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¡Ay, amor! Recordando a Leo Mattioli

La cumbia romántica fue furor en la Argentina de los 90. Leo Mattioli la cantó como nadie. En agosto recordamos su nacimiento y su muerte.

Se cumplen ya nueve años de que se fuera de este mundo el "León santafesino", Leo Mattioli. Recordado como el el mayor exponente de la cumbia romántica, falleció en Necochea por una insuficiencia cardíaca. Había nacido en el mismo mes, el 13 de agosto de 1972 en Santo Tomé, Santa Fe.

Fue a sus veinte años que se incorporó como cantante en el Grupo Trinidad y rápidamente alcanzó fama y reconocimiento. Participó en seis trabajos discográficos editados por el conjunto. Su inconfundible estilo llevó a Trinidad al pico más alto de su historia.

En 1999, decidió seguir su carrera solo, ya que espalda no le faltaba. Su disco Un Homenaje al Cielo lideró las ventas en la ciudad por mucho tiempo y le abrió nuevas puertas en Buenos Aires y el exterior.

Conquistó con su cálida y empalagosa voz y el sudor de su frente, en cada presentación. En sus shows, las fans se empujaban para estar bien cerca del cantante y tener la bendición de ser bautizadas con las gotas de su transpiración.

Los shows del León eran también fuera de lo común. No es fácil explicar todo lo que pasaba detrás de escena. Su alma gitana, ese costadito que sacó del gran Sandro, estaba presente a la hora del show. Una comitiva de no menos de 20 personas acompañaba al hombre de sobretodo negro en invierno y camisa desprendida en verano. Llegaba en zapatillas con sus zapatos en la mano, aquellos que se pondría solo si tenía ganas, si no, saldría a escena con sus Nike impecables. Su comodidad era fundamental... lo demás era puro cuento.

Un final que se iba acercando

En la madrugada del 15 de enero de 2000, mientras regresaban de una gira en el norte santafesino, a raíz de un accidente automovilístico, Leo quedó en estado crítico. Casi al borde de la muerte, tuvo que ser intervenido quirúrgicamente y su recuperación llevó más de tres meses, ya que su cadera quedó destruida. Durante ese período, Leo mostró su templanza y sus ganas de vivir.

Tuvo que parar su carrera pero, tras una excelente recuperación, llegó a llenar en varias ocasiones el teatro Gran Rex, en Buenos Aires. El éxito era total y entre estrofa y estrofa ya dejaba una marca imborrable: su latiguillo "¡ay, Amor!".

Leo tuvo una severa adicción a los calmantes que le recetaron en su posoperatorio. Bajó de peso y se debilitó.

Un día, su corazón cargado no pudo más. Para los fans, sus canciones y su "¡ay Amor!" se convirtieron en parte del ADN.

Aunque el santafesino no esté físicamente, sus canciones son el mayor obsequió que dejó y continúan en vigencia, enamorando con sus letras, con sus melodías, con su espíritu.

El León se ganó el aplauso de varias generaciones que lo seguían por todo el territorio argentino. Los fans transformaron en verdaderos éxitos de venta a los discos En directo, Piel con piel, Ese soy yo, ¡Ay, amor!, Corazón Gitano y Sin palabras.

Leo Mattioli indicó cuál era el camino a seguir dentro de la cumbia romántica. Un género que cada vez tomaba más fuerza y que sin dudas lo tenía como el gran pionero.

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