras, la noticia jamás llegó a los involucrados, quienes ya lucían cansados de tanta actividad sin pausa.    

Dos hechos inéditos coronaron la publicación de “Dynamo” en ese especial cruce de los años 1992-1993, sorprendiendo a los músicos. Por un lado, Nicolás Repetto les ofreció la última hora de su programa “Fax” que iba ese año los sábados a la noche, jornada en la que el grupo tocó durante 55 minutos sin que fuesen interrumpidos por tanda publicitaria u otros cortes de transmisión, remedando lo que en su momento fue el programa “Badía y Compañía”, velada en la que oficializaron casi la totalidad del álbum.

El otro punto que sorprende a los historiadores, es que la última fecha de la gira latina transcurrió el 28 de marzo de 1993, show que se desarrolló en el jardín de un famoso empresario dedicado a la industria panadera, quien los contrató para el cumpleaños número 15 de su hija, fan de la banda. Los músicos sorprendidos a más no poder, tocaron en un escenario bastante informal armado detrás de la panadería “El Ángel”, en un amplio terreno unido a la casa del comerciante, en la ciudad texana de San Cristóbal de Ecatepec.

 

Imágenes: Soda Stereo / Sony Music

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