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Astor Piazzolla: con la fuerza del mar

¿Quién es el hombre detrás del genio? Te contamos los primeros años de Astor Piazzolla y su intensa relación con el mar.

Somos los lugares por donde anduvimos, las personas que nos cruzamos, las historias que vivimos. El sitio donde nacimos dice mucho de nosotros. Nos marca, nos define. Si hablamos de un artista, es imposible que esa esencia no se transmita a su trabajo. Si hablamos de Astor Piazzolla, esa esencia tiene que ver –en gran medida– con el mar. Piazzolla pasó su infancia entre Mar del Plata y Nueva York, y de ambas ciudades absorbió vivencias que –con los años y tal vez sin notarlo– transmitió a su obra. Pero fue el mar el que sin dudas les dio a sus composiciones el ritmo, la fuerza de las olas que estallan contra la orilla y luego se retiran, calmas, para volver por más.

 

Entre Mar del Plata y Nueva York

Pero empecemos por el principio. Hace exactamente 100 años, un 11 de marzo de 1921, llegaba al mundo el primer y único hijo de Vicente Piazzolla (¿les suena “Nonino”?) y Asunta Manetti, ambos hijos de inmigrantes italianos que habían llegado a Mar del Plata en busca de un mejor porvenir. El primer nombre del niño, Astor, fue elegido en honor al mejor amigo de su padre. Pantaleón era su segundo nombre, en honor a su abuelo paterno, un marinero que le heredó al pequeño Astor su amor incondicional por el mar.

Desde muy pequeño, Astor tuvo que atravesar por varias operaciones debido a una malformación que tenía en su pierna derecha. A pesar de eso, esta quedo un poco más flaca y unos centímetros más corta que la otra, lo cual significó un peso para él a lo largo de toda su vida: odiaba que lo llamaran “rengo”. Con tan solo 4 años, emigró a Nueva York con sus padres, donde se crio en un barrio marginal, en el que la violencia era moneda corriente. Esto –contaba Piazzolla– lo ayudó a forjar su carácter. Eran las épocas de la Ley Seca en Estados Unidos y su padre fabricaba y traficaba alcohol, por lo que los contactos con la mafia también eran parte de la cotidianeidad de su familia.

 

El orgullo de Nonino

Dicen que, por aquella época, era un niño travieso, que andaba mucho por la calle. Su padre le enseñó a boxear desde muy chico para que tuviera más confianza en sí mismo. Le regaló unos guantes. Pero, a sus 8 años, Nonino le hizo otro regalo a su hijo que cambiaría para siempre el rumbo de su vida y la historia del tango. En una casa de empeños, compró un bandoneón y se lo llevó a Astor. Su padre estaba convencido de que el niño llegaría lejos, que dejaría una huella. Con ese bandoneón comenzó su relación con el tango, una relación que lo acompañaría hasta el fin de sus días y se convertiría en toda una revolución.

En 1930, con el bandoneón como un nuevo miembro de la familia, regresaron a Mar del Plata. Allí comenzó Astor sus estudios musicales. Su padre insistía en que debía dedicarle tiempo y esfuerzo a la música. Sin embargo, la estadía en la ciudad bonaerense duró poco: la crisis del 30 ya estaba mostrando sus efectos en nuestro país. Vicente puso una peluquería (oficio que había aprendido en Nueva York), pero las cosas no fueron bien.

En menos de un año, decidieron volver a Estados Unidos, donde Piazzolla conocería nada más y nada menos que a Carlos Gardel. Es famosa la anécdota de su participación en la película El día que me quieras, en la que Astor interpreta a un pequeño canillita. Y luego, una vez más, Nonino se encargó de torcer el destino de su hijo, cuando el Zorzal criollo lo invitó a participar de su gira a Medellín, y él no se lo permitió. De no haber sido por esa negativa, seguramente Piazzolla hubiese sido una más de las víctimas fatales del accidente que se llevó la vida de Gardel. Y el mundo nunca hubiese podido disfrutar de su música.

 

 

Piazzolla, el mar y los tiburones

En 1937, la familia regresó definitivamente a Mar del Plata. Al poco tiempo, un Piazzolla adolescente partió a Buenos Aires a expandirse en su música, y el resto de la historia ya la conocemos. Pero el lazo de Piazzolla con el mar no se terminó allí. De joven pasaba sus veranos en Mar del Plata, donde solía salir a nadar 500 metros mar adentro. Con su primera esposa y sus hijos, esa tradición se conservó.

Pero había otra pasión que tenía Piazzolla, que él mismo la comparaba incluso con la música: la pesca de tiburones. De sus primos había heredado el amor por esa práctica, que siguió realizando a lo largo de su vida. “Si yo no puedo sacar más un tiburón, quiere decir que no puedo tocar más el bandoneón, y viceversa”, se lo escucha decir en la grabación de una charla entre él y su hija Diana, que es parte del documental Piazzolla: los años del tiburón (2018).

Con el tiempo, su lugar de veraneo se mudó a Punta del Este, decisión que tal vez generó algo de recelo entre los vecinos marplatenses, que quizás no le dan el reconocimiento que merece a su hijo más prodigioso (aunque en la ciudad hay una calle, una sala teatral y un aeropuerto con su nombre). En la ciudad uruguaya se embarcaba lunes, miércoles y viernes con Dante Rinaldi, un marino que se convirtió en un gran amigo del músico, tanto que compuso el tangoEscualo” en su honor.

 

 

Entender al hombre nos ayuda a entender al artista. De un padre orgulloso, que confiaba en que su hijo sería grande, creció un hombre decidido a hacer su arte a pesar de las críticas. El mar, la furia del viento y las olas, la calle, forjaron su temperamento. Vencer a los tiburones, escapar de los propios fantasmas. La luz y la oscuridad del genio. Y todo eso, en su música.

¿Qué hubiera sido de Piazzolla sin el mar?

 

 

Fuentes:

Andreychuk, L. (17 de enero de 2019). “Los tiburones de Piazzolla y el mito convertido en cuerpo” en El Litoral. Disponible en https://www.ellitoral.com/index.php/id_um/188089-los-tiburones-de-piazzolla-y-el-mito-convertido-en-cuerpo-a-proposito-del-ultimo-documental-de-daniel-rosenfeld-escenarios-amp-sociedad.html.

Gobello, M.  (10 de marzo de 2019). “Astor Piazzolla y el Mar” en La Capital. Disponible en https://www.lacapitalmdp.com/astor-piazzolla-y-el-mar/.

Gobello, M.  (3 de julio de 2017). “Astor Piazzolla, el marplatense” en La Capital. Disponible en https://www.lacapitalmdp.com/astor-piazzolla-el-marplatense/.

Santoro, W. (16 de marzo de 2020). “Una infancia con todos los condimentos. Cuando Astor conoce a Gardel” en Fundación Internacional Carlos Gardel. Disponible en https://fundacioncarlosgardel.org/suceso/una-infancia-con-todos-los-condimentos-cuando-astor-conoce-a-gardel.

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