¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónEn la tierra colorada, ser guardaparques no es una tarea para nada fácil. No es solo que hay muchísima área natural para proteger, sino que el trabajo exige valor y vocación de servicio. Los peligros son incontables y muchos vienen de la mano de aquellos que hacen de la naturaleza un negocio ilegal.
En la actualidad, el Sistema de Áreas Naturales Protegidas, dependiente del Ministerio de Ecología de Misiones, es gigantesco. Comprende más de un millón de hectáreas, distribuidas entre los 42 parques provinciales en todo el territorio provincial. Para proteger tan extensa área natural, el Gobierno provincial solo cuenta con 129 guardaparques, de los cuales 17 son mujeres. Como los sheriffs en las películas de cowboys, los guardaparques misioneros defienden solos la selva misionera.
Los guardaparques son agentes públicos formados para la administración, control, manejo y conservación de áreas naturales protegidas. Pero su trabajo consiste en hacer de todo un poco. Desempeñan tareas de educación y extensión ambiental en las áreas y en las poblaciones aledañas. También facilitan información turística, realizan asesoramiento sobre cuestiones ambientales, capacitación ambiental, prevención y efectúan combate de incendios.
Sin embargo, su rol principal es de custodiar y fiscalizar los parques provinciales y las reservas naturales. Un millón de hectáreas, divididas 129 guardaparques, resulta en 7.751 hectáreas para cada guardaparques. ¿Misión imposible?
Las tareas de un guardaparques en terreno consisten en recorridas diarias y mantenimiento general de los parques. Sin embargo, muchas veces están expuestos, arriesgando sus vidas en las guardias durante las recorridas y los operativos de fiscalización. En zonas agrestes e inhóspitas selva adentro, frente a los delitos ambientales que deben prevenir y controlar. Es una tarea de vocación y compromiso por la naturaleza. No hay horario y no se marca tarjeta.
En Misiones existen muchísimos casos de atentados contra la vida de los guardaparques. Esto es parte de un fenómeno mundial que explica cómo, para algunas mafias, la naturaleza representa un jugoso negocio. En el mundo, son asesinados alrededor de 100 guardaparques por año y, en 2004, el guardaparques misionero Daniel Kurday fue baleado por un cazador que lo dejó paralítico.
En San Pedro intentaron incendiar la vivienda del guardaparques Jorge Bondar, en un claro atentado contra su vida. Bondar fue guardaparques en el Parque Provincial Teyú Cuaré, en San Ignacio. En los últimos años fue responsable institucional de la Reserva de Biosfera Yabotí, en San Pedro. Allí se realizan controles y permanentes operativos para detener delitos ambientales relacionados a la madera ilegal, la caza furtiva y la pesca.
Desde ATE San Pedro indicaron que son numerosos los casos de violencia contra los trabajadores de las Áreas Protegidas. “Uno de los más graves fue el caso de Daniel Kurday. Nuevamente, segundo caso con la modalidad incendiaria contra la familia y los bienes personales. Pero además preexisten amenazas verbales de distintos tenores, los cuales son más frecuentes aún”, explicaron.
Fecha de Publicación: 17/06/2020
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