El dique Cabra Corral se abre entre los cerros salteños. Allí, por lo general, los fines de semana cientos de personas van a buscar un relax entre el agua y las montañas que lo rodean. Pero desde hace más de un mes los salteños no pueden ir a visitar este sitio maravilloso: el coronavirus impuso el aislamiento obligatorio y el dique quedo libre de humanos y de contaminación.
Durante este más de un mes sin visitas en sus aguas, el dique y la naturaleza se encargaron de recobrar fuerzas. Se empezaron a ver cambios rápidamente y especies que hace mucho no se veían se animaron a acercarse.
Los pobladores que viven en las inmediaciones del Cabra Corral indicaron que, dado que no hay embarcaciones dando vueltas, el estado del espejo del agua mejoró notablemente. También las especies que se esconden cuando hay muchas personas salieron y ahora abundan. Se pueden observar aves silvestres, peces y tortugas; incluso zorros o animales que, dada la tranquilidad y la quietud, se animan a salir para zonas más pobladas.
Revalorizar nuestros espacios
El color del agua, ahora más transparente, invita a una reflexión y es sobre el cuidado que los argentinos les debemos a nuestras reliquias naturales. Esta situación límite que nos obligó a quedarnos en casa y a no ir a diques, playas, montañas y ríos nos viene a decir que tenemos que cuidar y revalorizar esos espacios de los que nos gusta tanto disfrutar.
Porque depende de nosotros: de no tirar basura, de seguir las indicaciones de las secretarias de Medio Ambiente, de pensar que ese lugar es hábitat de tantas especies que se encuentran en peligro de extinción y amenazadas ante nuestra presencia.
Cuando todo esto pase, y los salteños vuelvan al Cabra Corral, lo encontrarán distinto, quizá mucho más lindo. Pero el dique no será el único en haber cambiado.
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El mundo llegó a él en un invierno tucumano de 1998, cree que por eso es su estación favorita. Tiene una máxima: toda historia se basa en hecho reales. Supo que quería ser periodista después de escuchar una entrevista a Pepe Mujica y lo reafirmó cuando leyó una crónica de Martín Caparrós. En 2016 empezó a estudiar Comunicación Social y en 2019 se diplomó en Fotografía Documental. Si le preguntan si el periodismo es el mejor oficio de todos, prefiere dudar. Aunque de lo que no duda es de que la fotografía y las letras son una de las opciones más lindas para conocer y entender el mundo. Amante de la naturaleza y de los paisajes que el norte argentino regala, es hincha de San Martín de Tucumán y le gusta ver documentales. Pocos lo conocen como Leopoldo, quienes son cercanos a él suelen decirle “Pety” o “Sope”, apodos en referencia a su baja estatura. Tiene una cuenta en Instagram donde publica sus fotos, y anhela que algún día se hagan libro; mientras tanto, y sobre todo, sueña.