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Ir a la secciónBuenos Aires - - Jueves 09 De Febrero
Es José Antonio Balseiro, el cordobés que dejó su marca en la historia y hasta el día de hoy resuena en el imaginario de todos los argentinos. Es el cuarto hijo de Antonio Balseiro, inmigrante español, y de Victoria Lahore, argentina de origen francés. Nació en Córdoba el 29 de marzo de 1919 y en 1933 ingresó al Colegio Nacional de Monserrat, el gran colegio que impulsa a los jóvenes a una ardua vida académica.
Con el título de bachiller, en el año 39 se inscribió en la Universidad Nacional de Córdoba, donde se egresó para luego trasladarse a La Plata y culminar su Doctorado en Ciencias Fisicomatemáticas. Fue alumno del mismísimo Ernesto Sábato, quien le enseñó con su paciencia y sabiduría la teoría cuántica y de la relatividad. Ese conocimiento sería el que impulsaría a Balseiro a convertirse en lo que fue.
En 1944 aprueba de forma sobresaliente su tesis doctoral, con las notas más altas y con un trabajo destacado. Su tesis fue dirigida por Guido Beck, físico austríaco que llegó a la Argentina como refugiado, en 1943. En 1950 Balseiro obtuvo una beca del Consejo Británico para hacer investigaciones posdoctorales en la Universidad de Mánchester, en un grupo dirigido por Leon Rosenfeld. Este honor implicaría dejar a su esposa e hija en Argentina, ya que la beca no le permitía viajar a los tres. En Manchester se dedicaría a trabajar en la universidad local en temas de física nuclear.
Por esos tiempos, entre titulaciones y condecoraciones, asiste al acto de fundación de la Asociación Física Argentina. Y comienza a ser parte de este grupo de académicos, genios y estudiosos. Esta Asociación lo eligió presidente en 1959. Así fue teniendo pasos agigantados y destacados en el mundo de la física, ya que su trayectoria implicaba grandes descubrimientos y avances.
Balseiro trabajó en el Observatorio Astronómico de Córdoba bajo la dirección del Dr. Guido Beck en temas de física teórica. También fue designado profesor interino de Trabajos de Investigación en Física en La Plata. Y uno de los hitos de su biografía fue que, en 1952, el gobierno argentino lo convoca para integrar la Comisión Investigadora del Proyecto Huemul. Y ahí comienza una etapa clave en la trayectoria del genio cordobés.
Fue llevado a cabo bajo el gobierno de Juan Domingo Perón, que en 1951 anunció por cadena nacional un nuevo proyecto en el que la isla Huemul sería sede de experimentos en los que se llevarían a cabo reacciones termonucleares. Esto fue anunciado luego de meses de trabajo secreto bajo la dirección del alemán Ronald Richter. Richter había sido recomendado por otro alemán traído a la Argentina tras la Segunda Guerra Mundial, Kurt Tank. La posibilidad de que Argentina se haga presente en desarrollo de potencias nucleares, era una realidad. Así fue que buscaron científicos alemanes que hubieran servido a la maquinaria de guerra nazi para ponerlos a trabajar en proyectos propios.
Pero el proyecto fracasó. Una cadena de malas decisiones y la sistemática corrupción hizo que el proyecto se desvaneciera. Balseiro volvió de Inglaterra y se puso a la cabeza de la comisión de expertos que viajó a la isla para analizar los hechos: El «Informe Técnico sobre la Inspección Realizada a la Isla Huemul en San Carlos de Bariloche», firmado por Balseiro y Mario Báncora afirmó la necesidad de dar de baja el proyecto.
En 1952 es designado director del Instituto de Física de la Universidad de Buenos Aires. En 1954 pasa a prestar servicios a la Comisión Nacional de la Energía Atómica, ese mismo año asiste en Bariloche al Primer Curso de Verano sobre Reactores y Física Teórica. En 1955, la CNEA lo designa para dirigir el segundo curso de verano sobre el mismo tema que se realiza en Bariloche, conjuntamente con un curso para profesores de física auspiciado por la UNESCO. Ese año también se firma el convenio entre la CNEA y la Universidad Nacional de Cuyo creando el Instituto de Física de Bariloche, bajo su dirección. Balseiro muere el 26 de marzo de 1962, unos días antes de cumplir los 43 años, por causa de una leucemia avanzada. Su capacidad, honestidad, decencia y vida dedicada en gran parte al avance de la ciencia en la Argentina hicieron que el prestigioso Instituto de Física de Bariloche que dirigiera hoy lleve su nombre.
Fecha de Publicación: 23/10/2020
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