¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónBuenos Aires - - Lunes 27 De Marzo
María Amelia Baltar, Amelita Baltar, (Buenos Aires, 1940) llevó al tango a nuevos terrenos artísticos acorde con la Argentina contemporánea. Su manera de cantar, que abreva del folklore como del jazz y la bossa nova, transformó radicalmente el género y abrió otra puerta en la renovación del sentimiento porteño hecho canción.
Hija de una familia aristócrata venida a menos, Amelita Baltar comenzó su carrera artística impulsada por la necesidad aunque en un ambiente pudiente del porteño Barrio Norte. Aprende guitarra con el maestro Vicente Di Giovanni y canto con María Contreras, y a los veintidós años integra el Quinteto Sombras con zambas y malambos que había aprendido a querer en una chacra familiar de Junín. Hernán Figueroa Reyes, el histórico director artístico de CBS, la convence para grabar un disco solista y empieza a girar con éxito por escenarios no convencionales para el género como pequeños teatros y café-concert. Y, entonces, aparece Astor Piazzolla. Fue una relación amorosa y creativa que Amelita definió “como vivir adentro de un volcán”. Una que arrancó con un ya mayor Ástor admirando sus “gambas” y termina con Amelita revolucionando el tango, la actriz, la diva, la médium del talento de Piazzolla-Horacio Ferrer. Más que una típica cantante de tangos afectada con rictus arrabaleros, Baltar poseía una expresiva y clarísima dicción, sofisticada y sensual. Algo que se pueden escuchar en “Milonga de la Anunciación”, “Balada para un loco” –clásico de los clásicos argentino de 1969-,”Violetas populares” o “Los paraguas de Buenos Aires”. Y seguramente su voz en “Chiquilín de Bachín” impulsó como nadie esa poética urbana que resonaría en “Plegaria para un niño dormido” de Almendra, y “11 y 6” de Fito Páez.
Dicen de Amelita Baltar
“Amelita Baltar pertenece más a la sofisticación urbana de los años ‘60 que a la densa y endogámica cultura de tango. Irrumpió en un período de repliegue del género, una etapa de resistencia en la que la disolución de la orquestas derivó en formatos pequeños que, liberados de la funcionalidad bailable, se corrieron hacia una música para escuchar”. Mariano del Mazo en https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-8503-2013-01-06.html
"Los tangueros creo que nunca leyeron ni un diario, ni una revista, ni un nada... Y un día abrieron la puerta de su casa y se encontraron con que Buenos Aires era otra y ellos no tenían música para escribir ese nuevo Buenos Aires”, en https://www.almagrorevista.com.ar/amelita-baltar-recuerda-astor-piazzolla
Fecha de Publicación: 24/09/2020
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