Enero trajo oleadas violetas en las urbes de Villa Rumipal. La temporada trae tintes y aromas únicos a la zona del Valle de Calamuchita. Todos los complejos de hospedajes, zonas turísticas y campos de esta parcela del territorio cordobés. En total, son más de nueves hectáreas que le dan color al Valle y que atraen con su aroma a lavanda a miles de visitantes.
Esta flor, que es la perdición de los amantes de las aromáticas, se volvió un atractivo turístico hace un par de años. Además de volverse un atractivo, se volvió una entrada económica para muchos emprendedores y cultivadores. Entre diciembre y enero los campos florecidos de lavanda son la clave para el Valle de Calamuchita. Un atractivo muy particular, que atrae al público más variado. Además, los usos de lavanda son variados, para la producción de diferentes productos. Lo bueno de esta forma de cosechas es que se conservan los métodos de producción artesanales. Y los mecanismos de cosecha originarios. Formas antiguas como la hoz, que mantienen la conexión con la naturaleza y la tradición.
Esta actividad comenzó como un hobbie para muchos. O como un plus para el turismo. Hoy se expande, y las organizaciones son muchas. Hasta hay cooperativas de cosecha de mujeres exclusivamente, que buscan promover el trabajo de la tierra.
La lavanda y sus usos
Este recurso no se piensa solo como un aporte a la economía local, sino también como un aporte a la economía autogestiva y a la fabricación de productos orgánicos y naturales. Por eso, crece tanto en el mercado interno como en el mercado externo. Y sus usos son múltiples.
La lavanda es una magia de la naturaleza. Desde aceites esenciales hasta alimentos o perfumes. Con sus diferentes usos, se convierte en una de las hierbas más codiciadas de la provincia. Este arbusto es famoso por sus diferentes propiedades. Es aromática, medicinal y además tiene sus usos en el mundo de la gastronomía. Se usa como relajante, para artículos de belleza y perfumería. ¿Querés más? Para la producción de miel, también.
Por eso la banda de la lavanda cordobesa no para.
Argentina, nacida en Córdoba. Investigadora en el área de lingüística. En formación constante sobre las Letras y sobre la vida, gracias a la Universidad Nacional de Córdoba. Mis experiencias en viajes me llevaron a aprender cada vez más idiomas y querer conocer diversas culturas desde adentro. Pienso en la escritura como una herramienta para transformar el mundo y volverlo un espacio justo y equilibrado.